El abrazo de los hermanos Roy al final del episodio 4x03 de Succession, el momento en el que Henry Stimson dice en Oppenheimer que no bombardeen Kyoto porque allí pasó la luna de miel, la escena del piano en Pretty Woman o la de "Hablas conmigo?" frente al espejo en Taxi Driver, algunos de los momentos más memorables del cine y la televisión no estaban en el guion y surgieron en el momento durante el rodaje.
Lo mismo ocurrió con Titanic. La película de James Cameron tiene varias frases memorables que han sido replicadas una y otra vez en la cultura popular, y que son reconocibles por cualquier persona, haya visto alguna vez a esta ganadora de 11 premios Oscar o no.
"Se inventó sobre la marcha", dijo Cameron en una entrevista en Radio 1 de BBC en 2019, que ahora recupera SlashFilm. "Estaba en una grúa, y habíamos probado esta línea y aquella otra y nada funcionaba realmente. Se estaba yendo la luz y le dije a Leo: 'prueba esta frase, extiende los brazos y disfruta del momento; celébralo'".
"¡Soy el rey del mundo!", la frase más icónica de la película, fue fruto un poco de la desesperación y la frustración. Un experimento que podría no haber funcionado o siquiera existido, porque Leonardo DiCaprio se opuso inicialmente a decirla.
Cameron tuvo que convencer al actor, pues inicialmente le pareció demasiado cursi y ridícula.
"Me dijo '¡¿Qué?! Le dije: 'Soy el rey del mundo, di 'soy el rey del mundo'. Pero tienes que venderlo'. Sube ahí y dilo".
El guion de Cameron (uno de los pocos aspectos de la película que la Academia no reconoció con una nominación al Oscar) está perfectamente diseñado para resultar entrañable en lugar de ridículo. Aquí lo cursi juega a su favor.
No hay que perder de vista que esta es por encima de todo una gran historia de amor, que resulta estar ambientada en la mayor catástrofe marítima de todos los tiempos. El guion está habitado por personajes arquetípicos, pero dentro del universo de la película funcionan y no desentonan. Alguien puede decir que todo está pintado con brocha gorda, pero es una historia de amor universal que todo el mundo puede entender.
Inevitablemente, a muchas personas les habrá sonado tan cursi y ñoña la frase en cuestión como a DiCaprio cuando lo obligaron a interpretarla, pero ha pasado a la historia como una de las más memorables de la historia del cine.
Y tan cursi no será si el propio Cameron la utilizó en su discurso en los Oscar cuando subió a recoger el Oscar al mejor director en la 70 edición de los premios.