Si hubiera una lista de las escenas más recordadas e influyentes de la historia del cine, la de la ducha de Psicosis estaría en los primeros puestos sin ningún tipo de duda. 60 años después de su estreno -este martes se cumplen seis décadas desde su llegada a salas de EEUU- sigue impresionando y resultando un puñetazo en la cara del espectador. Pero hay mucho más en Psicosis además de una escena que cambia la historia del cine, hay otra obra maestra de Alfred Hitchcock, que cogió una novela de segunda categoría para crear una obra maestra del género.
Sólo el podía matar a la supuesta protagonista a los 40 minutos de película, cambiar el punto de vista de todo el filme y dejar a los espectadores con los ojos del revés. Hay mucha mitología sobre Psicosis, y muchas de esas leyendas se han ido confirmando en todos estos años en los que se han escrito numerosos libros y se han hecho documentales de la obra del realizador y de esta película en concreto. Repasemos las curiosidades más celebradas de este film que optó a cuatro premios Oscar -aunque por supuesto no ganó ni uno-.
El secretismo
Hitchcock estaba obsesionado con que nadie conociera el giro final del filme, y pedía encarecidamente a los espectadores por todos los medios que no lo desvelaran a sus amigos para que disfrutaran en la sala del mismo factor sorpresa. Por ello, dicen que mandó a su asistente que comprara todos los ejemplares que quedaran en las librerías de la novela original para que nadie pudiera conocerlo de antemano. Por el mismo motivo cuentan que no dejó que los actores concedieran entrevistas promocionales para que no desvelaran demasiadas cosas de la historia, por lo que se encargó él de casi toda la promoción del filme.
El primer retrete
Psicosis fue transgresora y fue la primera película en mostrar algo tan rutinario como un retrete. Hasta entonces existía la norma de no mostrarlos nunca, y el cine no lo había hecho hasta que Hitchcock se saltó la norma a la torera y lo mostró. Encima, tras tirar de la cisterna. Se consideraba de mal gusto y su entrada en escena podía suponer un problema para la censura. Le dio igual, y de hecho fue hasta el límite mostrando un desnudo femenino y un ombligo, algo que tampoco estaba bien considerado.
La mítica escena
La escena produjo escalofríos en muchos espectadores, que se preguntaban cómo habían conseguido un sonido tan realista y una sangre tan potente en cámara. ¿El secreto? Para el sonido usaron un melón que simuló el de las puñaladas, y para la sangre se sirvieron de sirope Hershey's de chocolate.
La terrorífica casa
Uno de los elementos clave de la película es el Motel Bates y la terrorífica casa de Norman Bates desde la que se vigila todo lo que ocurre. Una construcción imponente, que se encuentra en los estudios de Universal y que tiene una inspiración pictórica clara en The House By The Railroad, el cuadro que Edward Hopper pintó en 1925 y que se encuentra en el MoMA de Nueva York.
Los trucos de Hitch
Muchas actrices manifestaron sentirse maltratadas por las tácticas del director. Tippi Hedren fue espiada durante el rodaje de Los pájaros y engañada para rodar una escena en la que se le lanzaron aves reales para grabar la escena y hasta acabó herida. Hitchcock, además, tenía un gusto por las bromas pesadas, y en esta ocasión se encargó de que colocaran el cadáver de la señora Bates en la habitación de Janet Leigh.
La inspiración real
Norman Bates tuvo una inspiración real, la del mítico asesino Ed Gein, que mató, al menos, a dos mujeres. Pero no sólo por los crímenes, sino que Hitchcock se basó en él por la relación edípica que Gein había mantenido con su madre y que hizo que tras su muerte tapiara la habitación donde ella vivió para mantenerla sellada como un sarcófago y así poder guardar todo como ella lo dejó, algo que recuerda a la ‘especial’ relación de Bates con su madre en el filme.