Dicen que Shang-Chi y la leyenda de los Diez Anillos marca una nueva era en el universo de Marvel Studios. La película es la carta de presentación de un nuevo superhéroe, Shang-Chi, que no solo destaca por ser el primero de origen asiático, sino que tiene una historia y carisma que le otorgan todas las papeletas para convertirse en uno de los favoritos del Universo Marvel desde en el momento en que se estrene este viernes 3 de septiembre en cines.
El mundo que le rodea también ayuda al flechazo, la fotografía es una de las más espectaculares con paisajes que nos trasladan tanto a la parte más tradicional de la cultura como a las grandes ciudades llenas de luces y tecnología. Un mimo por reflejar la cultura china sin caer en clichés y que además deja hueco para criticar el racismo imperante en el continente asiático, así como otras injusticias sociales que sí habíamos visto en otros filmes, como el machismo.
Shang-Chi, interpretado por el actor canadiense Simu Liu, tiene todas las papeletas para ser un supervillano más que un superhéroe porque su destino es ser el heredero del Mandarín, un poderoso líder de una organización criminal llamada los Diez Anillos. Pero el protagonista no quiere ser el chico malo y decide alejarse de ese lado malvado que representa la parte paterna.
Los Diez Anillos son un objeto mágico que otorga un inmenso poder a quien lo posee. Pero también es el nombre de la organización mafiosa, que sí que ha aparecido aunque de forma anecdótica o sin mucha presencia en el Universo de Marvel. Aunque es ahora cuando los amantes de los cómics podrán averiguar qué es en realidad, cuál es su origen, sus objetivos.
"Ni el público asiático-americano ni un público más amplio podía identificarse con el Shang-Chi de los cómics porque habían exagerado mucho su faceta exótica", señala Jonathan Schwartz, productor junto a Kevin Feige de la película dirigida por Destin Daniel Cretton. "El personaje hablaba sobre todo siguiendo la tradición de las enseñanzas Zen Koan, y no funcionaba bien. Queríamos que pareciera un personaje asiático moderno, alguien que habitaba el mundo que vemos y conocemos".
Del cómic a la pantalla
Tras el éxito de Marvel en su alianza con Disney con la Viuda Negra, la llegada de otra propuesta del universo cinematográfico de Marvel en unión con el gigante provocaba altas expectativas. La historia de Shang-Chi fue creada por Steve Englehart y Jim Starlin tras una petición de Marvel Comics de incorporar historias vinculadas a las artes marciales y el kung-fu. De ahí, que se aprecie una gran inspiración en la serie Kung fu, y en el legendario Bruce Lee. Aunque la película también recuerda a clásicos como Tigre y Dragón, donde el kung-fu también es un gran protagonista o la mítica escena en la nieve de Kill Bill y O-Ren. Ese equilibrio entre el cuerpo y la naturaleza, la fuerza (que existe más allá de Luke Skywalker).
Se nombran por primera vez en Iron Man (2008), y regresaron en Iron Man 2 (2010), donde el villano Ivan Vanko trabajó con un agente de los Diez Anillos para matar a Tony Stark. Y de nuevo en la tercera entrega de la saga vuelve a resurgir, aunque siempre sin profundizar mucho en la historia real detrás de la organización. También en Ant Man (2015), los Diez Anillos tratan de comprar la tecnología de Darren Cross para sus maléficos planes, aunque con una aparición sencillamente anecdótica.
"En 1973, Shang-Chi cobró vida gracias a los grandes fans del cine de Kung Fu que lo convirtieron en el protagonista de una historia de espionaje y espías. Este género se puso muy de moda después del estreno ese año de la película de artes marciales Operación Dragón. Ahora, más de 40 años después y viendo cómo se cuentan las historias, el personaje de Shang-Chi no encajaba bien con un público moderno. Tuvimos que pensar en cómo queríamos dar vida a ese personaje en una película del Universo Cinematográfico Marvel", dice el productor Jonathan Schwartz.
En la película, Shang-Chi vive en San Francisco, donde trabaja de aparcacoches y lleva una vida normal sin poco revuelo a excepción de sus noches de karaoke con su mejor amiga Katy. A medida que avanza la película, Shang-Chi se enfrentará a un pasado que creía haber dejado atrás para siempre y en el que está involucrada su hermana Xialing y el legado familiar.
