El estreno del viernes: ‘Cómo entrenar a tu dragón 3’, adiós a la trilogía animada más emotiva
La trilogía cierra en plena forma con un final emotivo y que pone el punto final a unos personajes que han crecido con los espectadores.
22 febrero, 2019 00:58Noticias relacionadas
En el cine de animación, las secuelas parecen hechas con un único propósito: sacar dinero a las familias. Pero a veces, estas continuaciones cuentan con ingenio y alma y se convierten en hermosas continuaciones que siguen ahondando en los temas que mostraban las películas iniciales. La mejor prueba (al menos hasta que se estrene su cuarta parte) es Toy Story, que fue in crescendo hasta alcanzar una obra maestra en su emotiva tercera entrega.
También Shrek consiguió una secuela más gamberra y divertida que la primera, y hasta fue nominada al Oscar a la Mejor película de animación. En esa lista de sagas que se ven como una unidad en vez de como una estrategia comercial hay que situar la trilogía de Cómo entrenar a tu dragón, que se cierra con una tercera entrega que es el broche perfecto para una saga que ha cautivado con una historia que bebe de los cuentos clásicos y de la mitología vikinga.
Se nota que Dean DeBlois, director, guionista y alma máter del proyecto desde sus inicios, concibió la historia como una unidad, y el cierre y coda final de esta entrega lo deja claro. Igual que queda claro que no habrá una cuarta parte, al menos con estos personajes, ya que sus creadores no descartan que Dreamworks pueda hacer una ampliación del universo, pero habría que crear otra trama.
Tampoco repetirían sus creadores, y puede que ese sea el principal problema si deciden seguir explotando la máquina, ya que DeBlois ha realizado un conjunto cohesionado y con una idea muy clara dentro: hablar de la tolerancia. En un momento en el que se construyen muros, la trilogía de Cómo entrenar a tu dragón sirve como gran ejemplo para los chavales con una moraleja clara: no hay nadie diferente, y cerrar tu comunidad al extranjero sólo es un error que nos hace peores.
Además de ese mensaje central, Cómo entrenar a tu dragón ha trazado un drama familiar en el que los hijos se enfrentan a las expectativas de sus padres y a sus eternas sombras en un filme que apuesta menos por la comedia que el cine de animación tradicional. Mientras que en otras películas se busca el gag, aquí se busca la emoción, aunque no se renuncie a los secundarios cómicos y a los golpes de humor.
Otro de los aciertos de Cómo entrenar a tu dragón ha sido que ha hecho crecer a sus personajes a la vez que sus espectadores. Han pasado diez años desde la primera entrega, en la que veíamos a Hipo siendo un adolescente, y en cada entrega ha crecido los mismos años que se han tardado en crearla. Una especie de Boyhood animado que ha obligado a los animadores al reto de envejecer a sus personajes y hacerles evolucionar, y a su guionista a crear dramas propios de cada edad.
Dreamworks ha cuidado la trilogía, y ese cariño se nota en todos los aspectos. Cinco años han pasado desde la anterior entrega, y aunque podían haber metido el acelerador para aprovechar el éxito, se ha ido a un ritmo lento que destaca sobre todo en lo técnico, siendo la entrega que tiene el aspecto visual más cuidado, con un nivel de detalle espectacular que lucen en sus innumerables escenas de acción.
También en lo dramático se ha dado un paso adelante. Aunque el villano no sea especialmente original ni la trama muy brillante, sí lo es la evolución de Hipo como héroe, su crecimiento a lo largo de la saga, que culminará con una escena que hará soltarla lagrimilla a más de uno. Un cierre notable a un trilogía animada que ha seguido su propio camino en vez de parecerse a lo que la moda demandaba.