Los asesinos en serie siempre han sido muy atractivos para el cine. Hay miles de películas sobre un hombre enmascarado que mata de forma salvaje a sus víctimas mientras que un detective intenta descubrir, a la vez que el espectador, la identidad del criminal. Pero los asesinatos más divertidos, los más personales, los más irreverentes y los que han quedado marcados como ‘de culto’, son los que ocurrían en las películas italianas que dieron lugar hasta a un género propio, el ‘giallo’. Obras llenas de sangre, erotismo, crímenes, mujeres hermosas y mucho color que popularizó el maestro Dario Argento.
Un género que, además, fue siempre acusado de misógino y que, a pesar de todos sus aciertos, siempre tenía una mirada especialmente voyeur hacia sus protagonistas. Pero, los géneros, están para destrozarlos. Como decía hace poco Samantha Hudson en su provocador monólogo en los premios Feroz: “en el cine, igual que en la vida real, los géneros están desapareciendo, la vida es muy corta para vivir tan limitada. Señoras y señores y todo lo que hay en medio, para todo en la vida no hace falta encasillarse en ningún género”.
Precisamente Hudson es una de las protagonistas de ¡Corten!, el filme que ha dirigido Marc Ferrer y que se ha podido ver en el festival D’A de Barcelona. Una película que él mismo define como un “giallo marica”. Y es que el inclasificable director de Puta y Amada le da la vuelta al género italiano y lo convierte en un arma queer que destroza géneros y convenciones. Con una trama que podría salir de cualquier filme de Argento, la de un asesino que mata a las víctimas siguiendo el orden de un guion cinematográfico sobre una película sobre asesinatos, Ferrer juega, se divierte y provoca.
El propio proyecto nació con un giallo, tal y como recuerda Marc Ferrer. “Asistí a una proyección de Suspiria, con Argento. Una versión restaurada. Yo no había visto ningún giallo y me quedé fascinado y me empecé a obsesionar con el género. En dos años sólo vi giallos, slasher, terror… si no asesinaban a nadie pensaba que era una película aburrida, y desde entonces me apetecía hacer un giallo pero llevándolo a mi terreno, así que pensé que había que darle una vuelta de tuerca, y el giallo es un género misógino, donde la mujer siempre está mirada desde el punto de vista heterosexual, con un erotismo gratuito, así que pensé llevármelo al terreno de lo queer”, explica a EL ESPAÑOL.
¡Corten! es un juego desde su título, que hace referencia al doble sentido de cortar en el rodaje y de cortar con un cuchillo, “una muñeca rusa” como lo define Mar Ferrer en la que él se interpreta a sí mismo, como el director que rueda la película que ‘inspira’ los crímenes. Cine dentro de cine. Realidad y ficción. Lo que también sirve para hacer “una caricatura de mis vivencias en el mundo de cine, de mi propia experiencia y de mi forma de ver el cine que muchas veces choca con los cinéfilos”.
Parece que sólo puedes hacer una película si has estado en una escuela de cine o si has pasado tres años intentando buscar financiación. Lo importante es tener una idea y una cámara
A través de la comedia y de su estilo personal lanza dardos a los puristas del cine, con frases como que sólo si grabas en película te toman en serio, o explicando por qué en su cine hay ‘interpretaciones malas’. Una forma de explicar “lo que significa hacer cine undergroand”. “Las películas que yo hago son ya dinamitando la filosofía de hacer cine. Parece que sólo puedes hacer una película si has estado en una escuela de cine o si has pasado tres años intentando buscar financiación para levantarla, y me gusta demostrar que se puede hacer de otra manera, que lo realmente importante es tener una idea y una cámara”, cuenta.
Como en los buenos ‘giallo’, la ciudad donde se desarrollan es muy importante. Lo sabía Argento y lo sabe Marc Ferrer, que ambienta ¡Corten! en una Barcelona que, como dicen al principio y al final de la pelícila, “oculta algo”. “Es un personaje más de la película”, confirma el director que subraya la importancia que tenían Roma, Turín o cualquier lugar en las obras del director italiano. Su influencia no está solo en Italia, y su cine también respira algo de las primeras películas de Almodóvar. Imperfectas y aquí con esa crítica a los medios que podría ser la Andrea Caracortada de Kika. “Almodóvar es una influencia más inconsciente, porque es un director que me ha influido mucho y al que amo, pero sí que es verdad que está en lo visual, en los colores o incluso en esa forma de interpretar que tenían los actores de sus primeras películas”.