Ulrich Seidl ha cancelado su visita al Festival de San Sebastián 24 horas antes del primer de su última película, Sparta. El 9 de septiembre el Festival de Toronto retiraba en el último momento de su programación la première mundial del último largometraje del polémico cineasta austríaco ante las duras acusaciones hacia la producción que había lanzado la revista alemana Der Spiegel. Tras una larga investigación, el medio había denunciado que el director había ocultado deliberadamente a los actores menores y no profesionales, así como a sus familias, que su película era una historia sobre la pedofilia.
Cuando el diario Noticias de Gipuzkoa preguntó el mismo 9 de septiembre a José Luis Rebordinos si el Zinemaldia iba a seguir los pasos de sus colegas del TIFF, el director del festival se negó en rotundo. “El único que puede impedir que proyectemos una película es un juez. Si nos dice que es un delito, la retiraremos, pero no somos ni policías para investigar, ni jueces para decidir. Todos los años estamos con lo mismo”. Estas declaraciones llegan un año después de que algunas voces pusieran en duda el premio Donostia a Johnny Depp, enfrascado entonces en una desagradable batalla legal con su ex, Amber Heard.
“Me parece una película interesantísima, dentro de la película no hay nada que sea constitutivo de delito. No tengo ni idea de lo que ha ocurrido, pero me da la impresión de que cada vez que hay una película realmente incómoda, hay apriorismos y juicios morales sobre muchas cosas”, explica al mismo medio. “Solo puedo decir que su película me encanta. Yo siempre creo en el principio de presunción de inocencia, si alguien tiene pruebas de lo contrario deberá probarlo”.
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Estaba previsto que Ulrich Seidl asistiera al Festival de San Sebastián para hablar de la polémica Sparta, pero el cineasta ha decidido en el último momento que no visitará la ciudad donostiarra. “Me he dado cuenta de que mi presencia en la première podría ensombrecer la recepción de la película. Ahora es el momento de que la película hable por sí sola”, explicaba en un comunicado difundido por Filmin, distribuidora en España de la película. "Estoy muy agradecido a José Luis Rebordinos por apoyar Sparta desde el principio, a pesar de la presión mediática y de la repentina e inesperada polémica que ha suscitado. Significa mucho para mí.
Sparta es la historia de Ewald, un hombre que en su día se mudó a Rumanía. Años después y entrado ya en los 40, busca comenzar de nuevo. Deja a su novia y se muda al interior. Con la ayuda de jóvenes de la zona, transforma una escuela en ruinas en una fortaleza. Los niños disfrutan de una existencia nueva y sin preocupaciones. Pero la llama de la desconfianza no tardará en surgir entre los habitantes. Y a Ewald no le quedará otra opción que enfrentarse a una verdad que ha mantenido oculta durante mucho tiempo.
El largometraje forma un díptico con Rimini, una película inédita en España por el momento que se vio en la última edición del Festival de Berlín y que completa una reflexión de Ulrich Seidl sobre la imposibilidad de escapar del pasado y sobre el dolor de encontrarse a uno mismo.
A las acusaciones de Der Spiegel, se sumó días más tarde un nuevo escándalo por una publicación de la revista Falter. Una traductora que trabajó en la producción confesó que ella misma animaba a los encargados de buscar el casting de la película que no les revelara el argumento de la cinta. “Lo que les decíamos a las familias era que estábamos haciendo una película sobre un hombre que se muda de Austria a Rumanía, restaura una escuela y se ocupa de atender a niños rumanos”, explicó al medio.
La respuesta de Ulrich Seidl a las acusaciones de Der Spiegel
"En su última edición, la revista alemana Der Spiegel ha lanzado acusaciones muy graves en contra de mí, mi método de trabajo y mi película Sparta. En su texto, publicado el 2 de septiembre, descripciones incorrectas, rumores y acontecimientos en el rodaje de Sparta sacadas de contexto han sido transformadas en un retrato manipulado que no corresponde con los hechos. Los periodistas, sin molestarse en tener en cuenta la propia película, desacreditan mis métodos de trabajo y me atribuyen intenciones que no pueden estar más lejos de la realidad. No puedo dejar que esta difamación quede sin respuesta.
