Los cines se han enfrentado este año a la peor de las crisis imaginables. El coronavirus cerró las salas durante meses, y las medidas de seguridad han reducido aforos y obligado a los dueños a acometer inversiones para asegurar la salud de aquellos que decidan acudir. Desde que se reabrió se ha hecho hincapié en que los cines son un lugar seguro y se ha pedido a la gente que abandone la comodidad de su casa y las plataformas para regresar a la experiencia comunitaria, al acto social de ir al cine. Las primeras semanas fueron duras. Los cines no tenían películas. Los distribuidores tenían miedo y no se atrevían a estrenar sus grandes apuestas que se habían quedado guardado en un cajón.
Hizo falta un valiente, en este caso Santiago Segura, para demostrar que la gente sí tenía ganas de ir a los cines. La primera semana de Padre que no hay más que uno 2 fue un éxito. La gente llenó las salas a mitad de aforo y el filme recaudó más que la primera parte. Por si fuera poco adelantó su estreno para apoyar al sector. En el bando de los que arriesgaron están Christopher Nolan y Warner, que tenían entre manos una de las películas del año, Tenet, y que realizaron un movimiento inusual en un mundo globalizado, estrenar primero en Europa para que las salas tuvieran otro taquillazo entre manos. El resultado es mejor que el esperado y por encima de otros filmes del director.
Un taquillazo empuja a las otras películas en salas. Esta semana La boda de Rosa ha aumentado la recaudación de la anterior por el empuje de Tenet, que ha llevado a familias y grupos de amigos a las salas. Y ahora vienen las malas noticias, y llegan de la mano de Disney, la todopoderosa empresa que tras reventar las taquillas durante años ha sido la primera en abandonar el barco. Su estreno del verano, Mulán, se estrenará en nuestro país, en EEUU, y en otros territorios en su plataforma online este 4 de septiembre, dando un golpe bajo a las exhibidoras. Todos contaban con Mulán, pensaban que en agosto entre Tenet y el ‘live action’ de Disney tendrían el empuje suficiente para que todos recuperaran la confianza y el hábito de ir al cine.
Pero en Disney no quieren perder dinero. A pesar de que las salas les han dado siempre innumerables salas, ahora ellos no han devuelto el favor. En España la decisión ha sonado a traición, y desde la Federación de Exhibidores Cinematográficos de España, FECE, se emitió un duro comunicado en el que explicaban que se sentían engañados. “Si bien, desde que comenzó la crisis, desde el lado de la distribución indicaban que "estamos todos juntos en esto", los acontecimientos recientes dejan más claro que nunca que este sentimiento debe estar respaldado por acciones, no solo por palabras”, comenzaba la nota de prensa.
“En el caso concreto de Mulán, las salas de cine consideran que se ha engañado al público que esperaba poder disfrutar de la película en salas de cine, como así se ha estado publicitando desde el primer momento en que se presentó la película. Todo el sector se enfrenta a desafíos sin precedentes y por ello más que nunca, las decisiones deben tomarse con una perspectiva a largo plazo. Si desde los principales estudios de Hollywood, se obliga a los cines a esperar hasta que el sector salga de la crisis en los EEUU, será demasiado tarde para muchos cines españoles y europeos que están ya preparados para recibir los grandes estrenos”, continuaba.
Las salas de cine consideran que se ha engañado al público que esperaba poder disfrutar de la película en salas de cine, como así se ha estado publicitando desde el primer momento
También pedía compromiso para esa gente que quiere “ver nuevo contenido en pantalla grande” y explicaban que “las salas de cine consideran que es necesario el compromiso de toda la industria, especialmente de los principales estudios de Hollywood, para garantizar la salud futura de todo el sector. Al hacerlo, se asegurarán que la industria cinematográfica en general, se recupera y regresa de esta crisis más fuerte y resistente que nunca”.
Más allá del comunicado no ha habido acciones, lo que demuestra la posición de poder de Disney. Nadie se atreve a tomar acciones, las mismas que se tomaron otras veces contra Netflix, por no respetar las semanas de exclusividad que pedían las salas para poner sus filmes antes de llegar a la plataforma; o a otras distribuidoras como Universal, a la que la cadena AMC amenazó con no poner ninguna película suya (y tienen títulos como lo nuevo de James Bond o franquicias como Fast and Furious) sólo por haber estrenado la película de animación Trolls 2 directamente online.
Además de la traición a los cines este movimiento dinamita las ventanas de distribución como las conocíamos hasta ahora. Algo que muchos venían pidiendo desde hace tiempo pero que estaba claro que sólo ocurriría cuando una ‘major’ lo pidiera. Mulán se salta la sala tradicional, deja huérfanos a los cines y cambia las normas del juego, al menos de momento. Habrá que ver si el resultado de su apuesta es exitoso o si vuelve al redil. Lo que está claro es que sigue necesitando a los exhibidores para explotar las próximas películas de Marvel. El pulso acaba de comenzar.