Crítica: 'Doctor Strange en el multiverso de la locura', un espectáculo de ilusionismo emocionante y terrorífico
Sam Raimi vuelve a Marvel para dirigir una película con una esencia diferente, mucho más oscura y tenebrosa, que se estrena en cines el 6 de mayo.
3 mayo, 2022 19:12Noticias relacionadas
Después de ganarse un lugar entre las franquicias más exitosas y en las últimas páginas de los manuales de la historia del cine, el Universo Cinematográfico de Marvel continúa expandiéndose y conquistando a sus espectadores. Actualmente, la franquicia lo hace explorando su cuarta fase con su siguiente película, la esperadísima Doctor Strange en el multiverso de la locura, que se estrena en cines este viernes 6 de mayo.
Poco a poco, la franquicia de largometrajes y series de Disney ha ido cociéndose a fuego lento, superándose a sí misma y adaptándose al paso del tiempo, pero el siguiente paso que ha dado supone abrir una veda a una mayor libertad narrativa. A pesar de haber mencionado en alguna ocasión la existencia del mismo, en esta película nos adentramos de lleno en el multiverso, un lugar donde confluyen diferentes realidades alternativas a la nuestra y a las que podríamos acceder para saber qué pasaría si el destino hubiera tomado un camino distinto. De hecho, en este tema se para a reflexionar la serie de animación ¿Qué pasaría si…?, uno de los títulos indispensables para ver antes de este largometraje, junto a Dr Strange, Loki, Bruja Escarlata y Visión, y Spider-Man: No Way Home.
La existencia de este concepto eleva al infinito las opciones creativas pueden llevarse a cabo tras las cámaras, y así lo supo ver Sam Raimi, el director de esta secuela de Doctor Strange, que después de dirigir al Spider-Man de Tobey Maguire en 2002, ha sido escogido casi veinte años después para volver tras las cámaras de una película de superhéroes.
Doctor Strange en el multiverso de la locura nos sitúa en la línea temporal justo después de los eventos ocurridos en Spider-Man: No Way Home, donde veremos al poderoso hechicero interpretado por Benedict Cumberbatch viajar por el multiverso, junto a una nueva protagonista llamada América Chavez (Xochitl Gomez), que tiene el poder de abrir portales hacia el multiverso, y otros aliados a los que ya habíamos visto anteriormente como Wong (Benedict Wong). Todos ellos tratarán de encontrar la manera de detener a Wanda (Elizabeth Olsen), que ha sucumbido al oscuro poder de Bruja Escarlata. Su objetivo es alterar todas las realidades posibles para reunirse de nuevo con sus hijos.
Junto al gran elenco de protagonistas, uno de los grandes personajes de la película no aparece en pantalla, pero su presencia tras las cámaras le convierte en otro héroe, capaz de rescatar la melancolía y la atmósfera que sus seguidores más fieles recordaban de los inicios de la franquicia con el primer Hombre Araña. Se trata del director Sam Raimi, que hace de esta película una leyenda de terror como las que se cuentan con una linterna bajo la luz de la luna llena.
Desde el primer minuto que Stephen Strange aparece en pantalla, nos acordaremos del Peter Parker de Tobey Maguire, también obligado a escoger entre el bien común y salvar el Universo, o su propia felicidad y una vida tranquila con la persona a la que ama. Sin embargo, el sello personal del director se aprecia incluso más cuando aparece Wanda en pantalla y descubramos que ella también ha tenido que renunciar a sí misma y a su familia, y que el mundo que conoce es una auténtica pesadilla.
La sala del cine se vuelve cada vez más oscura y vemos cómo las sombras se apoderan de la pantalla, impregnando de oscuridad los fotogramas y las siguientes escenas para acercar a la película al género de terror. Este movimiento inundará las secuencias del negro y el rojo más intensos, pero también de una mezcla de asombro y extrañeza al espectador, que sentirá una agradable incomodidad durante el resto de la película -compensada con las referencias y cameos de otros largometrajes de Marvel-.
De esta manera, Sam Raimi firma cada una de las escenas con la esencia de sus inicios en Marvel -y con algún que otro susto y giro inesperado en el guion-, incorporando al mismo tiempo una energía renovadora que no llega a desbordarse o salirse de los límites establecidos y que cumple con su objetivo narrativo. Y, por si fuera poco, contará con la maravillosa banda sonora que envuelve al producto finalmente, un conjunto de melodías compuestas por el veterano Danny Elfman. Sus piezas musicales serán las puntadas sin hilo a la emoción y el sentimiento que transmite la película, aún más repleta si cabe de detalles y matices gracias a sus armonías.
La labor técnica y creativa que realiza Sam Raimi volviendo a sus orígenes en Marvel es todo un prodigio, pero este no podría haberse ejecutado de la misma manera sin el elenco protagonista que da vida a los personajes. A través de un Benedict Cumberbatch que despliega su habilidad y talento con un papel que le viene como anillo al dedo, encontramos la mejor manera de conocer a un personaje nuevo como America Chavez, una joven aparentemente inexperta capaz de acceder al multiverso, aunque lo haga sin pretenderlo. Su primera aparición en Marvel será uno de los grandes eventos del largometraje, y también descubriremos que ella tampoco ha tenido la opción de escoger el camino de los héroes.
Aun así, la gran interpretación de los 126 minutos que abarca el largometraje -solo por detrás en duración de Endgame- sería para Elizabeth Olsen, una actriz capaz de romper el encuadre fijado cada vez que la cámara le enfoca y aparece Wanda en el plano. La actriz se abre paso entre las tinieblas con solo dotar de fuerza su mirada, a través de la cual la vemos dejarse llevar por su lado más macabro y serpentear como puede para esquivar el incalculable dolor que siente y que no la deja avanzar ni perdonarse a sí misma. El poder de Olsen logra embrujar a cualquiera que se atreva a mirarla, derribando la cuarta pared -tanto en el sentido literal como en el figurado- y acercándose al espectador, que se remueve desde la butaca.
En este largo proceso, si juntamos en la ecuación todos estos ingredientes, Doctor Strange en el multiverso de la locura se acaba conviertiendo en la película más escalofriante de Marvel hasta la fecha. Y también en un producto realmente original y con sello propio, que logra caminar por un sendero marcado, evolucionando como mejor sabe, a través del recuerdo que aún conserva de sus orígenes y su punto de partida. En un mundo paralelo, es posible que Sam Raimi no hubiera dirigido esta película, pero como dice uno de sus personajes en un momento dado: "ha sido genial formar parte de este universo alternativo", en el que sí que lo ha hecho.
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