Daenerys ha sacrificado a sus dothrakis, Inmaculados y a uno de sus dragones por apoyar al Norte en la guerra contra los Caminantes Blancos. Sin embargo, lejos de granjearse el apoyo de sus habitantes, contempla impávida cómo todos aplauden a Jon Nieve y Arya, los verdaderos héroes de Invernalia. Por si eso no fuese suficiente, el secreto sobre la identidad de Jon empieza a ser cada vez más conocido. "Ojalá no me lo hubieras dicho. De no saberlo ahora sería feliz", le dice resignada Khaleesi al rey del Norte; y le pide que no se lo revele a sus hermanas: "Nunca he suplicado nada, pero te suplico que no lo hagas, por favor". La Daenerys más débil se siente relegada en sus aspiraciones a copar el Trono de Hierro.