Aunque fuera el eje principal de una de las mejores películas de Tim Burton, nunca supimos cuál fue el origen de Bitelchús -o Beetlejuice en inglés-. De hecho, el largometraje de 1988 no llegó a profundizar en la historia del personaje en sí y hemos tenido que esperar casi cuarenta años para averiguar de dónde sale el mítico protagonista de aquel filme, porque se explica en la secuela del largometraje que acaba de estrenarse en cines: Bitelchús Bitelchús.

Tratando de evitar los spoilers para aquellos que aún no hayan visto la película, recopilamos todos los detalles sobre los orígenes del personaje, que surgió a partir de una idea del guionista Michael McDowell.

El personaje nació en su libreta de ideas a mediados de los años 80, cuando quiso probar suerte en el mundo del cine. Inspirándose en otros clásicos del género de terror como Los cazafantasmas (1984) y Poltergeist (1982), McDowell se animó a escribir su propio guion de cine con una historia centrada en lo sobrenatural. Junto a su socio Laurence Senelick, pensaron en ideas para desarrollar y en medio de este proceso entraron en conflicto con sus familias, que fue lo que encendió en ellos la chispa de inspiración que necesitaban.

Tomando como base el concepto de los fantasmas que acechan a los humanos, Senelick modificó esta idea, cambiando la naturaleza de estos fantasmas y dándole la vuelta a los roles, haciendo que estos fueran los buenos de la historia y que los humanos fueran los villanos en realidad. Fue a partir de esta base de la que partiría la trama de la película, que después incorporaría el resto de elementos al guion.

La idea original de Bitelchús -que está disponible en Netflix, Max y Movistar Plus+- pasó por varias fases de reescritura y antes de convertirse en la película que conocemos, tuvo que adoptar muchos cambios. De hecho, el objetivo inicial era hacer una película de terror más gráfica y perturbadora, en lugar de la comedia negra en la que se terminó convirtiendo.

'Bitelchús'

Al principio, Betelguese -que es el nombre que vemos escrito en el primer filme- iba a ser un demonio con alas que tomaría la forma de un hombre de Oriente Medio. Además, en lugar de ser un bromista, en realidad iba a ser un asesino, cuyo objetivo iba a ser acabar con la familia Deetz, en lugar de tratar de asustarlos. Finalmente, la película dio un giro drástico que le acabó llevando hasta el lugar que ocupa a día de hoy.

Por otro lado, la muerte de los Maitland -la pareja que aparecía en el primer filme interpretada por Alec Baldwin y Geena Davis- también iba a ser mucho más gráfica, ya que estaba previsto que murieran ahogados y de una manera mucho más traumática; y el desenlace también se había planteado de una manera más oscura, mostrando cómo Lydia muere y se une a los Maitland en el más allá.

Sin embargo, después de pasar por muchas revisiones, el guion de la película se modificó hasta la versión que vimos al final y ya solo quedaba encontrar a un director que se hiciera cargo de la película.

Tras el éxito de su primer largometraje, La gran aventura de Pee-Wee (1985), Tim Burton era el indicado para asumir el rol, un papel ideal para él, que siempre ha estado dispuesto a expresar su fascinación por todo lo que da miedo. En aquel momento estaba desarrollando el guion de Batman, por lo que era el momento ideal para ponerse al frente de otra película. Y el resto es historia.

El regreso de Bitelchús

Tráiler | 'Bitelchús Bitelchús'

Casi cuarenta años después de la primera película, la semana pasada se estrenó en cines Bitelchús Bitelchús, la esperadísima secuela. Protagonizada por Michael Keaton, Winona Ryder, Jenna Ortega y Catherine O'Hara, entre otros, la comedia de terror ha vuelto y es una de las mejores películas de lo que llevamos de año.

Narra lo que ocurre tras una inesperada tragedia familiar, cuando tres generaciones de la familia Deetz regresan a Winter River. La vida de Lydia, todavía atormentada por Bitelchús, da un vuelco cuando su rebelde hija adolescente, Astrid, descubre la misteriosa maqueta de la ciudad en el desván y el portal al Más Allá se abre accidentalmente.

Con los problemas que se avecinan en ambos reinos, es sólo cuestión de tiempo que alguien diga el nombre de Bitelchús tres veces y el travieso demonio regrese para desatar su propio caos.