Los finales de serie siempre son un reto. Sabemos que no es fácil ser coherente con la historia, fiel a los personajes y satisfacer a los fans después de varias temporadas, pero el cierre de Killing Eve ha dejado tan mal sabor de boca que la deja en la misma página de peores finales de la historia, junto al de Dexter en 2013.
Con cada temporada la serie fue perdiendo parte de la magia, la capacidad de sorpresa y ese cóctel embriagador de emociones que nos producía la obsesión mutua entre Eve y Villanelle. Para cuando llegamos a esta última entrega sabíamos que nunca se iba a recuperar la magia de la primera, pero aun en sus peores momentos, Killing Eve siempre fue divertida, y ver a sus actrices, especialmente, a Jodie Comer era un espectáculo que compensaba todo lo demás.
Esta cuarta temporada fue, sin duda, la peor de todas. Se introdujeron nuevos personajes que ocuparon tiempo en pantalla, pero solo sirvieron como instrumentos del guion para entregar cosas, ir a sitios, pasar información, matar cabos sueltos... que poco aportaron a la trama. En última instancia, dejan la sensación de que solo estaban ahí para quemar los minutos que hacían falta hasta llegar al desenlace.
Todo se sintió apresurado. A pesar de ello, en el último episodio no había sensación alguna de urgencia. Tanto, que por un momento llegué a pensar que Eve y Villanelle iban a mandar el que había sido su objetivo durante estos años al garete, para irse juntas en esa caravana a un lugar perdido del planeta. Y me parecía un final muy satisfactorio porque, en realidad, Killing Eve llegaba a su cierre sin hilos que atar, todo lo demás nos daba igual.
El último episodio de la serie 'Killing Eve'.
Lo único que nos importaba, lo que nos había mantenido fieles a la serie eran ellas dos. Y el carácter sardónico de Carolyn y sus curiosas anécdotas. Los Doce, en cambio, siempre fueron un macguffin insustancial que nunca dio juego. No le interesaban a la serie, y mucho menos a nosotros, por lo que convertir su rapidísima y anticlimática aniquilación en el clímax de esta historia fue innecesario, decepcionante y un recurso muy fácil. Esa nunca fue la historia de Killing Eve.
"Hacer que la cosa muerta se vea bien", el título del penúltimo episodio, parece haber sido el mantra que tenían los guionistas en la pizarra para la escena final de la serie. Como si ver a Villanelle ascendiendo luminosa mientras es acribillada bajo el agua (qué puntería submarina), y atribuyéndole a la imagen simbolismos de bazar, pudiera convertir el momento en algo trascendente. En cambio, su muerte hace que en 2022 volvamos a hablar de algo que ya parecía superado: el caso Lexa en Los 100 y el tropo "Bury your gays": darle un momento de felicidad al personaje queer de la serie para matarlo en la escena posterior.
Llegados aquí, siento más tristeza que rabia. Lo peor es que una serie que lo fue todo en su estreno se va con toda la pena y sin ninguna gloria, cuando pudo haber sido una de las ficciones que definiera esta nueva era de las series. Siempre nos quedará Villanelle y yo también echo de menos La Habana.
'Killing Eve' se puede ver al completo en HBO Max.
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