Basada en una historia real, la película sigue a Ewald, que dejó atrás Austria para irse a Rumanía muchos años atrás. Ahora, con 40 y pico de años, busca un nuevo comienzo. Deja la relación con su novia y se muda a un lugar remoto de su país. Allí, con un grupo de jóvenes de la zona, transforma una escuela arruinada en una fortaleza. Los niños disfrutan de una nueva y despreocupada existencia centrada en los deportes y en el juego. Pero Ewald se ve confrontado a una verdad que lleva tiempo reprimiendo, un hecho que ni los niños ni el resto de la gente sospecha. Por dentro, lucha en secreto contra sus instintos pedófilos.
En mi trabajo siempre he intentado ahondar en las contradicciones de nuestros pensamientos y acciones, que, al fin y al cabo, son la esencia del ser humano. Soy consciente de que mi visión del mundo como artista y mi forma de contarlo en mis últimas películas está en clara contradicción con el espíritu de la época en la que vivimos. La actualidad se rige por la simplificación y el fuera de contexto del "esto o lo otro", en lugar de un "ambos-también", que expresaría mucho mejor lo que es realmente es la experiencia humana.
Para reconocer y describir la ambivalencia resultante entre la benevolencia y el abuso, para mirar de cerca en lugar de alejarse, percibo esto como una responsabilidad crucial para mí como artista y como humano. Al contrario de lo que sugiere el artículo de Spiegel, mis películas no son el producto de la manipulación de actores, de tergiversar la película ante ellos, y mucho menos de someterles a abusos. Al contrario: sin la confianza que construimos durante las semanas y meses juntos, los largos períodos que requieren mis películas serían imposibles de realizar. Tengo el más grande de los respetos por mis actores y nunca tomaría ninguna decisión que pudiera de alguna manera poner en peligro su bienestar físico y mental.
En el caso de Sparta, el rodaje se extendió durante más de un año. Si, como asegura Spiegel, los padres hubieran tenido objeciones sobre el rodaje o sobre cómo tratamos a sus hijos, o si los niños se hubieran sentido incómodos con nosotros, no habrían seguido colaborando con nosotros tanto tiempo. Ni falta hace decir que nunca obligué a ningún niño (o a cualquiera de los actores) a hacer algo ante la cámara que no quisiera.
Los actores más jóvenes estuvieron bajo constante supervisión. Al lado del set construimos habitaciones en las que podían descansar o jugar, tal y como habíamos hecho en otras de mis películas. Cuando no estaban rodando, podían pasar tiempo allí, acompañados de profesionales.
A diferencia de lo que menciona Spiegel, también expliqué a los padres, uno a uno (con la ayuda de intérpretes), todos los elementos esenciales de la película antes del rodaje. Incluida la ambigüedad del personaje de Eward, el protagonista austríaco, y su relación con los niños. También me pregunto si los periodistas de Spiegel quieren informarse realmente. No nos pidieron ninguna copia del guion que escribimos Veronika Franz y yo –que evolucionó durante el rodaje en colaboración con los actores– y que sirvió como punto de partida de la conversación. Los periodistas ni siquiera pidieron ver la película.
Por lo tanto, su única fuente son los padres rumanos, no se han molestado en contrastar la información. ¿Acaso los padres tuvieron miedo de que la película pudiera contener escenas de sexo pedófilo? No. Ningún niño fue grabado desnudo ni en ninguna situación, pose o contexto sexual. Ninguna escena de este calibre fue en ningún caso mi intención ni fue filmada. Durante el rodaje no cruzamos en ningún momento los límites éticos y morales.
En verano de 2019, unos días después de finalizar el rodaje, visité a todos los chicos y a sus padres para agradecerles su participación en la película. Ninguno de ellos se quejó ni mostró incomodidad. Espero que Sparta, cuando la película se estrene en cines, disipe las objeciones de aquellos que ni siquiera conocen el caso".
Comunicado de Ulrich Siedl, en septiembre de 2022