En la noche más oscuras, llena de horrores y de muertos vivientes, el dios de la Luz ha sido el que más ayuda ha prestado a los vivos. Melisandre, su profeta, jugó un papel fundamental en la resolución de la batalla: primero, prendiendo (inútilmente) con fuego las espadas de los dothraki; luego, asegurando la retirada hasta las murallas de Invernalia convirtiendo la trinchera en llamas; y por último, con un crucial discurso a Arya —"¿Qué le decimos al dios de la Muerte?", "Hoy no"—. Todo ello antes de abandonar el castillo para entregarse a la muerte en la nieve, desprendiéndose de ese collar que la mantenía joven. La trama de Melisandre, tan enrevesada en otras entregas, encaja ahora con todas las piezas.