Una de las películas que llega a los cines el 13 de enero es El suplente, un largometraje dirigido por el cineasta argentino Diego Lerman que se acerca a un instituto de una zona marginal para reivindicar la importancia de acceder a una educación de calidad, especialmente en los entornos donde hay más desigualdad.
El protagonista de la historia es Lucio (Juan Minujín), un profesor de la prestigiosa Universidad de Buenos Aires al que la vida académica ya no le motiva. Por eso decide llevar su conocimiento donde pueda marcar una diferencia, como enseñando literatura en un barrio de la periferia de una zona marginal del conurbano bonaerense.
Lucio deberá apelar a todo su ingenio para sacar adelante sus clases y al mismo tiempo, cruzará todo tipo de límites morales y prejuicios sociales para intentar salvar a Dylan, su alumno favorito, que es perseguido por un grupo narco en busca de venganza.
SERIES & MÁS | EL ESPAÑOL habló con Diego Lerman sobre el papel de la educación en la sociedad y cómo se refleja esto en la película, y también sobre el rol de los docentes y cómo pueden influir en el futuro de los jóvenes.
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La enseñanza es esencial en el crecimiento
"Como alumno que he sido y como docente también que fui, siento que la enseñanza es como un intercambio único, irrepetible", comienza explicando Diego Lerman al pensar en lo que significa la educación para él.
"Hay algo que nos forma como sociedad y como seres humanos. Todos recordamos a algún profesor que nos abrió un universo, que nos cambió la vida y nos dio ese estímulo, ese aliento que necesitábamos para adquirir poco a poco algo de la confianza en nosotros mismos. Creo que la educación ahí tiene un rol central", continuó.
"A veces, la ausencia de eso es lo que lo que hace que ciertas personas sean muy inseguras, que no se puedan desarrollar correctamente o que piensen que todo lo que hacen está mal o que tengan miedo a fallar. Y otras veces esto las estimula para desarrollarse. Me parece algo esencial y que a veces está muy poco valorada".
"Quería hacer una película sobre lo que viven los alumnos, pero también sobre todos los docentes que viven la educación como una cuestión de fe, especialmente en un lugar tan extremo y donde ir día a día no es para cualquiera, donde hay muchas carencias, situaciones de violencia, de marginalidad, de angustia y a la vez donde su trabajo se vuelve esencial".
"Estas personas marcan la diferencia en estos lugares, donde también no tienen buenos sueldos y tienen muy poco apoyo institucional. Quería contar la historia de esos docentes que sí se implican y de todo lo que pueden genera".
Necesita una prioridad mayor
Diego Lerman también quiso centrarse en el hecho de que la clase política decida priorizar otros sectores a la hora de invertir el dinero del presupuesto. "Sinceramente, yo agarraría los presupuestos y vería a dónde van a parar, porque me parece que la pirámide está puesta de manera donde no se atiende lo principal. Para mí, lo principal para mí es la educación, la salud y la cultura".
"A día de hoy sabemos lo que ocurrió durante la pandemia. Ahí es cuando uno ve cómo es la estructura de la sociedad moderna, de la sociedad actual. Creo que para que haya cambios, primero debería haber una inversión en valores".
Las clases bajas también tienen derecho a la educación
"En los lugares más extremos es donde se ve de manera más descarnada todo esto y también se ve la incidencia concreta que puede tener un docente sobre un alumno o alumna, donde la vida está en juego. Aparece una idea de futuro en un lugar donde no hay futuro para todos, donde solo hay presente. Es muy fuerte", describe el cineasta sobre el contexto social en el que tiene lugar la película.
"La educación es una fe en el futuro, en formarse para adquirir herramientas para algo que va a venir después. Y para los protagonistas, la educación es un camino más lento que tiene que ver con el de creer que haya una posible salida a una situación precaria".
"La premisa de la película es justamente hacer de un profesor que viene de la clase media universitaria, que haga este pasaje, que vaya a esos márgenes, y que se dé cuenta de que sus herramientas no funcionan, que no le sirven ahí", resume Lerman. "En realidad, la escuela es un lugar de contención, y especialmente esa escuela es la última barrera antes de la marginalidad".
"Nadie se salva solo"
Una de las frases que más resuenan después de ver El suplente es "nadie se salva solo", unas palabras que pronuncia en un momento dado el personaje de Alfredo Castro, al que todos conocen como "El chileno". Según el director, esta va más allá de la educación y del acceso a la misma y está relacionada con "el bienestar personal, que no se puede entender ni disfrutar si no hay un bienestar general".
"Si no hay una red de colaboración conjunta, es muy difícil construir nada, porque la desigualdad no solo genera grandes injusticias, sino que está basada en la injusticia en sí. La distribución de la riqueza es la base y sé que está mal organizada, porque hay muchos recursos repartidos en apenas unas pocas manos. Si tenés una sociedad organizada así, es muy fácil que el individualismo oprima. Y creo que el camino para cambiarlo es hacerlo desde la educación, no hay otra".