Que la nueva película del Joker, villano eterno de Batman, es una revolución cinematográfica es una obviedad. Da igual si a uno le gustan las películas de superhéroes o no. Todo el mundo ha quedado prendido por la genial actuación de Joaquin Phoenix —no es de extrañar que el filme haya logrado el primer León de Oro para el cine de superhéroes y esté reventando en taquilla—.
De la mano del director Todd Phillips el largometraje ahonda en el origen del villano y en todo lo sufrido hasta llegar a convertirse en el payaso de la eterna sonrisa. No es la primera vez que se deja entrever el duro pasado del Joker. En El caballero oscuro, Heath Ledger ya contaba un discurso diferente cada vez que sacaba el tema de sus tan características cicatrices. "Recordar es peligroso. El pasado me parece un lugar tan repleto de ansiedad y preocupaciones... Supongo que podríamos llamarlo pretérito imperfecto", se lee en uno de los cómics más famosos del Joker.
Si recordamos y echamos la vista atrás, existe una historia alternativa al origen del Joker. Corría el año 1988 cuando un loco británico escribió La broma asesina. Aquel excéntrico escritor se llamaba Alan Moore y hoy en día es mundialmente conocido por haber escrito V de Vendetta y Watchmen. Al igual que con la nueva película del villano, que trae sangre nueva al cine de DC Comics, y tal y como escribió el dibujante Tim Sale sobre la novela gráfica de Moore, "los autores de talento extraordinario" consiguen que "lo viejo parezca nuevo".
En esta historia, en la que aquí sí aparece Batman, el Joker está casado con una hermosa mujer embarazada. No obstante, su sueño frustrado de ser humorista y la pobreza en la que se ven sumidos le obligan a delinquir para ofrecer un futuro mejor para su mujer y futuro hijo. No cabe, como ocurre en el Joker de Joaquin Phoenix, un trastorno mental previo a la conformación total del villano.
La locura del Joker
¿Por qué nace el Joker? Es, quizá, la pregunta clave. En el cine, Arthur Fleck evoluciona de ser un hombre con una enfermedad mental a un completo demente que abandona la medicación para vengarse de un orden establecido injusto donde las clases más desfavorecidas son incesablemente ninguneadas.
Es precisamente en lo que profundiza la novela gráfica de Alan Moore. En un mundo irracional y arbitrario como este solo queda una alternativa: volverse loco. "¡Enfrentándonos al hecho ineludible de que la existencia humana es una locura, algo aleatorio y sin sentido, una de cada ocho personas termina por resquebrajarse y volverse loca! ¿Y quién puede culparlas? En un mundo tan psicótico como este cualquier otra reacción sería una locura", afirma el villano en el cómic.
En definitiva, ambas obras reflejan la crítica hacia una sociedad que desarrolla toda una población enferma que por la propia naturaleza del sistema genera monstruos —una lectura incluso frankensteiniana del mundo contemporáneo—. Hasta la novela gráfica de Moore inspira a la producción de Philips. "He confirmado que no existe diferencia entre todos los demás y yo. Basta con un mal día para que el hombre más cuerdo del mundo enloquezca. A esa diferencia está el mundo de mí. A un mal día", alega el Joker en La broma asesina. De la misma manera, opina que lo propio le sucedió a su eterno enemigo, creando un paralelismo precioso. "Tuviste un mal día y todo cambió. ¿Por qué si no ibas a disfrazarte de rata voladora? Tuviste un mal día, y te volvió tan loco como a cualquiera... ¡Pero te niegas a admitirlo! Necesitas seguir fingiendo que la vida tiene sentido, que hay algún motivo para tanta lucha".
La broma asesina finaliza con un Batman que efectivamente entiende por fin que es idéntico al Joker. Ese es el chiste. La vida es una broma. Y esa es la historia que debe leer cualquier aficionado al cine que se haya quedado con ganas de conocer más acerca de la melancólica vida del villano más logrado del género de superhéroes para comprender a la perfección el trasfondo del personaje.