Pilar Palomero solo ha necesitado dos películas para entrar en la élite del cine español. Tras ganar el Goya a la mejor película con Las niñas, una ópera prima que fue bautizada en la Berlinale, la directora zaragozana se ha estrenado en la Sección Oficial del Festival de San Sebastián con La maternal, un poderoso drama sobre un grupo de jóvenes madres que viven en los márgenes de la sociedad.
Carla (la debutante Carla Quílez) tiene 14 años y es una joven desafiante y rebelde. Vive en un viejo restaurante de carretera en las afueras de un pueblo con su joven madre soltera (Ángela Cervantes, vista en Chavalas) mientras falta a clase y pasa las horas con su amigo Efraín. Cuando una trabajadora social se da cuenta de que está embarazada de cinco meses, Carla ingresa en 'La Maternal', un centro para madres menores de edad donde comparte su día a día con otras jóvenes como ella. Juntas con sus bebés, se enfrentarán a este nuevo mundo de adultos para el que no les ha dado tiempo a prepararse.
SERIES & MÁS ha hablado con Pilar Palomero horas antes de pisar la alfombra roja del Zinemaldia para la esperada presentación de su segunda película. Los orígenes de la historia de La maternal, la mezcla de actores profesionales y debutantes y las carencias de un sistema injusto que se olvida de las mujeres más jóvenes son algunos de los temas que surgen en el debate sobre una de las películas españolas del año.
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Había mucha emoción en la rueda de prensa.
Ha sido algo muy bonito. Todavía no he visto reacciones directas a la película porque todavía no he estado en ninguno de los pases. La verdad es que estoy recibiendo mensajes muy bonitos y estoy disfrutando mucho este momento tan emocionante de estar en San Sebastián. Solo con estar en la Sección Oficial ya es impresionante. Lo bonito de toda esta experiencia también es estar viviéndolo con ellas. Es su primera peli, ninguna de ellas, quitando a Ángela Cervantes, había vivido nada parecido jamás. Estoy disfrutando con esa emoción de la primera vez y está siendo precioso. La rueda de prensa ha sido muy emotiva, muy emocionante y me alegro un montón de que ellas puedan estar viviendo esto.
Hay una especie de mito en el cine español con la segunda película. Muchas veces cuesta sacarle adelante incluso más que la primera, pero tú venías de ganar en los Goya con Las niñas. ¿Cómo fue enfrentarse a ese fantasma de la segunda película?
Creo que tuve una cosa a favor. Cuando empezamos a preparar la película, con el desarrollo del guion y la documentación, Las niñas acababa de estrenarse en Berlín y no sabíamos que acabaría teniendo una acogida tan buena aquí. Trabajé en este nuevo guion sin presión alguna. Escribí La maternal durante la pandemia, en pleno confinamiento. Luego sí que es verdad que después de los Goya y de la temporada de premios, sí que empecé a sentir esa presión de la segunda película. Es algo que existe y está ahí, pero lo que he intentado hacer es intentar hacerlo lo mejor que he sabido y que he podido, y ya está. Por mucho que pensar en cómo va a ser la película, hasta que no la haces, no sabes cómo va a salir.
¿Cuál fue el origen de La maternal?
Haberlas encontrado es un poco el origen de La maternal. Valérie Delpierre me propuso el tema de las casas residenciales para madres adolescentes como una posibilidad para escribir un guion. El tema me interesaba, pero me daba vértigo porque yo no había vivido esta experiencia ni nadie en mi entorno cercano la ha habido. Concertamos una cita con uno de estos centros, conocimos al director y a algunos educadores. Ellos me pusieron en contacto con chicas ya mayores de edad que habían sido madres con 14, 15 años, en plena adolescencia. Al conocerlas fue cuando me di cuenta de que quería hacer esta película. Me parecía que cada una de ellas tenía unas historias increíbles que son unas grandes desconocidas por la sociedad. Hasta yo tenía prejuicios antes de descubrir a las madres adolescentes que inspiraron La maternal. Conocerlas ha sido algo transformador.
La maternal, como en su momento La hija de un ladrón, rescata a esas jóvenes madres que la sociedad ha dejado de lado. Y si nos acordamos de ella, es para juzgarlas.