Una nueva mirada
Para aquellos interesados en el cine asiático y toda la belleza estética que siempre lo caracteriza, este film es sorprendente, no solo por su exotismo, sino por la brillante forma de mezclar culturas y fusionarlas con el mundo de los superhéroes.
Lejos de hacer un gran spoiler, la escena de lucha en el autobús, de la cual se podía ver un adelanto en el trailer, es una de las coreografías más especiales de la cinta. Aunque todas las escenas de lucha destacan por ser visualmente hermosas y de una calidad envidiable, cargadas de simbología y efectos especiales que ayudan a no perderse ni un solo detalle del Hong Quan y Southern Fist, Taiji meditativo y Dragon Style que realiza el protagonista.
Como no podía faltar, la película también cuenta con algún que otro momento de alivio cómico, algo ya habitual en el Universo de Marvel. La que se lleva la palma es precisamente la actriz Awkwafina, que pudimos ver en The Farewell (2019) y que vuelve a lucirse en esta película con algunas de las mejores escenas cómicas.
Es precisamente su personaje, junto al de la hermana de Shang-Chi, Xialing, al que da vida la actriz Meng'er Zhang, y el de su madre Leiko Wu (Fal Chen), los que realizan una crítica feminista sobre la poca presencia de mujeres en el mundo de las artes marciales y su papel secundario en muchos aspectos de la cultura china, aprovechando esta historia para reflejar el empoderamiento y la fortaleza de la mujer.
El Mandarín
Imposible no enamorarse del enigmático villano de la cinta. Sobre todo porque está interpretado por un maravilloso Tony Leung, que desde que le vimos en Deseando amar (2020) sufrimos un flechazo instantáneo. Un elenco muy bien elegido, pero que además encarna un personaje inquietante, que atrapa por su maldad y por sus múltiples pruebas de fuerza a su propio hijo Shang-Chi. Una relación paternofilial de lo más compleja e inquietante que el espectador irá descubriendo según avance la historia.
En Iron Man 3 ya veíamos un primer Mandarín, interpretado por Ben Kingsley, pero del que se afirmó que no sería el definitivo. Sin duda, esta nueva propuesta enriquece al personaje de una forma excepcional. "Fue increíble contar no solo con Shang-Chi, sino con muchos otros rostros asiáticos que representan tanto la cultura estadounidense como la cultura china continental", comenta el director Destin Daniel Cretton. "Ver a estos jóvenes personajes asiáticos vivir sus vidas como lo hacemos mis amigos y yo vivimos era algo que nunca había visto antes".
Viaje a China
No solo se refleja la belleza del folclore chino milenario con su imaginario repleto de templos y dragones, los personajes femeninos también aportan una parte de esa esencia cultural tradicional. La tía del protagonista le enseña a comprender y trabajar su chi, que le otorga el equilibrio con el mundo. Un poco siguiendo el refrán español de "vale más maña, que fuerza".
Las artes marciales es otro de los focos de la película, algo muy rico a nivel visual y que ofrece una nueva mirada al mundo de los superhéroes que deja con ganas de más. No hace falta ser fan del cine asiático para darse cuenta de algunos referentes de los que bebe la película, ya citados.
El color rojo, que representa el fuego y es el color representativo de China por excelencia, empapa el traje del protagonista. Un símbolo de buena fortuna que tiene una gran presencia a lo largo de toda la película y que se plasma en el vestuario y en el traje que el héroe utiliza en Ta Lo. "Se creó a partir del vientre de un dragón, con la idea de que cuando el dragón muda su piel, los aldeanos lo recogen y lo guardan porque es muy valioso y resistente", explican desde la productora.
La importancia del legado familiar, que tiene un gran peso en la cultura asiática, es otro de los ejes de la película. El yin y el yang, el lado más oscuro y el lado más luminoso heredado por sus padres habitan en el protagonista, que tendrá que encontrar el equilibrio entre ambos y aceptar su identidad.
Como último apunte, en esta ocasión sí que merece la pena esperar a la escena post-créditos, ya que es un guiño que los fans del Universo Marvel disfrutarán, y mucho.