Sin presentador principal, la 91 edición de los Premios Oscar hubo de ser conducida por un variopinto elenco de actores, directores... y un chef español. Qué hacía José Andrés subido al escenario del Teatro Dolby de Los Ángeles era una cuestión que ni él mismo podía explicar. "Quién me iba a decir que iba a estar aquí. Pero bueno, así es la vida", bromeó antes del inicio de la gala, en la alfombra roja.
Temía el chef español ser desbordado por la presión y quedarse "con las palabras a medio contar", pero lo cierto es que su mensaje, conciso y clarividente, se escuchó perfectamente en la Casa Blanca, su principal objetivo. José Andrés apareció en el escenario acompañado del actor Diego Luna (Narcos México) para presentar la candidatura de Roma a Mejor Película. "Ya se puede hablar español en los Óscar (...) Ya nos abrieron las puertas y ahora no nos van a sacar", se arrancó el intérprete mexicano, hablando en español.
No utilizó José Andrés la misma lengua durante su intervención: optó por el inglés para cargar nuevamente contra la presidencia de Donald Trump, con quien ha sido muy crítico. Aprovechando la proyección al hablar en una gala de los Oscar, el cocinero se dirigió a la población "de todo el mundo" para presentar el filme de Alfonso Cuarón, que en total se llevó tres estatuillas, como una "preciosa e íntima" película que "nos recuerda los sentimientos y la compasión que todos debemos a las personas invisibles de nuestras vidas, que son los inmigrantes y las mujeres, los que hacen que la humanidad avance".
Aunque no era la primera vez que el chef se subía al escenario en una gala de los Oscar —en la pasada edición, el asturiano desplegó una bandera de Puerto Rico durante la actuación del rapero Common y Andra Day, pidiendo ayuda y recursos para un país que había sido devastado a finales de 2017 por el huracán María—, sí se le ha permitido en esta ocasión agarrar el micro para que su mensaje fuese más potente.
El chef, una figura muy conocida en Estados Unidos —ha sido incluido en dos ocasiones en la lista de las 100 personas más influyentes del mundo de la revista Time— tanto por su labor en los fogones como por su trabajo humanitario y caritativo, es un ferviente crítico de la política antiinmigración de Trump. Él se define como un inmigrante más y ha reconocido en multitud de ocasiones que sin la ayuda de los inmigrantes y de los latinos no hubiera alcanzado semejante éxito.
"A mí [esta invitación a los Oscar] me vale para seguir contando las historias que a mí me gustan: las de esas voces muchas veces anónimas", dijo en la alfombra roja a la agencia Efe. El chef, muy volcado con las víctimas de las catástrofes humanitarias, fundó en el año 2010, después del terremoto de Haití que dejó más de 300.000 muertos, la ONG World Central Kitchen con la creencia de que la comida puede ser un agente de cambio. Desde entonces, no ha cejado en su lucha contra la pobreza.
Unos minutos antes, otro protagonista español de la gala, Javier Bardem, también le había enviado un recado al presidente de EEUU, en castellano, al asegurar que "no hay fronteras ni muros que frenen el ingenio y el talento". El Hollywood más español no se ha mordido la lengua contra Trump.