Pol Rubio se ha hecho mayor. El alumno favorito de Merlí Bergeron y protagonista de su propio spin-off en Movistar+ se enfrentará al momento más difícil de su vida en la segunda y última temporada de Merlí: Sapere Aude. El guionista Héctor Lozano se ha reservado una bomba de relojería emocional para la despedida de una historia que empezó en 2015 con la historia de un profesor de filosofía que recordaba a Robin Williams en El club de los poetas muertos y que se ha acabado convirtiendo en una de las primeras ficciones españolas en estar protagonizadas por un miembro de la comunidad LGBT+.
En los ocho episodios restantes de la serie veremos cómo el grupo de amigos se enfrenta a su segundo semestre en la universidad. Como bienvenida, se encuentran el paraninfo en obras. El encargado de las tareas de restauración tendrá una relación especial con Pol Rubio, pero la relación más importante que tendrá será consigo mismo. “El giro que tenemos en esta temporada ya estaba pensado desde el principio. Es algo que provoca definitivamente que el personaje madure de golpe, aunque sea a base de una hostia”, adelanta Lozano sobre un giro de guion que la propia serie se ha reservado en el primer tráiler de la temporada.
A partir de aquí se incluyen spoilers de los dos primeros episodios de la segunda temporada de 'Merlí: Sapere Aude'.
“Merlí ha acabado siendo una serie más infantil o adolescente comparada con Sapere Aude. Quería que la primera temporada funcionara de bisagra entre las dos series. La idea era hacer una serie cada vez más adulta y creo que esta es la culminación. Así cerramos la serie”. Al final del primer episodio de la temporada, Pol Rubio descubre que se ha contagiado con VIH. “Ya lo tenía claro cuando empecé a desarrollar la serie”, admite el guionista sobre una trama por la que, como dejará claro durante toda nuestra conversación, siente verdadera pasión. “La primera vez que hablé con Domingo Corral y Fran Araújo, de Movistar+, les dije desde el principio que si había una segunda temporada el tema sería este”.
El escritor recuerda cómo la película Philadelphia, el drama en el que Tom Hanks interpretaba a un prometedor abogado que era despedido de su trabajo por contagiarse de VIH, fue su primer contacto directo con la enfermedad en una película o serie de televisión. “Por lo menos ya sabías que había algo, que existía un estigma”. Precisamente ese estigma es la razón por la que, 25 años después de esa primera aproximación trascendente de la cultura pop a la crisis del VIH, decidió incorporarlo a la historia de Pol. “Es una vergüenza que no se haya conseguido una vacuna todavía. Ya hemos visto con la COVID-19 lo que pasa cuando alguien quiere encontrar una vacuna. Llevamos cuarenta años y seguimos sin ella”, lamenta Lozano.
“No buscaba hablar tanto del virus en sí, como del estigma social y asqueroso que hay alrededor de él. Parece que no se puede ni hablar del tema. No es como cuando alguien pilla el coronavirus o cáncer, con el VIH la gente mira mal a las personas que lo sufren. Hay una culpabilidad de la sociedad”. La diversidad en la ficción española ha crecido radicalmente en los últimos años, pero Pol Rubio es el primer protagonista de una serie española en batallar con el virus. “Era un tema que estaba pendiente”.
Históricamente los contagiados con VIH habían aparecido en nuestra ficción representados a través de drogadictos, personajes episódicos, personas que lo habían pillado en una transfusión… “Me interesaba poner al protagonista en esta situación. Quería hablar del virus desde el punto de vista central de la historia. No podía ser “el amigo de la familia al que le pasa”. No, vamos a hablarlo desde el protagonismo y sin miedo”.
En busca de referentes
En la primera temporada de Merlí: Sapere Aude, Lozano ya fue protagonista de numerosos titulares al decir que la serie era “gay, pero hetero friendly”. “Con los gais siempre ha pasado lo mismo. En los 90 los jóvenes homosexuales corríamos todos al cine a ver todas las películas que tenían protagonistas gais. No había nada”, recuerda el guionista, entonces un adolescente en busca de los referentes que él mismo está creando con sus series. “De repente eran como bombonas de oxígeno. Necesitábamos vernos representados. En series nunca había y en cine, más allá de Almodóvar, era poco habitual. Ahora hay más historias, pero sigue habiendo muy poca representación”.
