Después del gran éxito que tuvo Cinco lobitos para el cine español, Alauda Ruiz de Azúa debuta en televisión con Querer, una miniserie con un discurso muy claro sobre la violencia machista que acaba de estrenarse en Movistar Plus+.
A lo largo de los cuatro episodios que la componen, la ficción cuenta cómo, tras 30 años de matrimonio y dos hijos en común, Miren (Nagore Aramburu) abandona el domicilio conyugal y denuncia a su marido (Pedro Casablanc) por violación continuada. Esta grave acusación obliga a los hijos (Miguel Bernardeau e Iván Pellicer) a elegir entre creer a su madre o apoyar a un padre que defiende su inocencia. Un viaje familiar que avanza en paralelo al judicial con un mismo objetivo: conocer la verdad.
Con motivo del estreno de Querer, EL ESPAÑOL habló con su creadora Alauda Ruiz de Azúa sobre el momento en el que llega una serie de estas características, las diferentes decisiones creativas que se tomaron durante el proceso de producción y el papel de la ficción como un espejo de la sociedad.
La serie se estrena en una época que la hace estar incluso más conectada con el presente y la actualidad, pero ¿cuál fue la chispa que te encendió a ti en particular para contar esta historia?
Bueno, cuando empezamos a rodar fue como hace año y medio, y no había pasado nada de lo de Gisele Pelicot, pero no sé, creo que había algo, estaba en el ambiente. La conversación sobre el consentimiento ya estaba en el aire y fue como 'bueno, ¿qué terreno está sin explorar?', pues la violencia sexual en el matrimonio.
Había habido casos mediáticos, había mucha conversación sobre el consentimiento, pero de la violencia sexual en el matrimonio no se estaba hablando todavía y a mí, cuando me llega la sinopsis de uno de los productores de la serie y veo que tiene interés en contar esta historia de una mujer que denuncia a su marido por violación dentro del matrimonio la conecté con el tema del consentimiento y con todo un terreno por explorar.
Hay como un escenario final de violencia sexual que parece que es más fácil de juzgar, pero cómo se llega a este escenario cuando estás en un matrimonio de 30 años, cuando vienes de un noviazgo de toda la vida, en el que habrá habido relaciones consentidas o afectos... ¿Cómo se pasa de eso a una denuncia por violación? Fue así, tratando de responder a más preguntas.
Habéis elegido retratar al agresor como una persona "normal", un marido, padre de familia... ¿Fue algo intencionado? ¿Te planteaste hacerlo de otra manera en algún momento?
Bueno, sí, porque sobre todo yo tengo una perspectiva muy humanista de lo que hago, de intentar entender el lado humano y complejo y, por supuesto, la dimensión política y ética de tratar de entender.
Pero claro, cuando nos pusimos a escribir la serie y empezamos a documentarnos, nos dimos cuenta de que una de las cosas más habituales que ocurren con la violencia sexual dentro de una pareja es que es más difícil de identificar precisamente porque el agresor es tu pareja, tu marido, tu novio o un compañero de trabajo y que, por medio, están todos sus afectos y toda esa historia común. Es muy difícil de repente identificar que esa persona es el agresor.
Se dificulta como esa comprensión de que lo que ha ocurrido puede haber sido un abuso, especialmente si no hay una violencia física muy evidente. Y eso me parecía muy interesante, porque ya habíamos hablado mucho del acoso sexual y también de forma peliculera del típico psicópata enmascarado en el callejón a las tres de la madrugada, pero no tanto de cuando la violencia la comete alguien de tu entorno cercano, alguien al que le puedes tener afecto.
Querer transcurre en el norte de España y puede que este clima ayude a crear el clima tan claustrofóbico que hay en la serie. ¿Por qué elegir este lugar para situar la historia?
Envío familiar siempre de lo único de buscar el vínculo con el ajeno porque no es cómo va a sonar natural en ahí. Pero también sé que pienso que el estado de ánimo. Los pelos de punta que están por todas partes en querernos de bueno. Es un saber en el que has perdido algo para que el invierno no está todo como sí quiero decir, otra clase de alta sierra. Aunque la violencia de género es transversal, sí que añade un componente interesante a esta historia en.
Constantemente, la serie intenta alejar el foco de la víctima, pero como ocurre en la vida real, somos consciente del lapidario cuestionamiento al que se la somete, aunque sin caer en retratar la violencia de forma explícita. ¿Tenías claro que no querías mostrarlo en pantalla?
