"Un juicio son dos partes compitiendo por contar la mejor historia". Esta frase del episodio 4 de The Staircase resume la tesis de la serie y señala los fallos del sistema judicial. El último estreno de HBO Max deconstruye el género true crime y las narrativas que cimientan los juicios legales a partir de un caso real de resolución aparentemente imposible.
El caso real es la muerte de Kathleen Peterson, encontrada inconsciente y rodeada de sangre al pie de las escaleras de su casa por su marido, Michael Peterson, en noviembre de 2001. Kathleen murió antes de que llegara el servicio de emergencias y Peterson fue acusado de asesinato en un juicio que se extendió por un período de tres meses. Ese juicio, y su preparación por parte de la defensa y la fiscalía, fue seguido por un equipo documental. El resultado fueron ocho episodios (emitidos originalmente en 2004 en Canal+ Francia) con el título The Staircase, considerada la precursora del true crime en formato serializado que se convirtió en un fenómeno una década después.
Y en esa serie documental se basa The Staircase, la serie de 2022, que no solo reconstruye el misterioso caso real, también introduce al equipo documental que lo siguió, haciendo así un apasionante ejercicio de metaficción que deconstruye los géneros del documental y del true crime para mostrarnos sus costuras. Y estas revelan que son las mismas que tejen los juicios legales: el punto de vista y la defensa de una tesis.
Siguiendo tres líneas temporales, nos muestra la vida de los Peterson antes de la muerte de Kathleen (Toni Collette), lo que vino inmediatamente después (hasta el juicio celebrado en 2003) y una última en 2017. Pero además de la interesante capa de comentario meta, la clave de este adictivo true crime (como los mejores de su género) está en la historia alrededor de la que se construyen todas las demás: la familia Peterson, especialmente Michael.
Cuando vemos las particularidades del caso y las de una atípica familia con hijos de anteriores matrimonios y dos adoptados, comprendemos al instante por qué el francés Jean-Xavier de Lestrade, que acababa de ganar el Óscar a la mejor película documental con Murder on a Sunday Morning, se sintió atraído por un escándalo de un pequeño pueblo de Carolina del Norte, en el que cumpliendo el mayor cliché, el sospechoso del asesinato de la esposa era el marido.
De Lestrade estaba más interesado en las narrativas creadas alrededor de los juicios, que no en vano usan terminología como "construcción del caso", y se basan en la defensa de "argumentos", que en hacer justicia a un hombre blanco de clase media alta y novelista con aspiraciones políticas. Colin Firth está fantástico en el papel de Mike Peterson, transmitiendo con precisión las ambigüedades, contradicciones y la actitud que produce desconfianza que caracteriza a Peterson, la persona real.
La parte acusadora se sirvió de forma cuestionable de información de la vida privada de Peterson para destruir su credibilidad frente al jurado, pero también encontró en el pasado del novelista algunas casualidades (lo de Alemania) que le vinieron como anillo al dedo. Mientras tanto, David Rudolff (Michael Stuhlbarg), el abogado defensor de Peterson, debía reaccionar casi en directo al caso que construía la fiscalía para poder rebatir sus argumentos.
Y lo que confirmamos nosotros durante el proceso, es que lo importante en los juicios no es resolver un caso. El objetivo es desmontar la teoría de la otra parte , de manera que se establezca la "duda razonable": que con las pruebas presentadas no se pueda determinar con certeza que el acusado es culpable. Por eso, el jurado no declara al final a alguien inocente, las opciones son “culpable o no culpable”. Como dice un personaje en el episodio 4: "El jurado decide cuál historia gana y esa historia se convierte en justicia".
Con excepción de algún que otro momento innecesariamente artificial en cuanto a estilo, la dirección de Antonio Campos (Christine) es sólida y elocuente, sobre todo, cuando también entran en juego las cámaras documentales y vemos los contrastes. Ni qué decir del elenco de estrellas que acompaña a Firth y Collette, como Sophie Turner, Juliette Binoche, Rosemarie DeWitt o Parker Posey.
Todo lo que aprendemos sobre los Peterson, su pasado y sus dinámicas parecen giros creados por un guionista muy inspirado, y tejen un relato adictivo que nos mantiene intrigados, incluso, a los que hemos visto la docuserie original (disponible en Netflix). Una historia sobre impresiones, sobre cómo las cosas a veces no son las que parecen, y en otras ocasiones, simplemente, sí.
En el centro, el gran misterio que en la vida real después de varios procesos judiciales sigue sin resolverse: ¿cómo murió Kathleen Peterson? No sé si finalmente lo harán, porque no formó parte del material documental, pero estoy deseando que haya un episodio con la teoría del búho. Si habéis llegado hasta hoy sin saber nada del caso original, no lo busquéis ahora, dejaos llevar por esta increíble historia. Solo he visto cuatro episodios, pero The Staircase ha sido toda una sorpresa y creo que también lo será para vosotros. Si sois fans del true crime es, sin duda, una imprescindible.
Los primeros tres episodios de 'The Staircase' están disponibles en HBO Max.
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