Crítica: ‘DMZ’, una aceptable adaptación del cómic de DC que no tiene tiempo de exprimir su potencial
La miniserie de HBO Max, basada en el cómic de Brian Wood y Riccardo Burchiel, sigue los pasos de una madre que busca a su hijo después de que estalle una Segunda Guerra Civil en Estados Unidos.
17 marzo, 2022 13:03Noticias relacionadas
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El intenso y embriagador azul marino inunda nuestras pantallas y nos situamos en un pequeño habitáculo, donde la protagonista parece no querer despertarse y sostener el cansancio entre sus propias manos. En la miniserie de HBO Max DMZ, los colores punzantes y llamativos nos dibujan en un primer plano a Alma (Rosario Dawson), una doctora que intenta aprovechar los huecos entre los turnos para recuperar las horas de sueño que le debe a su cuerpo. El futuro no muy lejano ya está aquí, y por mucho que quisiera evitarlo, Estados Unidos repite su historia. Han pasado ya diez años, pero la sociedad todavía se resiente después de vivir una Segunda Guerra Civil.
Basándose en el prestigioso cómic de Brian Wood y Riccardo Burchielli del sello Vertigo de DC, DMZ se adentra en el caos de Brooklyn, donde Alma se apaña como puede y trabaja en un gran estadio, desintoxicando a pacientes en el gran edificio al que van a parar todas las personas que intentan cruzar la frontera de forma ilegal. Sabe que eso es temporal, y espera ansiosa el momento idóneo para trasladarse a Manhattan, que ahora es una zona desmilitarizada atrapada tras la guerra entre lo que queda de los Estados Unidos y los ahora llamados Estados Libres de América. Por si fuera poco, también fue allí donde vio por última vez a su hijo Christian (Bryan Gael Guzman).
Después del conflicto armado, la ciudad de Nueva York, y más concretamente la zona de Manhattan, se ha convertido en una zona sin ley, donde reinan la anarquía y la vorágine del crimen y la violencia. Sin embargo, estamos hablando de una madre en busca de su hijo, alguien que deja de entender el idioma en el que están escritas o pronunciadas todas las advertencias posibles.
Cuando Alma pone el primer pie en Manhattan, se encuentra con una sociedad muy dividida que se prepara para elegir a su primer gobernador. En el terreno electoral destacan dos candidatos, siendo el primero de ellos Parco Delgado (Benjamin Bratt), un pandillero al que temen y respetan a partes iguales y que prefiere unir a sus seguidores para construir un Estado. Al otro lado del ring está Wilson Lin (Hoon Lee), alguien que se asemeja más a un político de toda la vida y que prefiere mostrarse como una persona con más lustre escondiéndose detrás de un traje de chaqueta y corbata. Este último también cuenta con una red de apoyo gigantesca, y aunque no busca reconocimiento, sí que sabe ganarse a la gente prometiéndoles la libertad.
A través del sendero creativo marcado por el showrunner Roberto Patino (Westworld, Hijos de la anarquía), Ava DuVernay (Así nos ven, Colin en blanco y negro) y Ernest Dickerson (Raised by Wolves, House of Cards, The Walking Dead) hacen gala de su talento para contar historias con el lenguaje audiovisual, mostrándonos la gran historia que albergan las ilustraciones y el relato de Brian Wood y Riccardo Burchielli a través de la pantalla. Nada más comenzar, DMZ nos cautiva con su realidad distópica y su vibrante colorido, y aunque haya introducido grandes cambios en el relato original, seguimos quedándonos para ver lo que nos ofrece la nueva protagonista. A través de la interpretación, Rosario Dawson se convierte en una razón más para que nos quedemos, logrando allanar el terreno para la que promete ser una gran adaptación. Sin embargo, la protagonista acaba llegando a Manhattan, y lo que parecía ser una historia de resistencia y la búsqueda incansable de un hijo, acaba siendo un traspiés que nos lleva por una dirección completamente distinta.
Alma se presenta como un personaje con las ideas claras, pero poco a poco, su vida personal queda a un lado, y aunque no haya mucho margen en solo cuatro capítulos, la serie extiende su narración, enredando a la protagonista en un tema político que adquiere más importancia de la que debería. Aun así, los recursos utilizados por la serie y sus creadores nos mantienen atentos y ansiosos de ver las pocas pero intensas escenas con las que nos deleitan en algunas ocasiones los personajes.
Iniciando la partida con una buena mano de cartas, la miniserie DMZ presenta una historia intrigante y que interesa al espectador, al que convence de perdonar los bruscos cambios realizados y decisiones creativas tomadas para adaptar el cómic. Sin embargo, también tiene prisa por acabar de contarse a sí misma y no para de mirar el reloj, embobándose con las agujas y el pasar de los minutos y olvidando que sus personajes tienen escenas realmente impactantes y que piden a gritos un poco más de espacio y páginas en el guion. A pesar de sus defectos, la miniserie cumple su objetivo de conmover a la audiencia, y aunque podría sacarle más partido a su potencial y exprimir las emociones un poco más, sigue siendo capaz de mostrar una historia a todo color, ambientada en una realidad distópica y con montones de problemas donde la sociedad se aferra a la oportunidad de construir un país desde cero.
'DMZ' ya está disponible en HBO Max.
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