Después de dejarnos personajes inolvidables como el Profesor en La casa de papel, Álvaro Morte se lanza de cabeza al género de terror -después de aquel episodio del remake de Historias para no dormir- con el estreno de Immaculate. Una película que dirige Michael Mohan y que protagoniza Sydney Sweeney (Euphoria). Y en la que interpreta a un personaje que resulta ser, digamos, menos amigable que los anteriores.
La historia arranca con Cecilia (Sydney Sweeney), una joven recién llegada de Estados Unidos, que ingresa como novicia en un convento de la remota campiña italiana. Allí será recibida por el Padre Sal Tedeschi (Álvaro Morte), que se encarga de darle la bienvenida e introducirla en las rutinas religiosas del lugar.
Sin embargo, un día descubre que está embarazada. Y lo que parecía un milagro, por conservar aún su virginidad, resulta ocultar un siniestro secreto que hará que busque salir de aquel lugar desesperadamente.
Antes del estreno de la película, que fue el 1 de mayo, SERIES & MÁS | EL ESPAÑOL tuvo la oportunidad de hablar con el actor protagonista Álvaro Morte, que cuenta cómo fue adentrarse en esta historia, si es tan divertido como parece rodar una película de terror.
También habló sobre la relación entre la simbología religiosa con el género, cómo fue trabajar con Sydney Sweeney y qué vínculo personal le une a él con el cine de terror.
Una de las cosas que se abordan en la película es la condición femenina dentro de un contexto concreto y religioso. ¿Qué papel tiene tu personaje y qué simboliza para ti en la película?
Es la figura masculina y controladora, y la que controla todo, incluso ejerciendo el control sobre el cuerpo de ella, que no es dueña ni siquiera de su propio cuerpo. La película es de rotundo entretenimiento, como habrás podido comprobar. Espero de verdad que la gente se lo pase en grande viéndola la película, pero sí que es verdad que eso estaba ahí. Y aunque la película no vaya sobre eso, sí que son matices que estaba muy bien poner sobre la mesa.
En un principio, los ritos religiosos y su simbología deberían ser como un refugio o algo que te invite a acercarte a ellos, pero al mismo tiempo los asociamos muy fácilmente con el terror. ¿Por qué crees que ocurre esto?
Esa iconografía barroca que tiene siglos de antigüedad, no digo que estuvieran hechos para generar miedo ni muchísimo menos, pero sí que es verdad que a mí... Yo recuerdo, siendo pequeño que me impresionaba muchísimo. Y creo que hay una conexión desde ese lado entre el cine de terror y la Iglesia o lo religioso en sí.
Y también, por otro lado, está el hecho del mismo concepto en sí de la fe, que es algo que no está demostrado que existe, al menos empíricamente. Eso también genera una incertidumbre que puede ser terrorífica, porque lo desconocido siempre puede dar algo de miedo, ¿no? Para mí, esas cosas que se escapan de lo empírico conectan muy bien con el mundo del cine de terror.
Aunque la película cumpla con su propósito de dar miedo, también tiene su espacio para el humor y muchos golpes irónicos que no te esperas. A veces, a través del humor, el terror también puede reflejar la realidad, aunque no sea algo que busque el realismo.
Yo creo que el cine en sí, el arte en general, pero el cine en particular, es reflejar nuestras pasiones, nuestros sentimientos y pulsiones, lo que nos mueve por dentro. Y a través de una historia de ficción, como es en este caso, podemos vernos reflejados en según qué cosas y aprender o reflexionar sobre.
Pienso que el cine en sí es un reflejo de la vida y por eso es tan importante, para que podamos aprender de las cosas que nos pasan a nosotros y a otras personas. Y el terror, dentro de ser un género de ficción y absolutamente conectado con el entretenimiento, también es un medio más para poder conectar con nosotros mismos.
¿Cómo ha sido adentrarte en uno de tus primeros proyectos del género de terror?
Hice un capítulo de Historias para no dormir que también era de terror, pero esto ha sido tremendamente divertido. Nos hemos reído muchísimo.
¿Y qué tal la experiencia de trabajar con una estrella como Sidney Sweeney?
Pues ha sido muy guay. Ella es una actriz increíble, como demuestra una vez más en la película, al menos según mi criterio. Y aparte de eso, tiene una capacidad de trabajo brutal. Esa mezcla de talento y capacidad de trabajo es... Ha sido muy guay trabajar con ella porque es súper efectiva y al mismo tiempo es súper divertida. No es la típica actriz que en un momento dado te dice 'a mí me dejas tranquila, que tengo que meterme en mis cosas', sino que charla contigo tranquilamente y de repente dicen 'acción' y nos metemos directamente en los personajes.
¿A ti te gusta el cine de terror? ¿Hay alguna película en concreto que te guste?
No lo soporto, me da miedo. Yo con 12 o 13 años vi El Exorcista y al poco tiempo vi El resplandor y dije 'vale, ya está, no necesito más'. Son dos obras maestras, por supuesto, pero yo no soy de ponerme en casa una película de terror y de echar un buen rato viéndola. No, yo no soy de esos. Pero sí que es verdad que valoro mucho el arte que tiene que tener un director, la mano que tiene que tener para provocar terror de verdad, lo veo muy, muy valorable.
Tu personaje es como la persona que más en la que se refugia Cecilia, es quien la acoge en un sitio que no conoce, donde no domina el idioma... Y luego se transforma en otra persona radicalmente diferente. ¿Cómo ha sido trabajar esa dualidad?
Bueno, a mí es lo que me interesa es un personaje que pueda tener varias capas que trabajar, varias facetas. Si hubiera sido todo el rato igual me hubiera parecido un personaje demasiado plano. Él arranca en la película diciendo que empezó a estudiar biología y que luego encontró el camino de la fe y eso ya te da muchos matices entre dos mundos tan sumamente opuestos.
Y, al final, la diferencia de poder trabajar en el cine o trabajar en una serie hoy por hoy es que en una serie normalmente no sueles tener todos los capítulos, tienes lo que está en el arranque de la serie y luego a ver qué va pasando. Con una película sí que tienes todo el arco del personaje y ahí sí que te permite trabajar más en él. Son maneras de trabajar.
No es que una sea más profunda, pero sí que tienes más previsión a la hora de poder decir 'vale, pues aquí tengo que mostrar esta cosa, aquí esta otra, aquí esta otra' y puedes conformar un poquito más el personaje. Eso te lo da el poder tener un guion ya cerrado.
Sabiendo que el cine de terror no es lo que más te entusiasma en el mundo, ¿por qué quisiste trabajar en una película como Immaculate?
Principalmente porque estaba Sydney Sweeney, claro. Nos conocimos en una fiesta, en una entrega de premios, hablamos tres minutos, no hablamos más y me llamó para hacer la película. Y me pareció increíble.
Yo admiro mucho los trabajos que he visto de ella, en Euphoria, The White Lotus y demás. Y bueno, eso fue lo principal. Luego leí el guion y dije 'creo que nos lo podemos pasar en grande haciendo esto'. Y después, cuando tienes esa posibilidad de empezar o arrancar como un personaje que en cierto sentido es muy luminoso y acabar en el extremo contrario... Me pareció un viaje muy chulo para emprender.