En 2020 se produjeron más de 1.600 asesinatos en Ciudad Juárez. Una cifra que asusta cuando se lee, pero que pronto se olvida. Los crímenes ocupan titulares amarillistas, remueven un poco las conciencias occidentales y quedan en la hemeroteca. Allí, muchos se han insensibilizado. La gente de Ciudad Juárez ha aprendido a vivir con el crimen, con el miedo a que unos sicarios puedan entrar en tu casa y matarte. Las autoridades no hacen nada. El narcotráfico es un negocio demasiado jugoso y con demasiados intereses tanto en México como en EEUU.
Entre toda la marabunta, la sangre y el dolor, hay historias diferentes. Una de ellas es la que recoge Blood on our side, el cortometraje español que habla de las consecuencias del narcotráfico en la frontera mexicana y que ha producido Muzungu, una empresa española que funciona como una cooperativa y busca las historias sociales y políticas alrededor del mundo. Con este trabajo sobrecogedor, nada maniqueo y que hiela la sangre, ganaron el pasado Festival de Cine de Austin, lo que les clasifica para entrar entre los candidatos para el Oscar al Mejor cortometraje.
El premio pilló por sorpresa a su director, Rodrigo Hernández, que reconoce a este periódico que “fue una gran alegría ganar”, ya que de alguna manera “devolvemos la confianza a nuestra productora y a Al Jazeera, que apostaron por el proyecto”. Blood on our side sigue los pasos de Ana Lorena, una investigadora forense de la policía mexicana. Cómo vive el día a día rodeado de cifras de muertos escandalosas, con una precariedad de medios y en medio de una lucha política entre México y EEUU con las mismas víctimas de siempre: los de abajo. Sin subrayados, sin didactismos, el corto radiografía una sociedad obligada a vivir en medio de una espiral de violencia.
"Queríamos saber cómo era ese trabajo desde una mujer perito en una de las ciudades con más feminicidios del mundo. Cómo enfrenta su trabajo, pero también el peligro que supone su día a día", añade Hernández, que destaca otra de las claves del trabajo, cómo la violencia se ha cebado con las mujeres. Alrededor de once mueren cada día según los estudios, y el 90% de todos los casos se quedan sin resolver. En el caso de Ana Lorena, “cuatro de sus compañeros han sido asesinados estos años, por eso nos interesaba la historia personal de alguien que trabaja ahí y cómo lidia con las dificultades",
Un trabajo que pone la mirada en las instituciones públicas, en la falta de medios porque no interesa ni siquiera que resuelvan esos crímenes. "Nos era muy interesante poder tratarlo desde la perspectiva de las instituciones públicas mexicanas, que están absorbidas por el trabajo y consumidas por la impunidad y la corrupción", subraya. Esa corrupción que, por desgracia, “tiene difícil solución”.
“Es un sistema podrido desde dentro, desde el inicio de esta guerra que empezó hace más de diez años, con el presidente Felipe Calderón, que decidió empezar una guerra sinsentido, solo para legitimarse, y ahí empezó la gran cacería entre grupos por todo el país. No creo que la policía en esas zonas pueda aislarse de la corrupción, lo que creo es que hay ciertas personas en todos los cuerpos de seguridad que intentan hacer su trabajo, ya sea por una cuestión de moralidad o por evitar manchar tu nombre. Son conscientes de sus limitaciones y tampoco se arriesgan tanto porque saben que hay impunidad", opina el director.
EEUU, igual que Europa, son los grandes beneficiados de todo esto, y queríamos reflejar esto, como la sangre se queda en el lado mexicano, mientras que los beneficios caen del otro lado
El corto muestra también la doble moral. Desde fuera se culpa a México de la violencia que genera el narcotráfico, pero nadie señala al resto de eslabones: “EEUU, igual que Europa, son los grandes beneficiados de todo esto, y queríamos reflejar esto, como la sangre se queda en el lado mexicano, mientras que los beneficios y el negocio caen del otro lado. Las grandes cantidades de dinero que se lavan con el narcotráfico, los negocios que hacen no sólo los capos, sino también políticos o empresarios, eso se hace del lado de EEUU y de Europa".
"¿Por qué no se invierte más en Colombia o Bolivia para acabar con el problema? Pues porque por desgracia ellos son parte de la cadena del narcotráfico”, apunta Rodrigo Hernández, que cree que actualmente no se salva ninguna institución norteamericana: “se ve cómo desde la CIA a la DEA, pasando por la policía costera están corrompidas”, continúa.
Para el director, las soluciones empiezan “desde nuestro lado y desde la legalización de varias de estas drogas y la búsqueda de los capitales”. “Intentar comprender, y limitar, cómo son los grandes bancos y corporaciones mundiales que son quienes se están beneficiando del narcotráfico. En el caso de México es más complicado porque según un estudio del Congreso, el narcotráfico controla más del 10 por ciento de la economía real, porque han invertido en todo tipo de negocios: gasolineras, carreteras, otros negocios. Esto se pudo evitar en países como en Italia, pero la corrupción afecta más. No es una cuestión de la economía mexicana, sino de la economía mundial y eso es más difícil y limitar".
Blood on our side es hija de su productora, nacida como cooperativa y centrada en asuntos sociales y políticos, esos que cada vez escasean más en una industria dominada por las televisiones, pero Rodrigo Hernández tiene claro que “lo que nos debería llevarnos a hacer una reflexión dentro de España es si hay un interés por crea estos proyectos sociales y políticos que demuestran que funcionan fuera".