Hay películas que se ven tapadas por motivos extracinematográficos. Polémicas, rumores, cotilleos de los protagonistas... La película que recomiendo hoy sufrió las consecuencias del desnudo de su actor principal. Como lo oís. Shame, el peliculón que dirigió Steve McQueen vivió condenado por el desnudo frontal de Michael Fassbender con el que abría. Desde que se presentó en Venecia sólo se hablaba del miembro de Fassbender.
Todo lo que se dijo era cierto, pero eso hizo que no se hablara de otra forma. Cuando es estrenó era la película del 'pene de Fassbander', y así quedó en el imaginario colectivo. Eso, y su atrevida propuesta en cómo trata al sexo hizo que ni siquiera el actor fuera nominado al Oscar cuando era la mejor interpretación del año, de lejos. Hasta George Clooney bromeó sobre su órgano sexual cuando le ganó el Globo de Oro. Era la coña del año.
Así que pasó desapercibido uno de los mejores retratos, hechos con precisión y bisturí, de un adicto al sexo. No es moralista, ni condescendiente, sino que remueve y hasta duele. No ofrece soluciones, pero tampoco juzga a estos personajes -atención a Carey Mulligan como su hermana-. Un filme a reivindicar y este encierro es un buen momento para verla quitándonos la venda y sin quedarnos sólo en esa escena inicial que tanto revuelo montó.