Desde que en 2017 se viralizó el movimiento MeToo a raíz de las acusaciones contra Harvey Weinstein, varias series y películas, como Podría destruirte, The Assistant, La voz más alta, El escándalo o Una joven prometedora, han abordado en la pantalla el tema de las agresiones sexuales, los abusos de poder y cómo desde las instituciones se ha protegido sistemáticamente a los agresores y no a las víctimas.
Sin embargo, ante un tema que no puede escapar a la seriedad y que, comprensiblemente, despierta tantas sensibilidades pocas producciones se han atrevido a hacerlo desde el prisma de la comedia. Chivalry, la serie de Channel 4 que ha estrenado Filmin, decide lanzarse al vacío con su propuesta.
En seis episodios de media hora, esta comedia sobre el rodaje de una película en Hollywood habla del miedo a ser cancelados, de corrección política, problemáticos directores europeos, productores en relaciones con asistentes a las que les duplican la edad, de coordinación de intimidad, cómo (de)mostrar la autonomía de las mujeres al rodar escenas sexuales y, en resumen, de cómo se ha adaptado la industria, las personas y el ambiente en los rodajes a los cambios sociales de los últimos años.
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La serie funciona como un juego dialéctico, intercambios que enfrentan los puntos de vista de un productor arquetípico y la directora indie feminista que viene a salvar su película de la cancelación, mientras desnuda las hipocresías del uno y la otra, presentes sin importar si están del lado bueno de la historia o no.
Ese espíritu de discusión discursiva está presente desde la gestación de la serie. Sus creadores y protagonistas, Steve Coogan (The Trip) y Sarah Solemani (Him & Her, guionista del episodio 1x04 de Barry sobre abuso de poder) coincidieron en 2019 en el rodaje de la película Greed de Michael Winterbottom y tuvieron discusiones apasionadas sobre los temas que ahora exploran en la serie.
Ella hablaba desde la posición de una feminista con marco teórico y él asumió el papel de abogado del diablo, haciéndola reír con sus preguntas límites de lo que estaba permitido hacer o no en el nuevo contexto social. Para Solemani fue un ejercicio refrescante, porque según explica en esos primeros años muchos hombres en la industria preferían agachar la cabeza y esperar a que pasara el revuelo: "él tuvo el valor de discutir conmigo", dijo en una entrevista en The Guardian.
Las conversaciones fueron tan apasionadas que decidieron que tenían que escribir algo sobre el tema, pero también hacerlo desde la comedia para restarle intensidad. "Pensamos que con una sátira podíamos hablar de cosas que quizá a otras personas les da miedo decir", explica Coogan en una entrevista en Radio Times.
"La serie es una válvula de escape en un tiempo muy tenso y convulso", apunta Solemani. "El tono te da permiso de relajarte, reír y disfrutar de la historia y los personajes sin pensar que estás comprometiendo tus principios o quitándole importancia a estos asuntos".
Escribieron el piloto antes del confinamiento y terminaron el resto de los guiones durante los meses de encierro. Y aunque la pandemia hizo que la serie no se estrenara en el Reino Unido hasta 2022, no parece llegar tarde.
Coogan interpreta en Chivalry a Cameron, un productor de cine británico radicado en Hollywood. Acaba de terminar una relación con su asistente, 25 años menor que él; ha tenido un encuentro sexual con la protagonista de su película (Sienna Miller en el papel de diva harta de todo) y ha ignorado las denuncias de esta sobre el comportamiento del director europeo de la vieja guardia que estaba a cargo del proyecto.
En este contexto llega Bobby (Solemani), la directora indie en alza a la que han traído por su condición de feminista para volver a rodar algunas escenas íntimas problemáticas y salvar el proyecto de una cancelación segura en el estreno.
La película en cuestión está protagonizada por una espía de la resistencia francesa que mantiene relaciones con soldados nazis para conseguir información. ¿Si es ella la que pide violencia durante el sexo es aceptable? ¿Está justificado que la escena sea gráfica si se centra en el placer de la mujer o sigue siendo cosificación?
Estas son algunas de las preguntas que se plantean durante una de las secuencias más divertidas de la serie, que también incluye varias bromas sobre la coordinación de intimidad que dejan a la tan criticada The Idol como una aficionada.
Chivalry no es una serie redonda, y la trama romántica o el final no son tan satisfactorios como debieran, pero los actores están estupendos. Y lo que mejor funciona es su centro, los momentos de sátira y la exploración de las contradicciones de los personajes que se tienen que enfrentar a su propia hipocresía.
'Chivalry' está disponible en Filmin.