La memoria tiene, a veces, las piernas muy cortas. Los problemas que preocupan a la sociedad cambian según quieran los telediarios. Si encima esos problemas ocurren a cientos de kilómetros de distancia y a personas de otra raza parece que tienen poca posibilidad de calar. A veces la baraja se rompe, y una imagen se clava tanto en la retina del espectador que un tema se coloca en el centro del foco… por poco tiempo. Ocurrió con aquella imagen espeluznante del pequeño Aylán ahogado en la orilla de una playa de Turquía. Aquella fotografía abrió los ojos al problema de la inmigración, y durante meses todos hablamos de ello, hasta que dejó de importarnos.
También hace dos años la crisis de refugiados se puso otra vez en el ojo del huracán por el Aquarius, el barco cargado de inmigrantes al que muchos países europeos negaban su entrada en sus costas. Fue Pedro Sánchez, recién llegado al poder, quien decidió que España ofreciera su solidaridad. Una solidaridad que tardó poco en acabarse, ya que sólo un año después negaba la entrada de un barco de Proactiva Open Arms, la ONG dirigida por Óscar Camps que rescata a migrantes del mar para llevarles sanos y salvo.
Son, precisamente, Open Arms y Óscar Camps los protagonistas de Cartas Mojadas, el documental de Paula Palacios que se ha presentado en el Festival de Málaga y que ofrece una mirada poética y desoladora a una crisis que sigue más latente que nunca pero a la que los medios ya no prestan atención. Un retrato en el que se muestra cómo los países europeos toman medidas en contra de los derechos humanos, la desesperación de quien se juega su vida por escapar de la guerra, las mafias que operan en países como Siria, y la labor de ONGs como Open Arms, que dedican su vida a surcar los mares para evitar que el fondo del océano siga siendo una tumba para los inmigrantes.
Para la directora, que ha sido amadrinada en este proyecto por Isabel Coixet, es su primer trabajo cinematográfico, y con él quería “concienciar a un nivel emocional”. “Yo he hecho muchos documentales sobre el tema, más televisivos, pero desde otras perspectivas, y quería juntar en uno toda la problemática, que ha ido de mal en peor. A mí me pasa que cuanto más se menos entiendo lo que nos está pasando, no entiendo que no hagamos nada como sociedad civil, que no nos manifestemos, que no resolvamos el problema. Quería que la gente entienda más cosas, de dónde salen estas personas, qué les pasa y que viera cómo les acogemos en Europa”, cuenta a EL ESPAÑOL. Para ello cuenta con un estilo poético, leyendo las cartas de una niña muerta en el mediterráneo para que “recordemos que esto es verdad, que no es un guion de ficción, y es cuando te das cuenta de eso cuando la torta es más grande”.
El propio Camps atiende desde el Open Arms a EL ESPAÑOL para hablar de Cartas Mojadas, que para él significa una oportunidad “importante para seguir contando y llenando las redes sociales y las plataformas digitales con documentales y películas que relaten lo que de verdad ocurre para que no venza en la calle ese relato de que tenemos que protegernos de la inmigración, de que son una amenaza, que si los menas… esa forma de deshumanizar cuando el principio básico de la solidaridad es no dejar a nadie atrás, y eso incluye a las personas que migran y a los que solicitan asilo. Por eso es importante informar y documentar, para acabar con este racismo que impera, por decirlo de una forma radical, porque eso son connotaciones racistas que hacen que se diferencia a unos inmigrantes que otros, o que un partido político premie a un grupo migrante porque venga de cierto sitio o porque tengan similitudes de idioma o religión”, dice con contundencia.
El fundador y director de Proactiva Open Arms se siente decepcionado con la respuesta de Europa, que cree que no ha hecho “nada al respecto”. “Siguen llegando pateras a Malta, a Italia, al sur de España, en Grecia parece que las autoridades están tomando actividades fuera de control como abandonar a familias enteras en bote salvavidas, así que no sé qué hace Europa, en todo caso ser permisiva con los abusos en su territorio. Creo que los países que firmaron los convenios internacionales deben cumplirlos, y Europa debería amenazar a aquellos que incumplen los derechos humanos, porque lo que está pasando en Grecia y otros lugares clama al cielo. Se firman acuerdos de países europeos con países en guerra para que tomen medidas de cualquier tipo para retener a personas que quieren huir de esa misma guerra… Europa deja mucho que desear, no está haciendo nada además de permitir convenios turbios”, zanja.
La misma opinión la tiene la cineasta de Cartas Mojadas, que cree “que la Unión Europea complica más las cosas en vez de resolverlas”: “Han empoderado a los guardacostas libios pensando que es la solución y están complicando todo, como vemos en la película. Creo que la solución pasaría porque las ONGs puedan trabajar en las condiciones que trabajaban y que no las impidan hacer su trabajo, pero no hay voluntad de resolver el problema. Hay muchos países con visiones confrontadas, y esa diplomacia de despacho es más importante o puede más que la eficacia de resolverlo”.
La pandemia también ha afectado a los inmigrantes, y Camps se lamenta de que “cualquier excusa sirva para mantener esta inacción deliberada que tiene la unión europea”. “Si e eso le añadimos una pandemia global, que evidentemente sirve de excusa para establecer protocolos de seguridad más estrictos, pues no va a ayudar”, explica subrayando las malas condiciones de higiene y médicas en la que mantienen a los refugiados en los centros o en los campamentos. Algo que cree que, encima, puede beneficiar a aquellos que intenten desplegar un discurso del miedo contra el migrante.
Es lo que ha hecho la extrema derecha en toda Europa, y en nuestro país con Vox a la cabeza, que han aprovechado la pandemia para volver a señalar a los refugiados y a la inmigración, algo que no sorprende a Óscar Camps: “La extrema derecha, al carecer de programa de ningún tipo, siempre usará el miedo y cualquier cosa que genere miedo. Si el único programa que tienen es la bandera, el odio y el conflicto, pues cualquier cosa que encuentren va a ser utilizada en el mismo sentido. Intoxicar es su máxima, y seguirán haciéndolo, así que la pandemia ha servido para que hostiguen al gobierno por lo que decide, por lo que no… es lamentable que la oposición, en una situación de crisis global, no esté sumando y confunda y difunda fakes. Es ruin y rastrero, pero nos podemos esperar cualquier cosa, porque tenemos unos representantes políticos que dejan bastante que desear”.