En octubre de 2017, Jodi Kantor y Meghan Twohey, dos periodistas de investigación del New York Times publicaron un artículo con el que lograron que se tambaleasen los cimientos de la industria del cine. Harvey Weinstein, fundador y jefe de la multipremiada productora Miramax, era acusado de abusos sexuales y de haber perpetrado los mismos durante décadas, tratando de comprar con dinero el silencio de las víctimas.
Dos años después, ambas publicaron el libro She Said: La investigación periodística que destapó los abusos de Harvey Weinstein e impulsó el movimiento #MeToo, donde recopilaban de forma aun más detallada cómo llevaron a cabo el exhaustivo proceso de investigación y cómo se enfrentaron -teniéndolo todo en su contra- a un sistema y una maquinaria que miraban hacia otro lado, siendo cómplices de los abusos.
Ahora llega a los cines la adaptación Al descubierto, la película basada en el libro de 2019 sobre la investigación de Kantor y Twohey. Está dirigida por Maria Schrader (Unorthodox), que de una forma pragmática describe en pantalla cómo esas 3321 palabras pasaron a convertirse en el origen del movimiento #MeToo, en el que miles, quizás millones, de mujeres se atrevieron a contar sus propias historias de acoso y agresión sexual.
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Conectar a través de la actualidad
Basándose en el libro de las ganadoras del Premio Pulitzer Jodi Kantor y Meghan Twohey, Al descubierto presenta con naturalidad el camino que las llevó a exponer a alguien como Harvey Weinstein, considerado como una eminencia y también como alguien intocable.
Para poder hacerlo necesitaban contar con el testimonio oficial de las víctimas, que temían a las consecuencias legales que podían traer consigo el hecho de romper su silencio años después.
De esta forma, Al descubierto se suma a otros títulos como Todos los hombres del presidente (1976), Spotlight (2015) y la más reciente Los archivos del pentágono (2017), películas que han abordado temas complejos utilizando como canal el subgénero del periodismo de investigación.
Y aunque parezca un tema plano y sin sustancia, todas consiguen elevarlo y transformarlo en una experiencia emocionante y que conecta con el espectador, en este caso a través de la brillante dirección de Schrader.
La punta del iceberg
Al descubierto arranca con la investigación en pleno 2016, hablando sin tapujos de la supuesta conducta sexual inapropiada que llevó a cabo el entonces candidato presidencial Donald Trump. Esto servirá como prólogo, que acabará conectando con el caso posterior de Bill O'Reilly.
Las que trabajan para el New York Times se dan cuenta de que estas conductas de acoso y abusos sexuales en el lugar de trabajo forman parte de un problema generalizado y pronto acaban llegando hasta la figura de Harvey Weinstein.
De una forma muy inteligente y desde la perspectiva actual -en la que el movimiento parece haberse quedado estancado-, la película ayuda a desenmarañar y observar el origen de #MeToo, centrándose en un hombre prestigioso situado en la cima y con un aspecto amigable.
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Sin embargo, una vez es nombrado en pantalla, Al descubierto escoge hablar de todas aquellas mujeres que no pudieron hacerlo porque no se les permitió. No se trata de la historia de Weinstein, sino de todas las víctimas que tuvieron que permanecer en silencio y ceder ante su abuso de poder.
El verdadero corazón de la historia son las mujeres que, como personas individuales hicieron de su unión un vínculo muy fuerte y que resultó esencial para señalar una parte de un problema que afecta a todas.
Las periodistas son en realidad una mención especial, las encargadas de dar voz a estas mujeres y de abrir la veda para todos los testimonios que llegaron después. Y a las que, por cierto, interpretan de forma espléndida Zoe Kazan y Carey Mulligan. También destaca Ashley Judd, que se interpreta a sí misma como una de las víctimas de Weinstein.
Sus voces y testimonios como arma
La dirección de Schrader también es consciente de la historia que cuenta. Las oficinas donde trabajan Kantor y Twohey son amplias y luminosas, pero cuando el guion da voz a los recuerdos extraídos de las víctimas de Weinstein, decide limitarse a recorrer los pasillos del hotel, centrándose en las consecuencias de lo ocurrido antes de mostrarlo de forma explícita para dar prioridad a la narración de las víctimas, que ya son suficientemente terroríficas.
Tampoco es necesario centrarse en una confrontación directa entre las periodistas y Weinstein, porque al final, es solo es una parte más de un problema mayor: el sistema que amparaba otros depredadores como él.
Sin embargo, al mismo tiempo, la película peca de cometer un error que no debería pasarse por alto -y que quizá puede ser la causa de que la película no haya tenido tanta repercusión como otras sobre periodismo de investigación-.
Aunque el tráiler no le mencione en ningún momento, Al descubierto está producida por Brad Pitt, un actor que colaboró de forma recurrente con Weinstein, incluso después de que sus exparejas Gwyneth Paltrow y Angelina Jolie le contasen en su momento cómo se comportaba el productor con las mujeres.
Este hecho no se menciona en el largometraje -aunque sí se haga en el libro en el que está basado-, y es cierto que, si el punto de partida era condenar a los hombres poderosos que cometen y que permiten estos abusos, el mensaje podría perder su fuerza por el hecho de que el actor sea uno de los productores principales.
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La reacción ante un mal endémico
A pesar de que no haya hecho el ruido suficiente, y dejando a un lado quién produce el largometraje y su grado de implicación en los hechos que se narran, Al descubierto no deja de ser una película con un mensaje inspirador, poderoso y necesario a día de hoy -especialmente porque el #MeToo parece haberse diluido-.
Podría incluso seguir los pasos de The Assistant, el retrato de 2020 de la cineasta australiana Kitty Green, y rellenar con datos reales las pinceladas que se daban en ella. La película funciona como adaptación del libro, plasmando de forma ingeniosa la confusión y los problemas que surgieron, los callejones sin salida, la incertidumbre, el trabajo que hubo detrás y la chispa de un movimiento conocido como el #MeToo que fue parte de toda una revolución feminista.
Sin duda alguna, Al descubierto merece más relevancia, porque recuerda el momento en el que el mundo por fin se paró a escuchar lo que las mujeres tenían que decir.