¿Conoce a Joaquín González? No se preocupe. A partir del 1 de abril le conocerán, estemos preppados o no. ¿Cuánto de verdad y cuánto de fantasía hay en este personaje? Eso es precisamente lo que se preguntaba Daniel Guzmán sobre su amigo Joaquín, porque la persona existe de verdad. Un mítico del barrio de Orcasitas al que el director de A cambio de nada y sus amigos -de Aluche- han hecho perrerías desde que eran chavales. Guzmán le considera un amigo, y lleva tres décadas fascinado por él. En su historia había mucho más que la de un jeta con encanto. Había un retrato social. Una reflexión sobre la mentira y la verdad. Sobre los límites de realidad y ficción. También un retrato de un país donde la mentira es el arma más poderosa y más valorada.
Canallas es la segunda película de un director que promete que esta es la última vez que se mete en una aventura tan complicada. Lo que cualquier director hubiera hecho al decidir contar la historia de Joaquín es contratar a un actor profesional. Muchos quisieron el papel, pero Guzmán decidió que él mismo debía interpretarse. No sólo él. Toda su familia. Era la única forma de lograr que hubiera verdad, que entendiéramos lo que él vio y una forma de explorar los límites entre realidad y ficción en una mezcla para la que se ha inspirado en el neorrealismo, en Da Sica y Fellini, como ha explicado el director en un encuentro con la prensa para hablar de la película.
“Hace siete años, nada más terminar mi primera película, un viaje largo, muy duro, pero finalmente también muy gratificante, decidí llevar a cabo mi siguiente proyecto. Una de las premisas fundamentales para ello era hacer una película totalmente diferente a la primera en cuanto a género, pero que tuviese cierta coherencia y continuidad con una línea narrativa personal. Una propuesta alejada, en la medida de lo posible, de ciertos convencionalismos y formulismos que, en ocasiones, suelen acompañar este género, en mi opinión, mayor. Para ello, entre otros aspectos narrativos, decidí apostar por cinco actores y actrices no profesionales y combinarlos con los actores profesionales”, dice el realizador. Así, a la familia protagonista se unen Luis Tosar, Luis Zahera o el propio Guzmán.
Canallas tiene los mimbres de una comedia, pero no una más. Una que mete la cámara en los barrios, esos que tan bien conoce y que tan poco retrata el cine que se produce normalmente. De la mano de Movistar+ y Universal ha logrado sacar adelante una “comedia que tiene como objetivo divertir al espectador a través del humor, pero sin dejar de lado cierto trasfondo social. Algo necesario para mí en cada historia que decido contar”. Aquí el protagonista es Joaquín González, y a su alrededor gravitan los canallas Brujo y Luismi, a los que dan vida Tosar y Guzmán. Aunque parezca mentira, mucho de lo que se ve es verdad. O una verdad ficcionada. Pero sí que es real que con sus 47 años Joaquín diga que es un empresario de éxito, que viva con su madre en el barrio de toda la vida, que su hermano sea maestro de Wing-chun o que su hija sea campeona de yo-yo.
A pesar de tener claro que Joaquín se interpretaría a sí mismo en este sainete de truhanes, le hizo 18 pruebas. En rodaje grabó más de 256 horas de metraje para luego tener que reducirlas a algo más de hora y media en un proceso que le ha llevado más de un año. Porque para Daniel Guzmán las películas no son simples productos de consumo, son retazos de su vida que entrega al público. Ahora cambio de tercio, y se quita el del centro para colocar a su amigo de toda la vida y siempre sin salir del barrio que le ha hecho tener los pies en el suelo.
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