Hay gente que es insultantemente joven. Uno de ellos es Xavier Dolan, que con 31 años ha dirigido ya ocho películas. Y no ocho cualquiera, sino que con ellas ha conseguido convertirse en uno de los cineastas de culto del panorama actual y uno de los niños mimados del Festival de Cannes. No es para menos, pocas veces uno se encuentra con un talento tan potente y una mirada tan personal.
Para mí -aunque sus dos últimas obras estrenadas aquí no sean tan buenas- tiene una de las mejores películas de la última década. Se trata de Mommy, donde todas sus constantes estéticas y temáticas (esa maternidad traumática) confluyen en una película original que emociona y queda para el recuerdo.
Un filme -se puede ver en Movistar y Filmin- que especula con la posibilidad de que las madres puedan devolver a los hijos conflictivos y que bucea en las relaciones materno filiales con una apuesta estética maravillosa, un formato cuadrado que rompe en dos momentos brillantes. Uno de ellos, a ritmo del Wonderwall de Oasis es una de las escenas más hermosas del cine reciente. Este confinamiento es un buen momento para descubrir a Xavier Dolan.