Cuando una película hace historia, el siguiente paso puede ser complicado. Campeones llegó a las salas de cine españolas en el año 2018 y no sólo llegó a recaudar casi 20 millones de euros en taquilla, sino que además fue galardonada con hasta tres premios Goya. Todo un hito para Javier Fesser, su director, que aunque siempre ha sabido conectar con el público, con esta película batió cualquier récord imaginable y marcó un antes y un después en la historia del cine español.

Después de Campeones, la ley del audiovisual se modificó en nuestro país, obligando a introducir a las personas con discapacidad en los rodajes para poder optar a una ayuda del Ministerio de Cultura. Y tras un logro de ese calibre, el siguiente movimiento se observaría con lupa.

En parte ha sido esa la razón por la que la secuela se ha hecho de rogar. Sin embargo, la espera ha merecido la pena, porque ha hecho de Campeonex una secuela madurada y que ha sabido aprovechar estos años para elegir qué historia quería contar.

Con ella, se busca traer de vuelta al reparto de actores no profesionales que fueron descubiertos por Fesser e intentar evocar sensaciones similares a las de la primera película, que con suerte podría tener cierto éxito también. Todo un reto superado que incluso se atreve a introducir al público y los personajes en un mundo no tan conocido para todos como el de los eSports.

Es cierto que los hándicaps del primer largometraje también están muy presentes en Campeonex y que el mensaje inicial ya no sorprende ni resulta tan rompedor, pero la película es consciente de esto, y esquivará los obstáculos que se le pongan por delante, todo ello mientras presenta una nueva historia de superación personal.

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En ella, nuestro equipo de campeones abandona el baloncesto para adentrarse por error en el fascinante mundo del atletismo, de la mano de una entrenadora novata. Entre las duras exigencias de la nueva disciplina y la sorprendente capacidad de la entrenadora para atraer todo tipo de desgracias y calamidades, todo acabará saliendo del revés.

Entre todas las cualidades que destacan de Campeonex, la película ha sabido ver que la mayor virtud del filme original fue el reparto con el que contaba, y ha querido sentar los cimientos de la secuela en el mismo lugar, sabiendo incluso suplir la gran baja que supone no traer de vuelta también a Javier Gutiérrez.

El regreso de los protagonistas vuelve a ser el corazón de la película y es agradable el reencuentro con Gloria Ramos, Sergio Olmo, Jesús Lago Solís, José de Luna, Fran Fuentes, Alberto Nieto, Roberto Chinchilla, Stefan López y Jesús Vidal. De hecho, ni los veteranos ni los que lleguen de nuevas al largometraje tendrán que esforzarse mucho para volver a despertar simpatías entre el público. 

Aun así, cabe destacar el protagonismo que adquiere Brianeitor, un streamer conocido fuera del mundo del cine que, a pesar de robar cierta relevancia al resto de personajes, sirve como el enlace ideal para dar a conocer el mundo de los eSports, especialmente familiar y cercano para los espectadores más jóvenes. Su presencia en la película es un soplo de aire fresco y ayuda a demostrar que también se pueden derribar las barreras capacitistas en el mundo de los videojuegos.

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También hay que señalar los fichajes de Jelen García (Fuimos canciones) y, en especial, el de Elisa Hipólito, que desborda carisma y se lanza sin miedo a una tarea tan imponente como la de suceder a Javier Gutiérrez. Algo que supera con creces y mucho descaro, logrando que no se le eche apenas de menos a lo largo de la película.

Aunque pueda llamar la atención la falta de originalidad que sí encontrábamos en la película original, Campeonex sigue siendo un espejo fiel a la realidad de un colectivo de personas acostumbradas a ser invisibilizadas. Y un largometraje que apela a los que se rindieron a los pies de su predecesora y consigue evocar al mismo sentido del humor y al entrañable optimismo que recordábamos. 

Al igual que ocurrió antes, Campeonex la hacen los actores que participan en ella, porque como dijo el propio director "la diversidad deben interpretarla las personas que realmente la viven, porque son los que mejor la pueden contar".