En los últimos años, la televisión está haciendo un ajuste de cuentas con la misoginia con la que los medios y la sociedad de los años 90 trató a mujeres que, por decisión propia o no, se convirtieron en personajes públicos y tuvieron que pagar un alto precio personal por la fama. La serie documental Lorena, el reportaje Framing Britney Spears y la serie El caso Monica Lewinsky son muestras de esta bienvenida corriente que nos obliga a revisar prejuicios que aún seguimos arrastrando. Pam & Tommy llega a Disney+ para que hagamos lo mismo con Pamela Anderson. 

La serie protagonizada por unos espectaculares Lily James y Sebastian Stan es, en parte, un viaje en el tiempo, que con el sonido retro del módem y la lentitud con la que se cargan páginas web con diseños propios de Word Art nos lleva al inicio de Internet. Pero a pesar de lo gracioso que pueda resultar revivir (si es el caso) esa incipiente tecnología, ser testigos con una mirada ahora deconstruida del ejercicio de un machismo permitido, e incluso esperado, aniquila cualquier atisbo de nostalgia o añoranza. 

La famosa sex tape que Pamela Anderson y Tommy Lee grabaron para sí mismos en su luna de miel sentó las bases del futuro de la distribución de contenido audiovisual en línea, mostró la importancia de desarrollar leyes de propiedad intelectual para nuevas tecnologías y puso sobre la mesa los límites de la privacidad. Ese vídeo casero cambió muchas cosas, pero especialmente, la vida de Pamela Anderson. Desde el primer momento ella entendió la repercusión que tendría en su vida personal y profesional, aunque no fuese capaz de imaginar que llegarían a verlo millones de personas. 

Antes de llegar al tramo de la narración que se centra en su punto de vista (el cual, por cierto, es el mejor de la serie), o de darle espacio a su historia con Tommy Lee, Pam & Tommy se centra en Rand Gauthier. Él fue la persona que robó la caja fuerte en la que la pareja guardaba un vídeo que no había sido grabado para que lo viera nadie más. Aunque todos hayan asumido lo contrario. Con Gauthier (interpretado por Seth Rogen) la serie nos cuenta por qué y cómo fue robada la cinta de vídeo. También todo el proceso logístico que siguió hasta sus varias formas de venta y distribución, meses antes de que Anderson y Lee se dieran cuenta siquiera que había sido robada. 

A través de esta trama, se retrata también la industria pornográfica del momento. Este puede parecer un elemento distractor que diverge en tono con la historia central, pero su función es establecer un contraste con las restricciones de derechos y libertad de elección de las que se privó a Pamela Anderson. La sociedad y las leyes del momento consideraron que ella había perdido de forma automática esos derechos y libertades en el momento en el que posó para Playboy. 

Siempre nos pasa lo mismo. Como ya ocurrió con los casos que mencionamos al inicio, y también con el documental Nevenka de Netflix, cuando nos enfrentamos a estas historias que todos creíamos conocer, descubrimos que esos titulares que se asentaron como axiomas en nuestro imaginario no eran más que prejuicios arraigados en una cultura machista. Una de la que todos formábamos parte, porque era hegemónica e incuestionable.

Es inevitable que al recontextualizar aquellas narrativas experimentemos un sentimiento de vergüenza y culpabilidad compartido, porque todos normalizamos que esas mujeres, y tantas otras, se redujeran a carne de cañón en programas de entretenimiento y chistes recurrentes en series y películas. Afortunadamente, en algunas cosas, sí hemos evolucionado y ahora tenemos el espíritu crítico que nos proporcionan los cambios sociales de la era pos MeToo. Pam & Tommy es la historia de Pamela Anderson como nunca la habíais visto.

'Los primeros tres episodios de 'Pam y Tommy' se estrenan el 2 de febrero en Disney+'

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