Mientras esperan la llegada de su primer hijo, Helena e Iván cambian de aires y se marchan a la Tramontana para construir una nueva vida y emprender una aventura empresarial basada en el negocio de la explotación de corcho (suro en catalán). Allí descubrirán que sus diferentes puntos de vista sobre cómo vivir en la tierra emergen ponen en jaque su futuro como pareja. Así arranca Suro, la ópera prima de Mikel Gurrea, una estimulante ópera prima que el Festival de San Sebastián decidió incluir en su Sección Oficial.
La última persona que fue invitada a concursar por la Concha de Oro con su primera película fue Belén Funes, directora de La hija del ladrón. SERIES & MÁS habló en la ciudad donostiarra con su pareja protagonista: Pol López, un eterno secundario que recibe por fin una oportunidad de lucimiento con un personaje escrito casi a su medida, y Vicky Luengo, omnipresente desde el éxito de Antidisturbios y nominada por primera vez al Goya a la Mejor actriz antes de estrenar la esperada adaptación de Reina Roja, el best-seller de Juan Gómez Jurado.
Pol, tu historia con Mikel viene de lejos. ¿Cuáles fueron los orígenes de Suro para ti?
Pol López: Yo hice un cortometraje con Mikel hace 13 o 14 años. Él entonces era la pareja de una amiga mía, Isona Rigau. Ella es la directora de arte de Suro. Los tres hicimos el cortometraje y ahí empezó una relación de amistad. Pasó el tiempo. Yo vivía en Barcelona, él en Londres y nos visitábamos de vez en cuando. Un día me dijo que había escrito un guion. Al tiempo hicimos una residencia de la escuela de cine de Donosti, experimentando un montón de cosas que después fueron incorporándose a lo que ha terminado siendo Suro. Después llegó Vicky.
En los últimos tiempos has trabajado mucho, tanto en cine como en teatro. ¿Tuviste dudas sobre trabajar con un director novel, ahora que estás en el mejor momento de tu carrera?
Vicky Luengo: No conocía a Mikel, pero pensé que era de los mejores guiones que había leído en toda mi vida. Lo leí, me emocioné y empaticé mucho, lo quise hacer desde el minuto cero. De hecho, llamé a Mikel para preguntarle si me estaba ofreciendo el papel directamente. Me dijo entonces que quería que fuera a Barcelona para reunirnos con Pol. Yo pensaba que era un casting, pero él insistía en que no me preparara nada. Me leí el guion cincuenta veces. Me preparé cosas, pero al final solo hicimos unas improvisaciones. Al salir, Mikel me acompañó a coger el tren en Sants y nos pusimos a hablar de qué libros estábamos leyendo. Me recomendó uno y me dijo que me lo podía dejar. Ahí entendí que esto iba para adelante.
Así fue como le conocí. Me enganché a esta peli desde el minuto 1. Mikel tiene un talento desbordante y es un director excepcional. Creo que la gente va a alucinar con él y con todo el cine que tiene en la cabeza. Aún así, creo que es una persona que tiene su propio sello y alma, además de una manera de contar las cosas que es muy personal. Se nota desde su dirección y desde las notas que da. Ojalá le vaya muy bien y esto le sirva para que el público le conozca y pueda contar más historias así. Si le puedo seguir de cerca, perfecto. Ya le he dicho que quiero salir en todas sus pelis, aunque sea llevando un café por detrás.
Suro explora dinámicas muy interesantes a través de la pareja. Habla de los roles de género, del poder, la clase… ¿Cómo fue trabajar una historia y unos personajes que están hablando de tantas cosas a la vez?
Vicky: ¿Sabes qué pasa? Creo que lo más interesante de Suro es que cada espectador va a poner en los personajes la mirada de sus experiencias, de su cultura, de cómo ha aprendido, de cómo ha sido educado y de lo que le ha tocado vivir. Yo no tomé la decisión de que el personaje fuera de una manera concreta, ni creo que Pol lo hiciera así tampoco. Nos quisimos enfrentar con mucha sinceridad a los conflictos troncales. Cuál es el lenguaje de esta pareja, por ejemplo.
Uno no tiene por qué entender la dinámica de una pareja en particular. En este caso ellos se vinculan a través del conflicto y estos conflictos son una manera de vincularse, aunque no sé si es sana o no. Lo que construimos no fue racional. Teníamos muy claro que eran dos personas que se amaban desde lo animal y eso es lo que construimos y lo que intentamos trabajar. No era tanto poner la idea, como las entrañas.
No conocía a Mikel, pero pensé que era de los mejores guiones que había leído en toda mi vida. Lo leí, me emocioné y empaticé mucho, lo quise hacer desde el minuto cero
Pol, ¿hablaste con Mikel de cómo encaja Suro en los debates contemporáneos sobre las nuevas masculinidades y el cambio de roles en la pareja?
Pol: No me planteé esta cuestión así y tampoco hablamos de estas nuevas masculinidades con Mikel. Queríamos hablar de un tipo que es respetuoso y que no quiere ponerse por encima. Lo que pasa es que acaba también emergiendo como un terrateniente. Iván tiene unos valores políticos, de cooperativismo, de respeto, de intentar no ser jerárquico, que se ponen en jaque cuando tiene que gestionar a unos trabajadores. Él quiere hacer una estructura horizontal hasta que se da cuenta de que esa estructura le gana y que va a tener que ponerse por encima en algún momento. Me gustaba que Suro hablara de estas cuestiones tan complejas y contradictorias.
Una cosa es la teoría y otra cosa es la práctica. Esa es otra de las ideas que explora la película.
Vicky: Creo que es justo así. A veces pienso, “si a mí me pasara algo, lo resolvería así”, pero cuando luego te pasa, todo cambia. Tenemos tanto miedo a no ser queridos que no se puede juzgar. Por eso creo que es una peli a la que cada espectador le pondrá su propia interpretación, pero será la interpretación que puedas tener por tus propias experiencias, no necesariamente la que tuviera en mente Mikel. Las experiencias personales de la resolución de conflictos en las relaciones afectivas son tan complicadas, los lenguajes son tan distintos, que Suro acaba hablando de muchas cosas. Habla del sentimiento de querer pertenecer a algo, de pertenecer a una pareja, de ser amado por un entorno, de ser considerado y ser visto. Por eso me parece una maravilla. Cada uno puede poner en ella lo que quiere ver.
Vimos en el mundo post-Brexit. As bestas habla del choque entre gallegos y franceses. R.M.N. hablaba de la tensión racial en Transilvania entre alemanes, gitanos, húngaros y rumanos. En Suro también hay espacio para la cuestión racial.
Vicky: Aquí no creo que haya una radiografía del racismo en el mundo rural. Habla más del racismo en general, lo mostramos desde ese entorno porque es donde está pasando la película. Hemos crecido con eso, al igual que nos han educado en el machismo. Me gusta también que Suro hable del peligro que tiene el discurso del odio, de lo rápido que se prende la mecha de la intolerancia. “Este es el malo”. “Este es el que hay que echar”. Es algo que pasa constantemente y se le puede contagiar a cualquiera.