Elsa Pataky se ha ido a Australia no solo a cazar arañas, hazaña que muestra en sus redes sociales y que obviamente se volvió viral; también a protagonizar la primera producción de la plataforma Netflix en aquel continente, donde nació su marido, el actor Chris Hermsworth. Es la protagonista de La tierra de las mareas, una serie de ocho episodios que combina el thriller, el drama y la mitología marina de sirenas, tritones y otros seres del mar. Como decía Homero en la Odisea, el canto de las sirenas hechiza a los hombres que ya nunca regresarán a su hogar. Algo así hace Elsa Pataki en esta ficción adictiva y muy loca.
Es como si Los vigilantes de la playa tuvieran una versión australiana y un trasfondo mitológico. La tierra de las mareas es un guilty pleasure lleno de torsos desnudos, rubias, cuerpos fibrados que pasean por las playas australianas, tienen el pelo lleno de salitre y mantienen sus tentáculos sobre todo lo que pasa en sus aguas jurisdiccionales. Es decir, ellas controlan a los hombres que se encargan de hacer los trapicheos con tesoros hundidos en las profundidades y con la droga que llega a las costas en las cajas de pescado.
En realidad, la serie está protagonizada por la actriz Charlotte Best, que interpreta a una joven que sale del reformatorio y regresa a su pueblo natal, Orphelin Bay. Allí tiene que lidiar con su madre, que la denunció de niña, y con la rareza de todos sus habitantes. Los flashbacks de su infancia nos permiten averiguar sus traumas y encajar un suceso que acaba de suceder: la aparición de un muerto en la playa. Y ahí La tierra de las mareas pasa a parecerse a Fariña, porque esa muerte va a destapar el contrabando de drogas del que viven todos los habitantes del lugar.
La venta de drogas y la búsqueda de tesoros marinos es lo que pretende controlar Elsa Pataki, que interpreta a Adrielle Cuhbert, la misteriosa líder de un grupo de seres mitad humanos y mitad sirenas que viven en la bahía. Completan el reparto los actores Aaron Jakubenko, Peter O'Brien, conocido por su papel en la saga X-Men, el brasileño Marco Pigossi y el neozelandés Mattias Inwood. Lo más interesante de estas sirenas es que conforman un matriarcado donde los hombres son utilizados a su antojo, para sus beneficios económicos. ¿Cómo los dominan? Pues muy fácil, adaptando aquello que decía Homero del canto embaucador de las sirenas, al sexo entre especies. Es decir, cada vez que tienen sexo con un hombre, éste se pliega a sus favores.
La serie venía avalada por la premiada productora Hoodlum, creada por Stephen M. Irwin, autor de la serie Secretos y Mentiras, y por Leigh McGrath. Su inclusión en Netflix parece toda una estrategia, ya que rivaliza con otra serie de sirenas que se ha estrenado este año, pero en HBO, la plataforma rival de Netflix. Siren ha sido una de los productos más vistos de la plataforma, gracias a la historia de una sirena que sale del mar para buscar a su hermana, raptada por un hombre. Oscura y retorcida, comparte con la serie de Netflix el misterio y la convivencia tosca entre humanos y seres del mar y, además, que ambas ficciones están bastante lejos de una de las películas con sirenas más icónicas: Un, dos, tres, splash, con Daryl Hannah. Eso sí, La tierra de las mareas tiene el aliciente de ver las playas australianas y a Elsa Pataky.
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