Borja Cobeaga saltó a la dirección con dos comedias divertidísimas, Pagafantas y No controles, pero fue con su tercera película, Negociador, cuando tocó la gloria. Lo hizo dando un doble salto mortal hacia atrás con tirabuzón. No es una hipérbole. Hacer una comedia sobre la negociación con ETA es un acto de valentía. Y viendo el resultado de inteligencia y de talento. Negociador es una rareza en nuestro cine y una de las mejores películas de la última década.
Las conversaciones de Jesús Eguiguren y la banda terrorista sirvieron de punto de partida para fabular sobre cómo pudo haber sido aquel encuentro. Y con esos mimbres Cobeaga se sacó de la manga una comedia de las que dejan la sonrisa congelada por lo bien que consiguen diseccionar a nuestro país. Una reflexión sobre el diálogo, el lenguaje y hasta el terrorismo.
Cobeaga volvería al terrorismo, esta vez con un humor más ligero, en Fe de Etarras, otra divertida comedia que fue una de las primeras apuestas de Netflix en nuestro país, pero fue con Negociador -que se puede ver en Filmin- donde mejor ha mostrado su talento y riesgo para tratar temas que muchos consideran tabú.