Los hermanos Joel y Ethan Coen no solo son dos de los mejores cineastas de todos los tiempos, sino que cuentan con películas en su filmografía realmente originales e innovadoras. Desde su manera de renovar un género como el del neo-noir a su inconfundible sentido del humor, ambos son incluso mejores si cabe cuando llega a sus manos una novela que ya era popular para adaptarla al lenguaje cinematográfico. Y si, además, juntas su talento con el de actores como Javier Bardem, es posible que el resultado sea tan impresionante como el de No es país para viejos.

Se trata de una de las mejores interpretaciones del actor en toda su carrera y por la que además fue reconocido con su primer y único Oscar a Mejor actor de reparto en el año 2007. También es la adaptación de la popular novela de Cormac McCarthy del mismo nombre, que ese año también cosechó las estatuillas a la Mejor Película, dirección y guion adaptado.

No es país para viejos cuenta la historia de Llewelyn Moss (Josh Brolin), un hombre que por cuestión del azar acaba encontrándose un día una maleta llena de dinero en medio de una escena del crimen. Él no lo sabe, pero en su interior alguien ha colocado un dispositivo de seguimiento. Se trata del sicario y psicópata Anton Chigurh (Javier Bardem), que es contratado para recuperarla. 

Un villano inolvidable

Aunque la película sea sobradamente conocida y destaque entre todas las que han hecho los hermanos Coen, lo cierto es que la novela también está escrita por un autor conocido por crear historias perturbadoras que entremezclan lo policiaco con el neo-noir y el western con ciertas referencias a la cultura estadounidense.

Muchas de las mejores obras de Cormac McCarthy han sido clasificadas como clásicos modernos y también tiene muchos libros que se consideran inadaptables debido a su forma de narrar tan subversivas y a su diseño de personajes. De hecho, aunque los Coen se mantuvieron muy fieles al texto original, la película incorpora ciertos cambios a la hora de adaptar el material del que partía.

Una evidencia la encontramos en la manera que tiene la película de presentar al personaje de Bardem como un enigma y como alguien que no da ninguna explicación sobre sus motivaciones. Lo cierto es que McCarthy mantiene la ambigüedad en el texto también, pero sí que aporta ciertos detalles sobre su mundo interior, dándole una pista a los lectores sobre cómo funciona su mente.

En un momento del libro, Chigurh se describe a sí mismo como un "instrumento", sugiriendo que es un mero agente del destino que se dedica a seguir órdenes y a causar la muerte. Sin embargo, la película trata de profundizar en su naturaleza y acaba dando con un personaje realmente despiadado que parece sacado de un western clásico y que además se podría escoger entre los mejores villanos de la historia del cine.

Y todo esto se eleva gracias a la interpretación de Bardem, que hace de esta película un clásico contemporáneo a través de un villano sádico y sin ningún tipo de empatía. Es sin duda un personaje inolvidable y quizá el mejor trabajo del actor hasta ahora.