Esta es la historia real de Elena Tejada, la policía que vivió ocho años como infiltrada en ETA: se estrena en cines

Este viernes llega a las salas de cine La infiltrada, la película con la que muchos espectadores podrán descubrir la increíble historia real de la una joven policía que fue la única mujer que consiguió infiltrarse en la banda terrorista ETA.

Dirigido por Arantxa Echevarría (La familia perfecta, Chinas), este biopic se centra en la vida de Aranzazu Berradre Marín, cuyo verdadero nombre es Elena Tejada, una figura notable en la historia de la lucha contra ETA en España.

Carolina Yuste es la encargada de interpretar a esta mujer que a los 20 años cortó lazos con su familia para proteger su nueva identidad y que se enfrentó durante ocho años al riesgo constante de ser descubierta, mientras se ganaba la confianza de los etarras y lidiaba con la presión del operativo a su cargo, interpretado por Luis Tosar.

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La historia real

A los 20 años, Elena Tejada consiguió que los etarras creyeran que la estaban captando para su causa. Cortó lazos con su familia y se infiltró en el Movimiento de Objeción de Conciencia en Logroño. Fue capaz de establecer relaciones cercanas con miembros de ETA, incluso llegando a vivir con algunos de ellos en un apartamento que estaba bajo vigilancia policial. 

Tejada se convirtió en la única mujer infiltrada en la banda terrorista, logrando introducirse en su entorno durante ocho años. Su trabajo fue crucial para desarticular el Comando Donosti, donde vivió y operó bajo la identidad falsa de Aranzazu Berradre Marín, lo que le permitió recopilar información valiosa sobre las actividades y planes de ETA.

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Carolina Yuste en 'La infiltrada'

Entre esas actividades se encontró la conocida como 'tregua trampa', una estrategia utilizada por ETA durante el conflicto vasco, cuando anunció una tregua el 16 de septiembre de 1998 que supuestamente indicaba su intención de detener la violencia y buscar una salida negociada al conflicto con el gobierno español.

Sin embargo, esta tregua fue en realidad una táctica engañosa, ya que la banda terrorista utilizó el alto al fuego para rearmarse, reorganizarse y preparar nuevos ataques. La tregua fue vista como un intento de ganar tiempo y generar una falsa sensación de seguridad, mientras continuaban las operaciones terroristas en secreto.

Gracias a su posición privilegiada dentro del grupo, Tejada pudo obtener información crucial sobre los planes de la banda, incluyendo detalles sobre cómo estaban utilizando la tregua para fortalecer sus estructuras y planes futuros, además de aportar información valiosa sobre la red de colaboradores y pisos francos.

Su trabajo permitió a las fuerzas de seguridad desmantelar el Comando Donosti, uno de los más activos de ETA, lo que fue un golpe importante para la organización terrorista. Su valentía no solo ayudó a salvar vidas, sino que también fue crucial para entender la estructura interna de ETA.