El director chino Zhang Yimou estrena este viernes, 18 de noviembre su nueva película Cliff Walkers, cuyo rodaje se paralizó varios meses a causa de la pandemia. Una situación por la que advierte que el cine "sufrirá efectos a largo plazo" y ha animado a los espectadores a "llenar de vida" las salas.
"Tengo la impresión de que, desde el inicio del COVID, los cines del mundo no han vuelto a la normalidad sino que se esfuerzan por sobrevivir en estas difíciles circunstancias. Es una situación preocupante", ha señalado.
En este sentido, ha achacado que las redes sociales y los medios de comunicación "han dado un gran golpe a las salas y no cesan de robarles espectadores", por lo que augura que los cines "tendrán que cambiar de forma para sobrevivir".
[Zhang Yimou: "El cine chino corre el riesgo de caer en el puro entretenimiento"]
La película, ambientada en la China invadida por Japón en 1931, es un 'thriller de espías', con el que Yimou espera que "ayude a que no se repita en el futuro" y apela por una amistad entre ambos países "que dure generaciones".
"Las personas son algo incautas y por ello quizás se repitan acontecimientos trágicos de la historia. Por eso todos debemos amar la paz y la belleza y tener un temperamento amable y honesto", ha apuntado.
Una de las complicaciones a las que ha tenido que hacer frente durante el rodaje, como reconoce Yimou, son las escenas de acción bajo la nieve, producida por máquina con material biodegradable. "Me gusta mucho el efecto de la nieve que cae sin cesar. Necesitábamos que los copos de nieve cooperasen con nuestras múltiples cámaras, algo extremadamente difícil. A menudo grabábamos con unas 5 u 8 cámaras al mismo tiempo en muchos planos distintos", ha confesado.
Asimismo, ha añadido que el argumento y los giros de la trama también han resultado ser difíciles, puesto que ha buscado conseguir que los espectadores se sientan atrapados por el suspense y que los giros resulten "inesperados".
"En la era de las redes sociales ya no existen secretos en la trama de una historia. Los espectadores son muy listos. Si el suspense o los giros tienen el mínimo fallo, la gente no tiene paciencia, se burlan de ti. Por tanto, con este tipo de argumento tienes que competir contra la inteligencia del espectador y poner el máximo cuidado", ha afirmado el director de cine", ha sentenciado.