¿Puede alguien renunciar a su país?, ¿a sus raíces?, ¿qué significa ser Israelí?, ¿puede un país meter la violencia en la sangre de sus ciudadanos? Sobre todo eso reflexiona uno de los filmes más inclasificables de 2020. La historia de un israelí que quiere renunciar a sus raíces pero que se encuentra con que en Francia no todo es como pensaba. Visualmente imponente y capaz de tratar temas complejos sin subrayados innecesarios.