El cine español va por modas. Cuando empezó a funcionar el thriller, todas las productoras apostaron por películas de suspense. Pasó lo mismo con el terror, y con la comedia costumbrista cuando nació el fenómeno de Ocho apellidos vascos. La última moda han sido los remakes de comedias extranjeras. Las cadenas de televisión como Telecinco y Antena 3 vieron el filón en adaptar comedias que habían arrasado en otros países para intentar repetir el éxito en España.
La apuesta funcionó. Perfectos desconocidos, Si yo fuera rico, Padre no hay más que uno, o las próximas Papa o Mamá son todas versiones de filmes que triunfaron en la taquilla y que se adaptan al humor español. Casi todas ellas tienen ayuda del Ministerio de Cultura, ya que nacen en el seno de una productora potente, con directores taquilleros y con una maquinaria industrial que hace que tengan grandes puntuaciones en un sistema de puntos objetivos.
Esto ha creado una avalancha de proyectos que son remakes, y que estaban dejando fuera de las ayudas guiones originales. El nuevo borrador de la Orden de Ayudas del Insituto de la Cinematografía y de las Artes Audiovisuales (ICAA), que se publicó el pasado 29 de diciembre, establece varios cambios, y uno es intentar frenar esta homogeneización de contenido para apoyar nuevas ideas.
En el borrador, que tendrá que ser aprobado definitivamente, establece 10 puntos para la relevancia cultural y autoral del proyecto, y dentro de esa relevancia se valorará que se trate de un "Guion original o adaptación de una obra literaria española". No dice de forma explícita que se penalicen los remakes, pero sí las ideas originales o adaptaciones literarias españolas tendrán unos puntos de bonificación. Una medida que llega, además, tras la polémica por la resolución de las últimas ayudas que habían dejado fuera a autores como Paula Ortiz, Alberto Rodríguez o Fernando León de Aranoa.
Uno de los que han valorado de forma positiva esta medida es Borja Cobeaga, guionista de Negociador y presidente de DAMA (entidad de gestión especializada en contenidos audiovisuales), que acalara que la ley "no especifica que puntuen menos los remakes, pero se entiende" y que cree que esto puede provocar que "un productor elija escribir un guion original o una adaptación literaria en vez de hacer un remake, y eso es una buena noticia para el mundo del guion".
Muchos productores sólo quieren hacer remakes de películas de éxito. Los guionistas no estamos para adaptar otras películas, sino para sacar adelante nuestras ideas
Recuerda que es algo "que los guionistas llevamos reclamando bastante tiempo". "Sobre todo en el apartado de comedia, y eso lo digo también en el apartado personal como guionista y no como presidente de DAMA, es muy complicado colar idas originales, ya que muchos productores sólo quieren hacer remakes de películas de éxito. Yo entiendo que hacer una película es arriesgado, pero si los guionistas somos guionistas no es para adaptar otras películas sino para sacar adelante nuestras ideas", añade.
También destaca que no es justo que "se hable de falta de creatividad de ideas de la industria". "Eso no es verdad, no pesa la falta de creatividad, sino el pánico a fracasar en taquilla. Esos remakes son como una vacuna contra el fracaso, porque piensan que si han triunfado fuera lo harán también aquí. Pero si alguien quiere hacer un trabajo con un beneficio seguro que se dedique a otra cosa que no sea el cine, porque el cine es justamente lo contrario, un negocio volátil donde no sabes lo que va atener éxito y donde los atajos a veces funcionan y a veces no, pero no se funda una industria potente copiando a otros", zanja.