El cine y la televisión suelen tardar en reaccionar y mostrar en sus producciones las cosas que pasan en nuestra sociedad. Normalmente es simplemente un problema de tiempos. Un proyecto debe financiarse, aprobarse, rodarse y encontrar una fecha de estreno, algo que siempre se alarga y que hace que muchas veces la ficción audiovisual llegue tarde a los debates. Al contrario que el teatro, siempre tomando el pulso a la realidad, las series y el cine no suelen rendirse a hacer obras ‘de urgencia’.
Por eso tiene más mérito que exista una serie comoThe Good Fight, que se ha aupado como la ficción que mejor habla del mundo actual. Con su antecesora se podía decir que, como Los Simpson, se anticipó a varios debates ocurridos posteriormente -ese secuestro de empresas por hackers y pagar por bitcoins fue premonitorio-, pero ahora se meten en el barro de los problemas de nuestra sociedad casi a tiempo real.
La capacidad de los King de localizar los focos de actualidad y convertirlos en tramas de la serie han tocado cima en esta quinta temporada. No ha sido la mejor (tras un comienzo prodigioso se atascó un poco y sus últimos episodios no supieron remontar aunque siguieran siendo notables), pero sí ha sido la que mejor ha tomado el pulso del mundo real y en un momento tan delicado y problemático como este 2021, tras salir de una pandemia que ha cambiado y acelerado muchas cosas.
Con el covid, las series tuvieron que tomar una decisión clara, hacer como que nada había pasado o introducirlo en sus tramas. Lo que ha hecho The Good Fight es la muestra de que ahora mismo no hay una serie como esta. Primero, con un primer episodio fantástico, resumieron todo el año de confinamiento y pandemia. Con la forma de un 'Previously', el clásico refrito que se pone antes de cada capítulo para que el espectador recuerde las claves de los episodios pasados, la serie contó cómo sus personajes se habían enfrentado a todo lo ocurrido en su país.
Parece una tontería, pero en una serie que se basa en la actualidad política y social, era clave enfrentarse a este dilema. En 50 minutos hubo tiempo para todo: el confinamiento, el auge de la extrema derecha (más todavía), la derrota de Trump, el Black Lives Matter, el asalto al capitolio… sentaba, además, las bases para lo que sería la temporada, que analizaría las consecuencias de ese año en todos nosotros.
En los siguientes episodios se han ido radiografiando temas que estos meses están en boca de todos. Violencia policial, racismo, cultura de la cancelación, ofendiditos, abuso de poder, adoctrinamiento, límites del humor, plataformas de contenido, los derechos de autor en época de Tik Tok… Todo metido de forma natural, sin calzador. Es increíble como la mayor polarización entre los ciudadanos también ha llevado a una trama que es raro que hasta ahora no hubiera ocurrido.
Diane, la demócrata feminista, nunca se había planteado su relación con Kurt, un repúblicano defensor de las armas. Pero el asalto al congreso, el extremismo republicano, el alentar un golpe de estado como se vio a comienzos de este año, hace que por fin se lo pregunte. No es una pregunta baladí, ¿podrías estar con alguien que no sólo piensa diferente que tú en cuestiones del día a día, sino en temas como el racismo, el feminismo o incluso en defender a posibles golpistas?
Otro de los temas que ha tratado de manera frontal es el de las fake news. Desde las noticias y rumores que emite una cadena como Fox News, dedicada a atacar a cualquier demócrata con relevancia incluso rebuscando o inventando su vida privada, hasta la forma de utilizar las redes sociales o blogs para destruir a un rival.
Pero si en algo se ha mojado esta temporada es en su visión de la justicia. El tribunal 9 ¾ que comanda Mandy Patinkin ha servido para dejar claro que tanto en EEUU como en España la justicia no funciona. No hay confianza en el sistema judicial, que siempre se ve cómo favorece a los poderosos y deja tirados a los que no lo son.
Eso sí, los King no dan puntada sin hilo, y tampoco idealizan ese sistema fuera de la ley. Hay que conseguir un sistema justo, no uno que se base en principios aleatorios y en el que, por supuesto, la entrada del dinero de una plataforma convierta en un show. La política espectáculo como otro de los temas que ha tratado una serie que ha demostrado que muestra el mundo actual mejor que nadie y que culmina su trama estrella con una reflexión tan certera como dolorosa: la extrema derecha es capaz de apropiarse los movimientos populares que surgen de la desconfianza y el cabreo, la única solución es cambiar el sistema por uno justo.
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