Las salas necesitan un empujón. Una película que lleve a la gente a las salas, que la gente vuelva tras los meses de parón por el coronavirus y todo empiece a rodar de nuevo. El regreso a la normalidad de los cines está siendo duro, y con EEUU sobrepasado por la pandemia y con Hollywood retrasando todos los estrenos gordos, el panorama es bastante pesimista. No queda otra que confiar en nuestro cine, en las películas españolas que arrastren a familias a las salas tradicionales y abandonen el sofá y las plataformas digitales.
Para eso hace falta títulos atractivos y estrellas que tiren, y la primera que lo va a intentar de verdad es Leo Harlem. El cómico se convirtió en un fenómeno por sus monólogos, y tras algún cameo en películas decidieron que era hora de darle un protagonista con El mejor verano de mi vida y el resultado no pudo ir mejor: una película que gracias al boca a boca y en plena época estival recaudó más de ocho millones de euros. Cifras de taquillazo.
El éxito de Leo Harlem es el triunfo de la normalidad. En un cine donde triunfan los cuerpos efébicos y la juventud es fundamental para ser una estrella, Harlem rompe con la norma. Lo vuelve a hacer en Superagente Makey -estreno este viernes-, que define como una “comedia divertidísima y super familiar” con la que la gente va “a salir del cine más alegre”. En ella da vida a un policía obsesionado con las películas de acción noventeras de Hollywood que cree en el orden por encima de todo, pero que tras una pifia se ve destinado a Estepona. Risas para toda la familia y la primera apuesta para que los cines cojan un poco de aire.
¿Cómo está llevando este estreno con las salas recién abiertas?, ¿está nervioso?
Sí, un poco nervioso, es extraño, te cambia las condiciones, pero de alguna forma hay que arrancar. Hay que empezar a activarse y empezar a trabajar, porque si no, nos come la miseria. Es raro, pero es lo que hay, pero la cualidad del ser humano es adaptarse, así que va a ser un éxito y hay que trabajar.
¿Cómo vive que se haya puesto en usted tantas expectativas para reavivar la taquilla, hay presión?
Presión… pues que quieres que te diga, es la que cada uno se quiere meter. Yo lo llevo con naturalidad. La palabra final la tiene el público. Si la película gusta se lo van a contar a la gente, va a haber run run y funcionará, pero hay que entender en el entorno en el que estamos. Yo creo que puede funcionar, y en ese sentido sí que es una pequeña responsabilidad ir en punta de lanza para abrir mercado, pero en eso estamos. Hay que arriesgar, y el que no se moja no cruza el río.
La naturalidad es un gran valor y te sitúa en un campo donde la persona que ve la película no ve a una estrella, no ve algo que se escapa de su vida, sino que ve a gente normal
Después de muchos años triunfando en escenarios como monologuista, de repente es una estrella de cine, ¿lo esperaba?
Sinceramente no. Ni lo pensaba ni tenia idea de orientarme hacia este campo. Lo que sucede es que empezaron a llamarme. Primero Santiago Segura, luego Nacho García Velilla para un papel que él creía que se adaptaba muy bien para mí en Villaviciosa de al lado… ahí fue la primera vez que trabajé unos cuantos días en una producción, y y fue un éxito, funcionó bien, gustó... y me llamaron para más cosas. Luego hice ‘la del verano’ -El mejor verano de mi vida- y también funcionó, así que te llaman para más cosas. Y así estamos. Te llaman, funciona, te vuelven a llamar, al público le gusta... pues seguimos ahí, pero todo ayuda, porque yo estoy en la radio, en el teatro, hago monólogos, hago cosas de cine, algo de televisión, y al final estar en el candelero y que te vean pues todo aporta, y todo va saliendo.
Usted no es la estrella habitual a la que el cine nos tiene acostumbrados, ¿su éxito es el triunfo de la normalidad?
Claro, es que yo creo que la naturalidad, no sólo en mí, sino en general en los personajes, aporta mucho. Aporta esa humanidad que a la gente le llega, ya sea en este ámbito más de comedia o en un drama, la naturalidad es un gran valor y te sitúa en un campo donde la persona que ve la película no ve a una estrella, no ve algo que se escapa de su vida, sino que ve a gente normal. Makey es un policía normal, un trabajador, y una persona que quiere hacer las cosas bien con su familia, y cuánta gente no firmaría eso, pues todo el mundo, y eso funciona.
Mencionaba la dimensión familiar del filme, ¿es también parte de su éxito?
Claro, es que esos contenidos familiares son contenido de éxito porque, primero se venden más entradas, porque va la familia y se venden cuatro o cinco entradas, y luego la recomiendan los padres. Por ejemplo El mejor verano de mi vida no eran sólo gags, había una historia, un punto humano, una historia de superación, de recuperación, y eso funciona muy bien.
Y cómo se ha visto rodando escenas de acción.
Pues me he visto limitado, porque uno tiene la edad que tiene y no está para grandes brincos. Menos mal que hay especialistas, pero ha sido una experiencia, porque también he tenido que dar clases para manejar el arma, saber cómo se dispara, para que no te asustes del ruido que hacen... porque hacen mucho ruido, cuidado, no sé cómo será la guerra de verdad, pero ya simulada pasas un rato malo. Ha sido una experiencia muy buena y me ha dejado claro que estoy en muy mala forma.
No me pongo metas, y al final el público manda y es el que dice si sigues o no sigues. Si ellos dicen que esto es una castaña y que no van a verlo…
¿Le gusta el cine de acción que homenajea la película?
Sí, es que esas películas que se homenajean aquí, como La jungla de cristal, Superdetective en Hollywood o Arma letal, han sido súper zambombazos gordísimos en videoclubes y en el cine, y es un tipo de películas que a mí me gusta, pero yo soy más Colombo, con mi gabardinita, mi tranquilidad, hacerme el despistado y detener por aburrimiento, como hacía Colombo que los detenía por aburrimiento.
Ahora ya se puede decir que tiene una carrera cómo actor. ¿Se pregunta qué quiere hacer o con qué director quiere trabajar?
Te digo una cosa, estoy muy contento como voy, ni me acelero ni me freno, voy a mi ritmo, voy trabajando en los proyectos que me ofrecen y sobre todo con gente que me conoce y que me ofrece confianza total. No me pongo metas, y al final el público manda y es el que dice si sigues o no sigues. Si ellos dicen que esto es una castaña y que no van a verlo… pero no tengo plan, es más fácil que escriba una película, porque también me gustaría escribirla algún día, no me importaría.
Lo de ser 'chico Almodóvar' entonces lo aparcamos de momento.
Me pilla mal... si estoy yo casi más como Almodóvar, con el pelo blanco y gordito, o más como padre de Almodóvar.