Disney ha entrado en un bucle de producir clásicos en acción real. Lo hicieron con La Bella y la Bestia, Dumbo y Aladdín. Tras el éxito —principalmente económico— que están teniendo estos remakes, el 18 de julio se estrenaba una de las películas más esperadas del año: El Rey León.
Desde que se decidió que Jon Favreau sería el director de la nueva entrega se sabía que se trataba de una apuesta segura de Disney. El actor y director estadounidense consiguió una recaudación de 968 millones de dólares con el remake de El libro de la selva y no es de extrañar que la productora Walt Disney Pictures haya vuelto a confiar en él.
Sin embargo, lo más destacable de la nueva superproducción es el elenco de dobladores elegidos. Beyoncé, cantante y estrella mundial, se atreve a dar vida a Nala, mientras que Donald Glover —también conocido artísticamente como Childish Gambino— da voz a Simba. Por otra parte, una eminencia como James Earl Jones, quien ya dobló a Mufasa en 1994 y a Darth Vader en Star Wars, vuelve a interpretar al rey león. Chiwetel Ejiofor, Alfre Woodard y John Kani completan un reparto liderado por actores y actrices negros.
Ansia de poder, traición, amor... Todas las características shakespearianas siguen estando presentes en este filme dirigido por Favreau. De hecho, en una entrevista con EFE ha comentado que no solo tiene temas en común con el escritor de la Inglaterra del siglo XVI: "Fue famosamente comparada con Hamlet, pero incluso si miras a la mitología del antiguo Egipto hay una historia de Osiris, Seth y Horus que es muy similar. No significa que fuera una adaptación de eso, pero sí que trata temas universales que siguen repitiéndose en diferentes culturas en todo el mundo".
El Rey León no es una de esas películas que aporta novedades respecto a la edición de 1994. Los diálogos, las escenas y hasta la fotografía son prácticamente idénticas en un intento de homenajear al clásico que encandiló al público más joven hace 25 años. El propio director confesó que su propósito principal era contar la historia con los menores cambios posibles: "Mi esperanza es que los niños que vean esto puedan ver una película animada en 2D que no podrían ver de otra manera. Ese era el objetivo".
Así, se reproduce de forma análoga la escena en la que Simba se hace mayor —justo en el momento en el que suena la mítica canción de Hakuna Matata— o cuando la estampida de antílopes causa la muerte de Mufasa a manos de su hermano Scar: "Larga vida al Rey", pronuncia el malvado león en ambos filmes.
Por lo tanto, realmente se trata de una producción que no innova con ningún tipo de narración alternativa a la original. No obstante, eso no implica que no merezca la pena verla en la gran pantalla. La nueva película de El Rey León, pese a no aportar nada nuevo, es casi una obligación cinematográfica. Y es que, al margen de si era necesaria o no, ahora el público puede elegir con cuál de las dos ediciones disponibles quiere disfrutar de esta joya.