Anya Taylor-Joy: “La nostalgia es humana, pero políticamente hay que estar en el presente”
La estrella de 'Gambito de Dama' habla sobre su personaje en 'Última noche en el Soho', el thriller dirigido por Edgar Wright que, se estrena en cines el viernes, 19 de noviembre.
16 noviembre, 2021 06:03Noticias relacionadas
El debate sobre la nostalgia y sobre si cualquier tiempo pasado fue mejor no lo tenemos sólo en España. Cada país tiene su Feria, sus partidarios de romantizar el pasado, y aquellos que alertan de los peligros del triunfo nostálgico que coloniza la ficción y los discursos. Es un tema que en Reino Unido conocen bien, parte del éxito del Brexit se debe a esa idealización de los tiempos de antaño. Y precisamente de eso es de lo que quiera hablar Edgar Wright en su nuevo y original thriller, Una noche en el Soho, que llega a las salas españolas este viernes 19 de noviembre tras su paso por el Festival de Cine de Venecia.
EL ESPAÑOL pudo charlar allí con el director de filmes como Baby Driver y con sus protagonistas Matt Smith y Anya Taylor-Joy. La estrella de Gambito de Dama vuelve a demostrar su carisma y su magnetismo como una joven que quiere triunfar como cantante en el Soho londinense de los 60 sin darse cuenta de que cae en un mundo machista donde el abuso de los hombres es la tónica para las mujeres. Un filme que tiene mucho del giallo italiano, y que cuenta la historia de una joven que viaja de una localidad rural a Londres en el presente para estudiar moda. Su obsesión por el estilo sesentero se materializará en unos sueños en los que viaja en el tiempo llegando a confundir lo que es realidad y lo que no, y obsesionándose con el personaje de Taylor-Joy, que actúa como trampantojo de ella.
Para Edgar Wright este asunto es fundamental en la historia. “Obviamente en Reino Unido estamos obsesionados con la idea de que el pasado es mejor, y de hecho nos hemos ido de la Unión Europea, algo que considero un error, de hecho quedé con mi coguionista Krysty Wilson-Cairns la noche del bréxit y acabamos emborrachándonos y hablando de la peli, y creo que eso disparó la idea, porque la tesis de la película es que hay que tener cuidado con romantizar el pasado. Es que ni aunque pudieras viajar al pasado vivirías lo bueno, eso es la premisa de la película”, cuenta a este periódico.
Anya Taylor-Joy comparte la idea de su director, y cree que “es parte de la condición del ser humano pensar que el pasado es mejor, y como actor es muy divertido, es una manera de viajar en el tiempo, pero si lo miramos en términos políticos, o del medio ambiente, creo que tenemos que estar en el presente y mirar hacia el futuro”. Taylor-Joy destaca que el filme hable de asuntos importantes como este, pero sobre todo que no lo haga de una forma obvia, y que "no lo demos todo masticadito, sino que presentemos asuntos que merecen discusión y de los que hay que hablar como la violencia contra las mujeres".
Este ha sido el año de la actriz, que aunque ya había destacado en filmes como La bruja o El secreto de Marrowbone, ha visto como el éxito de la mini serie de Netflix Gambito de Dama la catapultaba a la fama. Un Globo de Oro, una nominación al Emmy, decenas de ambiciosos proyectos con los mejores directores… Para manejar semejante nueva realidad ella tiene claro cuál es la mejor herramienta, trabajar. “No paro de trabajar y creo que eso es lo mejor para mí, porque los sets, los rodajes, son mi lugar feliz, son mi casa, y para mí es el mejor lugar para tener la cabeza en su sitio”, reconoce.
Última noche en el Soho es un espectáculo visual que también es un homenaje al giallo italiano, algo que Wright confiesa: "Me encanta, sobre todo Mario Bava, o Argento, pero también hay otros directores que hicieron cosas con puntos en común como Michael Powell o incluso Antonioni, son cineastas que admiro y de alguna forma quería trasladar lo que me hicieron sentir aquellas películas". Dentro de la película, una escena que deja con la boca abierta, un baile en plano secuencia donde Matt Smith baila con Anya Taylor-Joy, que va cambiando a Thomasin McKenzie sin cortar y ojo, sin efectos especiales.
"La magia de esa escena es que todo ocurre en cámara, en una toma", nos cuenta el director que explica que no hay "pantallas verdes" y que todo fue una gran "coreografía y rodado con una steady-cam". Anya Taylor-Joy añade que todo fue un baile real pero entre muchas personas: "Entre Matt, Thomasin, pero también con los operadores de cámara y a veces también el director de fotografía, fue muy cool porque estábamos todos escondiéndonos para no salir en toma, espero que haya un ‘cómo se hizo’ porque fue muy divertido".
Como siempre en el cine de Edgar Wright, la banda sonora ha sido fundamental, tanto que en el guion ya venían apuntadas las canciones que sonarían en cada momento del filme, algo que hacía que los actores pudieran escucharlas mientras descubrían sus personajes, algo que "es genial y nunca me había pasado, porque sabías cómo iba a sonar cada escena". Un giallo londinense, con un toque pop, tremendamente divertido y con una de esas presencias de las que vamos a hablar los próximos años.