El cine de terror vivió una verdadera edad de oro en los años 80. En esa década se estrenaron hasta ocho películas de la saga de Viernes 13, Halloween también estrenó varias secuelas y el rey del género por excelencia era Freddy Krueger, que además se convirtió en un icono de la cultura pop. Además, fue una buena época para las producciones sobre monstruos, destacando títulos como La cosa (El enigma de otro mundo) (1982) o Gremlins (1984).
Esta última fue uno de los largometrajes más exitosos de la década por su manera de combinar lo mejor del cine de terror con las criaturas más escalofriantes y también ayudó a modificar el sistema de calificación por edades.
Clasificada como una comedia de terror, el largometraje dirigido por Joe Dante incluía unas criaturas verdaderamente realistas y acabó siendo un gran éxito en taquilla que intentaron replicas hasta la saciedad, aunque sin lograr el mismo resultado.
Gremlins cuenta la historia de Rand (Hoyt Axton), un viajante que un día le regala a su hijo Billy (Zach Galligan) una tierna y extraña criatura, un mogwai. El inocente regalo, sin embargo, será el origen de toda una ola de gamberradas y fechorías en un pequeño pueblo de Estados Unidos. Todo empieza cuando son infringidas, una tras otra, las tres reglas básicas que deben seguirse para cuidar a un mogwai: no darle de comer después de medianoche, no mojarlo y evitar que le dé la luz del sol.
Un clásico que no pierde vigencia y que es ideal para ver en familia. En un descuido, Gizmo se moja y de él salen varias criaturas iguales, que, a diferencia de este simpático ser, son mucho más agresivas.
Un giro de guion
Escrita en un principio por Chris Columbus como otra película de monstruos para mayores de 18, Gremlins contaba cómo la madre del protagonista muere, Gizmo se vuelve malo y los gremlins matan a todos dentro de un McDonald's. Sin embargo, el productor Steven Spielberg quiso hacer una película más accesible y la convirtió en la historia de un niño y su perro.
Si combinamos este cambio con el talento de Joe Dante como director, que venía de rodar Aullidos (1981), una combinación también de lo mejor del cine de terror y la comedia, el resultado acaba siendo algo que el público acudió a ver en masa a las salas de cine.
Gremlins lo tiene todo. Una historia de amor como la que surge entre Billy Peltzer (Zach Galligan) y Kate (Phoebe Cates), escenas desternillantes y caóticas, y también criaturas diabólicas y aterradoras. Y esta combinación de elementos eleva al filme, que acabó teniendo una secuela igual de divertida seis años después -y que está disponible en Max y Movistar Plus+-.