Por primera vez en la historia de los Oscar, la ceremonia de la 93.ª edición acabó con el anuncio del ganador en la categoría de actor protagonista, en lugar de terminar coronando a la mejor película del año como manda la tradición. El premio sorpresa a Anthony Hopkins, ausente en la gala mientras la viuda de Chadwick Boseman esperaba en la sala para agradecer el reconocimiento a su marido, habrá quitado para siempre las ganas a la directiva de la Academia de jugar con el sagrado orden de entrega de los premios. A pesar del momento anticlimático que vivió la audiencia el pasado abril, la identidad del mejor actor del año seguirá siendo uno de los momentos esperados de la noche. Sobre todo si Will Smith, uno de los actores más famosos del planeta en los últimos treinta años, materializa su condición de favorito.
La tercera candidatura puede ser la definitiva para el príncipe de Bel-Air. Smith ya fue nominado en el pasado por sus trabajos en Ali y En busca de la felicidad, cayendo derrotado ante Denzel Washington y Forest Whitaker. Desde la presentación de El método Williams en el Festival de Telluride las apuestas en Hollywood apuntan a que este puede ser el Oscar de una de las estrellas más taquilleras de todos los tiempos. El actor se mete en la piel de Richard Williams, el estricto y controlador padre que dirigió la carrera de dos tenistas que cambiaron el rostro del tenis moderno: Venus y Serena Williams. La debatible decisión de centrar la historia en el entrenador y no en las deportistas que hicieron historia parece haber pasado desapercibida entre la crítica de Estados Unidos.
Smith es consciente de que esta puede ser su gran oportunidad para recibir el Oscar. Aprovechando el estreno de la película, ha publicado unas explosivas memorias (Will, una de las grandes novedades editoriales españolas del mes) en el que habla de su frustrado deseo de acabar con la vida de su violento padre o su adicción al sexo, entre muchos otros temas espinosos. Aunque el decepcionante resultado comercial en taquilla de la película amenaza su condición de gran favorito, Smith seguirá siendo el rival a batir hasta que no aparezca una alternativa clara.
Rivales con un Oscar en casa
La mayoría de los aspirantes en la categoría masculina protagonista de este año ya tienen la estatuilla en su casa. Denzel Washington, vencedor en dos ocasiones y nominado en otras seis, deberá hacer frente a la manía histórica que tienen los académicos a las adaptaciones de Shakespeare. Solo Laurence Olivier se ha llevado el premio por una de sus versiones audiovisuales, gracias a Hamlet. La leyenda de Hollywood intentará desafiar a la estadística con su interpretación como Macbeth en su primera colaboración junto al matrimonio favorito de la Academia: Joel Coen y Frances McDormand.
Joaquin Phoenix, el segundo Joker de historia en llevarse el galardón, vuelve a la conversación con un personaje mucho más accesible de lo que nos tiene acostumbrados. En C'mon C'mon. Siempre adelante, de Mike Mills (Beginners), interpreta a un periodista radiofónico que se embarca en un viaje a través del país con su pequeño sobrino. La Academia prefiere históricamente a Phoenix cuanto más excesivo se pone, pero sus cuatro nominaciones previas demuestran el respeto de los votantes. Otro protegido de los votantes, Leonardo DiCaprio, opta a su séptima candidatura. Su vehículo al éxito es su primera colaboración con Adam McKay en No mires arriba, una comedia de Netflix en la que interpreta a un nervioso profesor universitario que intenta alertar al mundo de que un cometa va a destruir el planeta en poco más de seis meses.
El último ganador en liza tiene sabor español. Javier Bardem aspira a su cuarta presencia en los Oscar por su interpretación como Desi Arnaz en Being the Ricardos, la nueva película de Aaron Sorkin. Nicole Kidman es la estrella de esta dramedia que viaja detrás de las cámaras de la legendaria sitcom I love Lucy. El actor de No es país para viejos deberá hacer frente a una ola de críticas contra la producción por contratar a un actor español para dar vida a un personaje cubano. Curiosamente, Bardem recibió la primera candidatura de su carrera hace 21 años por interpretar a otro personaje del mismo país, el poeta Reinaldo Arenas.