Totalmente, sí. No es algo que piense, es que ellas me han dicho que se sienten juzgadas y olvidadas. Cuando yo me aproximé al tema, me di cuenta de que es lo que yo había hecho también desde mi posición de privilegio como cineasta. Creo que es nuestra responsabilidad como sociedad. Al final ellas van a este centro porque ellas ya estaban anteriormente en una situación anterior de vulnerabilidad a la que además se añade el embarazo. Que suceda esto es una injusticia social. Es nuestra responsabilidad como ciudadanos dar más apoyo, que se cuide más, que se vigile más, que se den herramientas para que no suceda.
¿Qué clase de necesidades has descubierto preparando esta película?
La ayuda que hay es muy escasa. Para la película nos hemos basado más en un centro que he conocido más en profundidad y creo que hacen una gran labor, sobre todo porque la gente que trabaja allí lo hace como algo vocacional. Es a lo que dedican su vida. Solo hay dos centros como este en Barcelona y no todas las adolescentes que están viviendo un embarazo tienen la suerte, porque es una suerte, de entrar en un centro como este que retratamos.
La película toma la decisión de apartar en gran medida a los hombres del relato. ¿En qué momento decidiste que la película iba a ser una historia sobre las relaciones entre madres jóvenes e hijas?
Me vino un poco por la historia y por sus testimonios. Estamos hablando de adolescentes embarazadas y creo que eso ya lleva implícito más la experiencia femenina, no de la película, sino del tema. No fue una decisión como tal. Así es como ellas querían que se contara, pero para mí era importante que estuviera Rubén, que es uno de los educadores. En los centros hay en cada turno una educadora mujer y un educador hombre, para que el aprendizaje sea que los cuidados sean responsabilidad tanto de un hombre como de una mujer. Creo que era muy importante señalar que en La maternal estaba Rubén, porque en la vida real están los educadores.
Hay una escena muy impresionante en la película, cuando todas las madres jóvenes de La maternal comparten su historia con Carla. ¿Cómo fue preparar con ellas esta secuencia?
Para ellas es la primera vez que hacen una película. Es la primera vez que actúan, pero yo considero que han hecho un trabajo de actrices. Parten de su testimonio, sí, pero es una interpretación. Lo digo para ponerlo en valor. No ha sido tan sencillo como poner una cámara y que ellas hablaran. Ha sido un trabajo de introspección y de preparación muy intenso. Preparamos la escena con mucho respeto por parte del equipo, entre ellas también.
Lo que sentí en esa escena es que ellas tenían muchísimas ganas de contar lo que habían vivido. En un principio no iban a ir todos estos testimonios. Fue una decisión de montaje. Tenían que estar, porque nos dimos cuenta de que eran el corazón de la película. Siempre estuvo en la película, pero acabó teniendo una importancia mucho mayor. Rodar esa secuencia fue uno de los días más especiales de mi vida. Me emocioné, sobre todo por lo que ellas contaban y también por el respeto y el cariño que se vivía en el set.
La reflexión que yo he hecho después de haber vivido todo esto y de haber hecho la película, e insisto en que esto es una opinión totalmente personal, es lo importante que es la educación sexual
¿Cómo fue la búsqueda de Carla?
Trabajé con Irene Roque como directora de casting y ella un día me comentó que había visto una cuenta en Instagram de una chica de 13 o 14 años que bailaba increíble y que la había convocado para un casting. La vi y aluciné. Me llamó la atención cómo bailaba reguetón y ritmos urbanos. Me llamó la atención porque Carla es muy joven y tiene unos rasgos muy aniñados, pero cuando baila se transforma y se convierte en una mujer. Yo sentía que necesitaba eso en el personaje de Carla. Por cierto, es coincidencia que se llamaran de la misma manera.
A partir de que sucediera eso decidimos que el resto conservaran también sus nombres. Hicimos muchísimas pruebas, porque sabía que era un papel muy complicado y tenía que asegurarme de que Carla podría transitar por emociones muy complejas y muy extremas. Lo tenía que hacer, además, a una edad en la que tampoco tienes una experiencia vital a la que te puedas agarrar. En el casting me dejó alucinada y luego en el rodaje me ha impresionado todavía más.
Hay un momento muy musical muy potente protagonizado por una canción de Estopa. ¿Cómo surge esa secuencia y quién hace la versión que suena en los créditos finales?
El cover lo hace La Húngara. Cuando ya estábamos en montaje, me enteré de que La Húngara había sido madre con 14 o 15 años. Como ella también cantaba en la canción de C. Tangana que también aparece en La maternal, me pareció que invitarla a hacer una versión era una rima muy bonita. La principal razón por la que Tu calorro está en la película es porque me encanta ese tema. Me alucina, me flipa. Para mí era también una manera de conectar a estos dos personajes a los que les está costando muchísimo comunicarse. A través de la música, pueden vivir un momento de comunión.
