Una de las escenas más impactantes de Oppenheimer incluye una línea de diálogo que no estaba escrita en el guion de Christopher Nolan. A pesar de estar basada con esmero en el libro ganador del premio Pulitzer American Prometheus: The Triumph and Tragedy of J. Robert Oppenheimer de Martin Sherwin y Kai Bird, la película dio pie a cierta improvisación, y no solo por parte del protagonista Cillian Murphy.
En un momento dado de la película, Oppenheimer (Cillian Murphy) se reúne con el secretario de Guerra de los Estados Unidos, Henry Stimson (James Remar), y con otros funcionarios del gobierno, para debatir sobre dónde lanzar las bombas atómicas en Japón.
Y mientras van surgiendo propuestas y nombres de ciudades como opciones disponibles, Stimson le dice al grupo que eviten bombardear Kyoto, porque allí es donde él y su esposa pasaron la luna de miel.
Esta frase acaba revolviendo el estómago del espectador, teniendo en cuenta lo que implica y que deja claro que Stimson prioriza sus intereses personales al impacto de la bomba. Pero resulta incluso más impactante escucharla sabiendo las repercusiones que tuvieron las bombas atómicas y que el actor improvisó estas palabras, saliéndose del guion en ese momento concreto.
Durante una entrevista con The New York Times, el propio Nolan reveló que fue Remar el que tuvo la idea de incluir esa frase en el diálogo. Oppenheimer cuenta con un elenco muy amplio y aunque el guion se narre en primera persona y desde la perspectiva de su personaje principal, el cineasta animó a sus actores secundarios a llevar a cabo su propia investigación acerca de sus personajessobre sus papeles.
Y durante ese proceso, Remar descubrió que Stimson pasó su luna de miel en Kioto.
"Hubo un momento en el que James Remar... No dejaba de hablarme sobre cómo se enteró de que Stimson y su esposa se habían ido de luna de miel a Kioto", explicaba Nolan.
"Esa fue una de las razones por las que Stimson eliminó Kioto de la lista para ser bombardeada. Le pedí que tachara la ciudad de la lista debido a su importancia cultural, pero dije: 'Solo añade eso'. Es un momento fantástico y emocionante y que logra que nadie en la sala sepa cómo reaccionar".
"Cada actor venía a la mesa con una investigación sobre cómo había sido su personaje en la vida real", recordaba Nolan. "Tenían un montón de trabajo por hacer. Tenían un gran recurso con el libro, pero luego hicieron su propia investigación, que no es algo que realmente haya podido hacer antes. Por ejemplo, en la escena en el aula con todos los científicos, pudimos improvisar la discusión. El guion está ahí, pero podían entrar y salirse de él con pasión y con conocimiento, todo basado en su propio aprendizaje".