Crítica: Brendan Fraser emerge del olvido con un viaje de redención en 'La ballena'
El actor regresa con lo nuevo de Darren Aronofsky, que adapta la obra de teatro de Samuel D. Hunter.
27 enero, 2023 17:44"En el increíble libro Moby Dick, el autor Herman Melville cuenta su propia historia y cómo fue su estancia en el mar. Lo que más me entristeció de él fue cuando leí los capítulos aburridos en los que solo había descripciones de ballenas, porque sabía que el autor solo estaba tratando de salvarnos de su triste historia, al menos por un rato".
A través de estas palabras, la vida del célebre autor quedará para siempre entrelazada con la de Charlie, el protagonista de La ballena, un profesor de universidad con obesidad severa al que da vida de forma entregada el mejor Brendan Fraser que hemos visto hasta ahora.
Antes de ser ninguneado por la industria de Hollywood, Fraser había sido uno de los actores más exitosos de la década de los noventa, conocido por sus papeles en la trilogía de La Momia y por interpretar a George de la Jungla. Sin embargo, al no recurrir a los extras durante los rodajes, el actor acabó lesionándose en muchas ocasiones y su carrera se paralizó. El hecho de volver a dar vida a un personaje se volvía cada vez más complicado y la situación llegó al límite cuando en 2018 reveló que había sido víctima de un abuso sexual.
Aunque nadie apostara por su regreso, Brendan Fraser no solo ha vuelto al mundo de la interpretación, sino que lo ha hecho a lo grande y con el mejor papel de su vida: el de Charlie en La ballena, la nueva película de Darren Aronofsky -que adapta la obra de teatro de Samuel D. Hunter-, que se estrena en cines tras presentarse en el Festival de Venecia -donde el intérprete recibió una más que merecida ovación de hasta seis minutos de duración-.
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Después de escuchar la breve charla que el protagonista les da a sus alumnos, la pantalla negra que esconde su identidad comienza a hacerse más grande, transformándose en un encuadre reducido que desde el primer momento presenta al espectador la agobiante atmósfera en la que estarán sumidos los personajes. Encajonado en el plano y sumergido en los cojines de su sofá, aparece Charlie en pantalla.
Un golpe en la puerta interrumpe lo que estaba haciendo y es ahí cuando Thomas (Ty Simpkins), un joven misionero de la iglesia New Life, pasa a ser el primer contacto del protagonista con el mundo exterior -al que apenas puede alcanzar caminando-. Esto causa un sobresalto en el protagonista, que también muestra por primera vez el crítico estado de salud en el que se encuentra.
Lo único capaz de consolarle y mantenerle a flote y con vida son las palabras escritas en el ensayo de Moby Dick -una obra con un significado creciente en el largometraje y al que hace referencia constantemente-. Esta crisis ocurre prácticamente al principio de la película, pero no será la última. Y por suerte, cuenta con la ayuda de su amiga Liz (interpretada maravillosamente por Hong Chau), ya acostumbrada a lidiar con este tipo de situaciones. Le advierte por enésima vez de que su insuficiencia cardíaca y su presión arterial altísima podrían causarle la muerte dentro de una semana.
En medio de esta tormenta y el dolor tanto físico como emocional que sufre el protagonista, aparece de la nada su hija Ellie (Sadie Sink), por la que también siente una inmensa culpa. La abandonó cuando apenas tenía ocho años, dejándola a ella y a su madre para estar con Alan, del que se enamoró cuando todavía daba clases presenciales en la facultad. Ahora, Ellie es una adolescente incomprendida y llena de ira, y solo parece capaz de sentir enfado y desdén hacia su padre. Pero cuando él se ofrece a ayudarle con sus deberes para que no vuelva a suspender, ella decide seguir viéndole.
El tiempo transcurre lentamente y desplazarse dentro de la caja de madera en la que vive Charlie es cada vez más difícil. Su caída en picado es inevitable y se vuelve más y más agobiante, logrando traspasar la pantalla con imágenes inabarcables y en ocasiones incómodamente pesadas para la vista. Obligan incluso al espectador a observarle desde la parálisis y la impotencia, sin poder hacer otra cosa que verle atiborrarse de dulces y desaparecer detrás de los montones de comida.
A través del viaje hacia el perdón y la redención, La ballena no es solo un retrato de la dura realidad que viven las personas con obesidad. De hecho, esta historia no sería tan redonda si no situase también en el mapa otros temas como la religión y su manera de oprimir a través de la culpa, la homofobia generalizada de ciertas zonas en Estados Unidos e incluso la relevancia que merecen las personas que se dedican a los cuidados.
Aunque haya sido objeto de polémica por su posible retrato estereotipado de la obesidad, también ha logrado hacer coincidir a todos en un hecho irrefutable: la sobresaliente interpretación de Brendan Fraser, porque hace de su regreso el mejor y más justo que podría haber tenido.
"El superpoder de Charlie es ver lo bueno que hay en los demás, y eso lo acerca al proceso de salvación", dijo el actor en un momento dado sobre su personaje. Aunque ese optimismo pese a todo y contra todo también podrían encajar como definición del propio Fraser, cuya esperada vuelta ha sido todo un regalo.
'La ballena' ya está disponible en las salas de cine.