¿Crees que es casual que sean las directores noveles las que apuestan más por actores no profesionales?
Yo lo que he buscado son las personas que consideraba adecuadas para el papel. A veces han sido actrices profesionales, como lo son Ángela, Rubén, Gala o Pepe, y otras veces ha sido gente sin experiencia previa. En el caso de Carla era lógico que esta fuera su primera experiencia con 14 años. Para los papeles de las chicas cuando me planteaba el casting no me podía imaginar que lo interpretara alguien que no fueran ellas mismas. Yo había escrito guion mientras estaba en esta fase de documentación.
En este caso no fue una decisión de querer que el casting no fuera profesional, sino que fuera la adecuada. Sí que es verdad que me gusta mucho trabajar con actores no profesionales, aunque no me gusta mucho la expresión, porque para mí el trabajo que han hecho ellas es profesional al 100%. Es algo que he trabajado mucho en los años que he vivido en Sarajevo trabajando con Bela Tarr. Esta tradición de directores haciendo este tipo de película ya viene de lejos, no creo que sea algo que estemos innovando. En mi caso no es una búsqueda deliberada. A veces en mi caso es una actriz o un actor y a veces puede ser la primera vez ante la cámara.
La película hace una referencia de pasada a la idea del aborto. ¿Cómo te planteas este tema, algo que no puedes evitar pero que tampoco puedes incluir en la película porque la historia existe gracias a esa maternidad?
El tema es que en el caso de Carla, la protagonista, se entera de que está embarazada cuando está de cinco meses. El aborto no es una posibilidad entonces. No era un elemento que pudiera estar presente en el guion, generando esa tensión. No era una película sobre el aborto ni que se plantea en ningún momento qué va a hacer esta adolescente embarazada. Ni siquiera aparece el parto en la película porque no va de eso.
En todo este proceso de documentación yo de lo que me di cuenta es que algo que ocurre mucho es que ellas se enteran de que están embarazadas cuando ya no hay una posibilidad para abortar. Ya se han superado los tres meses. En casi todas las entrevistas que hice había pasado eso. Yo quería reflejar cómo ellas se sentían respecto a esto, porque ninguna de ellas hubiera sido madre si hubiera podido elegir. No me refiero a que se arrepientan. Si hubieran podido elegir en su momento, no lo hubieran tenido tan jóvenes aunque ahora sus hijos sean lo que más quieren en el mundo. Solo podría abordar este tema de esta forma. Si no, sería otra película.
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Las buenas películas, cuando llegan en el momento adecuado, pueden abrir conversaciones. ¿Qué conversación te gustaría que generara La maternal?
Sobre todo me gustaría que emocione a la gente. Me gustaría que no se limitara a impactar únicamente a nivel intelectual o a un nivel de abrir un debate reflexivo. Hemos intentado hacer una película que sea más de emociones y sentimientos, que hable de cómo afrontar estas vivencias y de cómo nos relacionamos. Ese es mi mayor deseo.
Con la película he intentado no posicionarme en nada ni dar respuestas porque no las tengo. La reflexión que yo he hecho después de haber vivido todo esto y de haber hecho la película, e insisto en que esto es una opinión totalmente personal, es lo importante que es la educación sexual. No solo es cuestión de aprender cuáles son los métodos anticonceptivos o cómo se pueden evitar las enfermedades de transmisión sexual. También es fundamental cómo aprender a manejar nuestras emociones y nuestros sentimientos. Yo estoy totalmente a favor también de la libertad de la mujer, de la libertad de elección y del aborto. Son temas que yo creo que están ahí y que ojalá animen a un debate.
Me llamó la atención porque Carla es muy joven y tiene unos rasgos muy aniñados, pero cuando baila se transforma y se convierte en una mujer. Yo sentía que necesitaba eso en el personaje de Carla
Además de estas jóvenes mujeres que te han cambiado la forma de ver las cosas, ¿qué te llevas de La maternal?
He confirmado que me gusta hacer cine y que quiero seguir dirigiendo. Disfruto mucho dirigiendo a las actrices y me lo paso muy bien, que creo que es muy importante. He aprendido tantas cosas con cada rodaje que es como si fuera una vida pequeñita. Ojalá poder seguir haciendo películas. No se con qué historias. Estoy abierta a todos los temas, siempre y cuando pueda hacerlo desde la honestidad y poniéndole mucho cariño.