Sí, esa fue las primeras decisiones que tomé. Y había algo de riesgo ahí, porque recuerdo que lo hablábamos con nuestros guionistas y pensábamos que el espectador puede sentir que no tiene la certeza. Aunque yo creo que era mucho más interesante hacer que el espectador rellene los huecos y construya el viaje.
También había algo como intentar evitar los lugares comunes. Sabemos que las víctimas sufren, sabemos qué aspecto tiene el dolor y qué impacto nos genera. Pero me parecía mucho más interesante entender por qué se produce esto, qué consecuencias tiene y por qué es tan difícil hablar de ello. Queríamos girar en torno a lo que ya hemos visto antes.
Una de las frases que quizá permanecerán en la mente del espectador al terminar de ver Querer es la que dice que "el miedo es invisible". ¿Crees que tendemos a priorizar la presunción de inocencia en vez de ir más allá?
Sí que creo que hay cierta resistencia y que pasa una cosa poco paradójica, que es esta conciencia colectiva de que, aunque entendamos que la violencia sexual es estructural y específica contra las mujeres, cuando nos llegan los casos concretos en el entorno laboral, en el vecindario de nuestra casa, en nuestra familia, surge esta lupa de la sospecha y nos ponemos a cuestionarlo.
Por eso también es muy curioso ver cómo los personajes hablan de esto en la cocina de su casa, porque la intimidad de la familia es mucho más visceral y tiene un discurso más social. Esto es muy específico de la violencia sexual y aunque dificulta mucho que se pueda contar. Porque claro, cómo vas a contar algo traumático si tú ya percibes que tu entorno lo que hace es interrogarte o cuestionarte o minimizarlo, o simplemente decirte que igual no lo has entendido bien. Este tipo de cosas son muy habituales.
Pensé que si contábamos el viaje de Miren y retratábamos muy bien cómo son sus mecanismos desde fuera, pues al final del viaje el espectador iba a entender mejor que no, que ese no es el sitio desde el que se puede escuchar a una víctima, que tiene que identificarlo, contarse a sí misma lo ocurrido, asumirlo... Eso explica en parte por qué has tardado en contarlo. Es que claro, cuéntaselo a los demás, que de entrada te escuchan cuestionándolo.
¿Cómo ha sido el proceso de desarrollar el papel de los hijos en la historia y la manera en que se ven obligados a posicionarse entre su padre y su madre?
Para mi, el de los hijos es un viaje muy interesante, porque creo que de alguna manera, todos nos podemos sentir interpelados a través de ellos, en esa sensación de lo que heredamos de la familia. Eso siempre me ha llamado la atención, lo que nos toca con nuestra familia, esa educación afectiva que tenemos desde niños. También que vivimos un relato sobre cómo es nuestra familia y que luego llega el mundo adulto, donde quizás empiezas a cuestionar y ves a tu familia desde otro sitio.
En el caso de esta historia es todavía más dramático porque el relato familiar que tú tenías en la cabeza era el de una familia tradicional normal, donde tus padres discutían mucho. De repente tu padre se transforma y surge la posibilidad de que todo este tiempo fuese un agresor.
Lo que haces como hijo es muy complejo porque, incluso aunque creyeras a tu madre, dudas y piensas '¿por qué no lo decía?', '¿a quién creo y por qué?'. Para los hijos es un viaje muy complicado y que nunca se termina de resolver, porque es una apuesta que hacen sin tener la certeza absoluta. Y tener que ver los patrones del padre a través del hijo se pensó para que pudieras entender un poco lo que ellos han vivido en un lugar normalizado, en casa.
En la serie, hay una escena concreta que transcurre en una cocina, donde dos personajes hablan sobre lo ocurrido y que puede servir como espejo de lo que ocurre en la sociedad. ¿Es Querer una forma de denuncia?
Sí, yo creo que la serie retrata puntos de vista muy distintos, pero una de las ideas también era esa, ver el discurso que hay alrededor, desde lo más visceral. Porque al final hay algo en juego, es tu familia, tu hermano, es alguien que conoces. A partir de ahí salen lo prejuicioso y todos los tópicos del fichero. Era interesante simplemente mostrar eso, porque es realista que pase, y ver si nos reconocemos ahí.