En la ficción el propio Pol Rubio también busca referentes. Eusebio Poncela, el veterano actor de La ley del deseo y Martin Hache, se estrena en el universo de Merlí como un cincuentón muy vivido que defiende el carpe diem y dueño del Satanasa, un local nocturno en el que empieza a trabajar el universitario. Dino ha superado numerosos problemas y crisis en su vida, pero mantiene siempre una actitud positiva y esperanzada. “Escribir para Eusebio ha sido un gustazo. Lo repetiría mil veces”, admite Lozano. “Tino es un personaje que sirve de bombona de oxígeno para los dos. Pol llega al Satanasa, que es un sitio donde no le juzgarán y él lo sabe. Por eso se siente cómodo ahí dentro. Bolaño también aprende mucho de su conexión con él. Él la enseña a quererse y cuidarse más de lo que hace”.
María Pujalte tenía un desafío casi imposible: reemplazar el enorme hueco dejado por Francesc Orella, el profesor que daba título a la serie original de TV3. En los nuevos episodios, María Bolaño se enfrentará a su propia infelicidad. “Está pasando por un momento muy duro. Está enferma, como alcohólica que es”. Lozano promete que, a pesar del drama, la luz y la esperanza se acabarán imponiendo en la historia de Pol y María. “Al final me ha salido la temporada más optimista a pesar de todo”.
Asignaturas pendientes
Una de las tramas que está siempre presente a lo largo de los ocho episodios que forman la segunda entrega de Sapere Aude gira alrededor de un debate que culminará el primer curso de la carrera de filosofía. Para el creador de Merlí, “el tema de la oratoria y el debate es una asignatura pendiente en las escuelas de aquí. En Estados Unidos lo tienen muy incorporado, también porque tiene que ver con la cultura del espectáculo. Saben hablar en público, dialogar, respetar turnos… y aquí tenemos que aprender aún. Los colegios y las universidades serían buenos sitios para ponernos las pilas”.
Según Lozano, esa retórica no es la única cuenta pendiente de nuestros jóvenes y, sobre todo, de los centros que tienen la responsabilidad de formarlos. “Sigue habiendo mucha falta de información sobre el VIH en particular y el sexo en general. No se habla de esos temas en los institutos. El tabú sexual es horrible”, insiste. Tanto en Merlí como en su continuación, el guionista intentó retratar con naturalidad la sexualidad de sus personajes jóvenes. “Hay gente que se escandaliza, pero no reaccionan igual cuando hay violencia. No entiendo qué pasa con el sexo. ¿Por qué es feo el cuerpo humano? El David de Miguel Ángel estaba desnudo y nadie dice nada. Si, además de entretener con mis series, puedo contribuir a que se pueda hablar de estas cosas, mejor”.
Una ausencia sonada
Quien no estará en la segunda temporada de la serie es David Solans, el actor que interpreta a Bruno, reincidente interés romántico de Pol Rubio desde la primera temporada de Merlí. Al igual que pasó en la serie original, el joven actor catalán ha vuelto a bajarse del barco antes del final de la historia. “La razón ya se sabe”, explica Lozano, ligeramente incómodo con la pregunta. “David no quiso comprometerse. Es un actor con falta de compromiso. Si él no quiere trabajar, nosotros tenemos alternativas para la historia. Pero yo no le echo de menos”, concluye el guionista antes de preguntarle al interlocutor si él lo echa de menos. La ausencia de Bruno ni siquiera es mencionada en la serie, pero los fans pueden estar tranquilos: el epílogo de la serie original ya dejó claro que Pol Rubio y Bruno Bergeron estaban destinados a acabar juntos.
El fin de una era
El final de la segunda temporada deja entrever que la historia de Sapere Aude llegaría a su desenalce. Movistar+ lo confirmó antes del estreno. “Se acaba la universidad y se cierra el círculo. A mí me gusta acabarlo así porque creo que es un final optimista. Si te pones estricto, puedes continuar, pero estoy muy contento de haber acabado así un viaje que empezó en 2015 con Merlí. Hemos hecho un tono más adolescente en la serie original, mezcla entre juvenil y adulto en la primera temporada de Sapere Aude y un relato más adulto en la temporada final. No quería hacer un spin-off de Pol convertido en Merlí con 25 años. Prefería explicar el proceso de maduración del personaje en la universidad y ya hemos cumplido ese objetivo”, concluye Lozano, sobre una idea y un personaje al que ha dedicado seis años de su vida. Ahora ha llegado el turno de que la fiel audiencia se despida para siempre de Pol Rubio.
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