'Being the Ricardos' ateriza en Amazon Prime Video el 21 de diciembre. 'Macbeth' se verá en Apple TV+ el 14 de enero tras un breve paso por los cines. 'El método Williams' llegará a las salas el 21 de enero. 'C'mon C'mon. Siempre adelante' todavía no tiene fecha de estreno.
Dando la nota
Los tres siguientes aspirantes tienen la música como elemento de unión. Benedict Cumberbatch, probablemente la alternativa más clara al Oscar de Will Smith, toca el banjo en El poder del perro. El actor inglés su lado más oscuro en el wéstern de Jane Campion para Netflix, en el que interpreta a un malhumorado y reprimido ranchero que hace la vida imposible a todos los que le rodean sin que nadie sepa muy bien por qué. Cumberbatch ya optó al galardón en 2013 por llevar a la pantalla la trágica vida de Alan Turing en The Imitation Game.
Andrew Garfield también aspira a su segunda candidatura después de dar vida a Jonathan Larson, el legendario dramaturgo y compositor que no llegó a ver el éxito de su obra Rent. De su nominación por el soldado que se negaba a matar en Hasta el último al hombre pasamos a un joven consumido por el paso del reloj y la presión de hacer realidad sus aspiraciones creativas en Tick, tick... Boom!. El musical, también una propuesta de Netflix, es el debut en la dirección de Lin-Manuel Miranda, el creador de Hamilton.
Otra película del mismo género, Cyrano, podría darle la primera nominación de su carrera a Peter Dinklage, el inolvidable Tyrion Lannister de Juego de tronos. El personaje de Cyrano de Bergerac ya dio un Oscar a José Ferrer y una nominación a Gerard Depardieu. Garfield y Dinklage tienen una poderosa estadística en contra: el último actor en triunfar en esta categoría con un musical fue Rex Harrison en 1964, gracias a My Fair Lady.
'Cyrano' llega a los cines el 4 de febrero. 'Tick, tick… Boom!' ya está disponible en Netflix.
Los tapados
A la Academia le gusta aprovechar la oportunidad de reconocer a los eternos secundarios que por una vez en su carrera reciben la oportunidad de brillar en un personaje protagonista. Pasó con Richard Jenkins en The Visitor, Bruce Dern en Nebraska o David Strathairn en Buenas noches, y buena suerte. Podría pasar de nuevo con Clifton Collins Jr. El actor latinoamericano interprete en Jockey a un jinete veterano que, a medida que su estado de salud se deteriora, trata de afrontar la que podría ser su última temporada como jockey. La película de Clint Bentley ha conquistado a la crítica desde su presentación en el Festival de Sundance hace casi un año.
El último aspirante del año (lo sentimos por Bradley Cooper: no parece que El calllejón de las almas perdidas vaya a ser la película que le dé finalmente el Oscar) es un niño de 11 años. Kenneth Branagh eligió a Jude Hill para interpretar su alter ego en la ficción en Belfast, la película que el director y actor ha rodado inspirada por su infancia en los tumultos de la Irlanda del Norte de finales de los años 60. La Academia tiene alergia a nominar a niños: el último en optar al premio en la categoría protagonista masculina fue Jackie Cooper, finalista con 9 años en 1931. Sin embargo, Belfast es la actual favorita en la categoría reina y todos sus compañeros de reparto serán promocionados en las categorías secundarias. El joven Jude tiene una cita con la historia.
'Belfast' se verá en cines a partir del 28 de enero. 'Jockey' no tiene fecha de estreno en España.
Apuestas en diciembre
Benedict Cumberbatch, Leonardo DiCaprio, Andrew Garfield, Will Smith, Denzel Washington