El futuro del cine pasa por China. En EEUU lo tienen claro, y las superproducciones cada vez hacen más campaña e incluyen guiños al gigante asiático para que el público las apoye. En un contexto en el que la oferta cada vez está más diversificada y las plataformas como Netflix se posicionan como una alternativa a las salas, China ha sido como un oasis en el desierto. Allí, cada año se construyen más cines, cada vez va más gente, y el resultado de un filme a nivel internacional puede depender de cómo funcione allí.
Que se lo digan a Transformers, que siempre recauda más allí que en su país, o a Duncan Jones, que salvó los muebles económicos de su Warcaft por lo recaudado en China. Todavía no hay una apertura total a los filmes extranjeros. Deben pasar la censura, y se protege la industria local asegurando que sólo un número determinado de producciones se estrenan al año, pero una vez lo consiguen tienen una oportunidad de oro.
En España está costando, pero hay un director que ya se ha convertido en una apuesta segura y en todo un fenómeno allí. Se trata de Oriol Paulo, que con su último filme, Durante la tormenta, ha conseguido el bronce del top ten de las más vistas este último fin de semana consiguiendo casi diez millones de dólares -según The hollywood reporter, y quedándose a punto de superar al estreno de la semana, Dumbo. El lunes Mirage, como se llama allí, sumó casi millón y medio y su total en el país asiático ya es 11,22 millones de dólares -un dato aportado por FranSpeach, que rastrea la taquilla mundial en Twitter-, una cifra reservada a muy pocas producciones y que la ha colocado entre los diez títulos que más dinero han logrado a nivel mundial en el pasado fin de semana.
La cifra de este lunes es muy positiva y muestra que el boca a boca está siendo muy positivo. Habrá que estar atentos a su resultado el próximo fin de semana para ver si el filme continúa su paso exitoso o se hunde como suele ser habitual allí, ya que la oferta es brutal. Lo que está claro es que el filme consigue amortizar su coste de producción y se quita el mal sabor de boca que dejó su fracaso en su paso por las salas españolas, donde ni siquiera llegó a los 800.000 euros. En el resto del mundo ya se puede ver gracias a su incorporación al catálogo de Netflix.
No es el primer pelotazo que Oriol Paulo consigue en China ya que Contratiempo, su anterior obra, llegó a los 30 millones de dólares sólo en aquel país, datos de un auténtico fenómeno que nació de internet. “La película llevaba un millón de descargas ilegales antes del estreno en cines”, contaba entonces Paulo, a lo que su agente de ventas, Vicente Canales añadió que “la piratería ayudó a la venta” del filme.
Al final, Contratiempo se estrenó en 7.000 pantallas de China, y el éxito en descargas no influyó en que también fuera un fenómeno en pantalla grande, donde en la semana después del estreno aumentó más de un 25%. Todos hablaban de esa película española, de sus giros imposibles y hasta Paulo se presentó allí para realizar una campaña promocional que le llevó por las principales ciudades chinas, la misma que ha seguido con Durante la tormenta, aunque esta vez más ambiciosa: un tour por decenas de ciudades chinas, aquellas que más afluencia a las salas tienen, encuentros con el público y jornadas maratonianas de entrevistas. La meta, superar esos 30 millones de recaudación.
La venta a China se produjo esta vez antes incluso de terminar de rodarla, tal como contaba el director entonces a EL ESPAÑOL. “Son los mismos que llevaron Contratiempo. Vieron un clip de los diez primeros minutos y una escena de género puro que estaba bastante trabajada y se han ido bastante contentos. Eso sí, ya me han dicho que no me pase de las dos horas”, decía entonces, antes de confirmarse como uno de los directores preferidos del público chino, que ha acogido con los brazos abiertos una película que hubiera merecido mejor suerte en España.