Todas las dudas sobre el asesinato de Tim Kono han quedado resueltas tras ocho semanas (y diez episodios) de teorías, dudas y giros de guion. La obsesión por Solo asesinatos en el edificio, sin embargo, no ha hecho más que empezar. La comedia criminal protagonizada por Steve Martin, Martin Short y Selena Gomez y estrenada en España a través de Star en Disney+ ha puesto el punto final a una notable temporada debut que debería competir de tú a tú con los pesos pesados de la comedia en la próxima edición de los Emmy.
La serie creada por John Hoffman y el propio Steve Martin para Hulu se revela como un irresistible cóctel que es capaz de reírse de la obsesión contemporánea por el true crime mientras explora la soledad de melancólico triángulo protagonista, un giro de guion más sorprendente que cualquiera de los que aparecen en el (eficaz pero no particularmente memorable) misterio alrededor del que giran los personajes y las tramas de Solo asesinatos en el edificio.
Los verdaderos efectos especiales de la serie son sus actores, liderados por un Martin Short que domina los one-liners como pocos actores en activo y que roba cada escena como un director teatral para el que cualquier tiempo pasado fue mejor; un Steve Martin que recuerda por qué es uno de los grandes rostros de la comedia en Estados Unidos desde hace cuarenta años (su guiño en el último capítulo a una de las escenas más famosas de El lobo de Wall Street es, simplemente, desternillante), y una Selena Gomez que no le tiembla el pulso a compartir escena con dos genios que habían trabajado juntos en numerosas ocasiones. No es el único motivo para dejarse seducir por uno de los estrenos más memorables de los últimos meses. Tranquilos, no hay spoilers.
Una delicia audiovisual que va más allá de sus gags
Desde su estreno en Star, el reencuentro de Martin y Short tras más de 20 años sin trabajar juntos se convirtió en una de esas series con las que nadie en su sano juicio debería pulsar el botón de “Saltar introducción” al principio de cada edificio. Los responsables de la producción recurrieron a Elastic, unos especialistas en la materia que habían hecho los openings de Juego de tronos o Watchmen, para sumergir en poco más de 40 segundos en el sugerente universo criminal y, al mismo tiempo, humorístico de este peculiar whodunit. Una mujer paseando un perro, una espectacular azotea y un repaso a los secretos de los vecinos son algunos de los elementos de esta cabecera que, además, propone un juego interactivo a los más atentos gracias a los numerosos easter eggs que se cuelan en cada una de sus imágenes. Saltarse los créditos sería un pecado.
El director de fotografía Chris Teague ya había retratado con personalidad y un estilo distintivo la ciudad de Nueva York con Russian Doll (recibiendo un Emmy por su trabajo). En Solo asesinatos en el edificio retrata un Manhattan más adinerado y melancólico con una mirada elegante y otoñal que eleva la funcional y clásica puesta en escena del equipo de directores de la comedia. Redondeando la jugada formal destacan la jazzística, melancólica y juguetona partitura de Siddartha Koshla (This is Us, Con amor, Víctor), los toques de piano que recuerdan al inconfundible estilo sonoro del emblemático pódcast Serial y la ecléctica selección musical que termina de convertir a la producción en un placer para todos los sentidos.
Cuidado por los detalles y por ir más allá
Charles, Mabel y Oliver protagonizan la gran mayoría de escenas de Solo asesinatos en el edificio, pero la serie acierta cada vez que se aleja de ellos para explorar algunos de los personajes satélites que deambulan por el Arconia, incluyendo al fallecido Tim Kono, la bajista con la que inicia una relación sentimental el personaje de Steve Martin, la policía que asume que el caso que ha cerrado puede que tenga flecos por resolver y, por encima de todos, un sospechoso que da pie a un interesante episodio.
Sin entrar en spoilers, el episodio El chico del 6B sigue los pasos de uno de los muchos personajes involucrados, de una forma y otra, en el asesinato de Tim Kono. Theo Dimas, el hijo del adinerado patrocinador del pódcast que da nombre a la serie, tiene una particularidad: es sordomudo. Durante todo un episodio, los espectadores se enfrentan a la serie como el joven Theo lo hace al mundo, con un extrañamente sonoro silencio que solo se ve interrumpido por varios momentos musicales. La ejecución de la audaz idea es algo más torpe, especialmente a través de algunos pasajes protagonizados por Short y Gomez en los que no tiene sentido que los personajes no se comuniquen hablando. Por lo general, este recurso es un recordatorio de que Solo asesinatos en el edificio es una sorpresa que da más de lo que esperábamos de ella.
Ecos de los clásicos
Desde el primer acercamiento a la comedia es inevitable recurrir a un clásico de Woody Allen, Misterioso asesinato en Manhattan, que se atrevió a entrelazar comedia e intriga criminal con resultados extraordinarios. Aunque ni Martin Short ni Steve Martin han trabajado extrañamente nunca con el director neoyorquino, los intercambios de Charles y Oliver, el tono de misterio ligero y la estética recuerdan inevitablemente al cineasta que más y mejor ha retratado las calles de la Gran Manzana.
Los que echen de menos a la siempre infravalorada Nora Ephron también encontrarán un regusto del estilo de la autora de Cuando Harry encontró a Sally, Algo para recordar y Se acabó el pastel en el vestuario de sus adinerados protagonistas (no se puede entender la obra de Ephron sin sus característicos jerseis), el melancólico y a la vez cálido retrato del otoño neoyorquino y el extraordinario gusto del interiorista que decoró cada uno de los espacios que esconde el Arconia (el ficticio edificio en el que viven los protagonistas de la serie y cuya fachada pertenece a The Belnord, un histórico bloque de viviendas construido en 1908 y renovado recientemente).
Unos secundarios y cameos de primera
El peso de Steve Martin y Martin Short justifica el espectacular desfile de estrellas invitadas que se pasan por la serie a lo largo de sus diez primeros episodios. Desde el mafioso empresario que invierte en el pódcast y que interpreta Nathan Lane (un talento superdotado para la comedia que aparece demasiado poco en nuestras pantallas) a la cínica y ambiciosa estrella del true crime a la que da vida Tina Fey (protagonista del fantástico gag que cierra la temporada y protagonista junto a Steve Martin en un episodio de la primera temporada de Modern Love) o Sting interpretando... a Sting. Hay más sorpresas, pero es mejor desvelarlas para aquellos que aún no hayan entrado por primera vez en el Arconia. Ya están tardando.
La primera temporada de 'Solo asesinatos en el edificio' se puede ver ya de forma íntegra en Disney+ a través de Star, su marca para adultos. La serie volverá próximamente con su segunda temporada.
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