El 13 de marzo de 2020 España asistía a un momento histórico. Ese viernes Pedro Sánchez declaraba un Estado de Alarma que se acabaría alargando mucho más de lo que (casi) nadie imaginó. Al otro lado del Atlántico, en ese mismo momento el reparto de la serie Euphoria, ajenos a lo que estaba pasando en Europa, colgaba fotos en las redes sociales de la primera lectura de su esperada segunda temporada. La actriz Zendaya y el director Sam Levinson estaban destinados a pasar juntos los siguientes meses dando forma a la historia de Rue, el papel por el que la actriz afroamericana hizo historia el pasado mes de septiembre ganando el Emmy a la mejor actriz. 24 horas después de esa primera toma de contacto con los guiones, HBO anunciaba su decisión de posponer de forma indefinida la grabación de los nuevos episodios. Adiós Euphoria, hola Malcolm y Marie.
Nueve meses después, como si de un embarazo llevado a buen puerto se tratara, SERIES Y MÁS asiste a la presentación virtual del primer gran proyecto rodado en Hollywood durante la cuarentena. “Por primera vez en mi carrera he hecho una película a la inversa. El único lugar de California que nos dejaba rodar era Carmel, así que teníamos que hacerla allí. Era preferible hacerlo todo en una sola localización para respetar las normativas del COVID-19. También pensamos que debíamos tener un elenco pequeño, una pareja si era posible”, recuerda el director sobre el atípico proceso de preproducción de su primera película desde la radical Nación salvaje. Estaba claro quién sería el 50% de esa pareja. “Yo hablo con Sam todo el tiempo”, reconoce Zendaya, el primer ídolo de Hollywood para la generación Z. Es una de las pocas personas con las que siento que puedo hablar de cualquier cosa. Puedo compartir lo que sea sin sentirme estúpida. Él hace lo mismo conmigo”.
La pandemia aceleró la primera película de los principales artífices, pero la intérprete de 24 años ya había tenido la idea de volver a hacer algo juntos cuando acabara la temporada de Euphoria. “Algunas veces sientes que la gente no te escucha o no respeta tus opiniones. Especialmente, siendo una mujer joven y negra en este negocio” confiesa una estrella infantil de Disney que lleva en la industria del espectáculo la mitad de su vida. “No te toman en serio. Quizás no tenga tanto conocimiento sobre cine o experiencia, pero creo que mi creatividad y mis opiniones pueden afectar a mi trabajo. Me encanta que Sam me escuche”.
Malcolm y Marie es la historia de una discusión entre un director de cine y su novia, una actriz frustrada y con un pasado de adicciones. Levinson necesitaba un detonante que sacara a la luz los problemas enterrados de la pareja. “Voy a confesarlo: me olvidé dar las gracias a Ash [Ashley Lent, la esposa con la que tiene dos hijos] en la premiere de Nación salvaje. Fue una película tremendamente difícil de editar. Ella estaba dolida. En teoría solo hablamos en el coche mientras volvíamos a casa, pero en mi cabeza tuve mil conversaciones sobre ello en la que aparecían mi culpa, mis ansiedades… Fue el principio de esta idea”. Zendaya fue fial a su palabra y se subió al proyecto inmediatamente. “Nunca había tenido la oportunidad de estar en un proyecto desde el origen de un proyecto. Literalmente. Nunca había estado tan involucrada creativamente en algo”. El siguiente objetivo era encontrar a su partenaire.
Levinson había conocido a John David Washington en 2018 en el Festival de Sundance, donde el actor presentaba Monsters and Men antes de convertirse en el protagonista de directores estrellas como Spike Lee y Christopher Nolan. Ambos compartían historia de orígenes, además. El actor es hijo de Denzel Washington. El padre del director es Barry Levinson, el oscarizado director de Rain Man. “Le llamé por teléfono directamente y le mandé las primeras 20 páginas”, recuerda Levinson hijo. “Era curioso: J.D. venía de hacer Tenet, la película más grande del año, y yo le estaba ofreciendo hacer la más pequeña”. “Es curioso escuchar a Sam hablar de esa llamada de teléfono”, ríe el protagonista de Infiltrados en el Kkklan. “Yo estaba en un momento de incertidumbre en el que no sabía que iba a pasar. Empecé a leer el borrador de Malcolm y Marie y flipé. Después de leer un guion siempre se lo enseño a mi madre [Pauletta Washington, actriz ocasional vista por última vez en 2019 en la serie de Netflix Nora Darling]. ¡No se podía creer que Sam hubiera escrito eso!
Al director no le tembló el pulso a la hora de presentar una reflexión mordaz y por momentos agresiva sobre el lugar de la crítica en la industria cinematográfica (algo que, por cierto, podría explicar por qué la crítica estadounidense, al revés que la española, ha sido tan duro con la película). “No creo que la crítica no sea importante”, avisa el director. “Creo que es tan importante como el hecho de rodar en sí mismo para el futuro del cine. Pero creo que lo que hace que la vida valga la pena es tener la posibilidad de tener estos debates”.
No es la única conversación que generará una película que, en la época dorada de los dramas de parejas rodados en blanco y negro por directores como John Cassavetes, da la oportunidad a dos actores afroamericanos de interpretar personajes que históricamente no hubieran recaído en ellos. “Decidimos financiar nosotros mismos la película. La idea de no tener que responder ante nadie más que nosotros era muy emocionante. Me gustaba la idea de lidiar con el lugar en el que estamos culturalmente, con lo que puedes decir y lo que puedes hacer”.
“Nunca pensé que siendo tan joven sería capaz de hacer algo que me haga sentir tan orgullosa. No es ya que sea emocionalmente 'Malcolm y Marie' sea mía, sino que de verdad es mía. Tener una responsabilidad desde un punto de vista empresarial, aprender a hacer una película desde el otro lado, ha sido un sueño”
Hollywood es una industria en la que históricamente ha habido directores y productores blancos que se han beneficiado de relatos sobre la comunidad negra sin que los beneficios repercutieran a estos últimos. Muchos se llevaron las manos a la cabeza cuando Viola Davis se lamentó públicamente de que a Criadas y señoras (película dirigida, escrita y protagonizada por gente blanca) en realidad no le importaba tanto la experiencia afroamericana en general, y la de las criadas en particular.
El director y productor se adelantó al problema, invitando a sus actores a participar en la producción: pondrían parte del dinero, pero también se llevarían los beneficios si los había. “Nunca pensé que siendo tan joven sería capaz de hacer algo que me haga sentir tan orgullosa y con gente que respeto… y tener autoría sobre ello”, declara una emocionada Zendaya. “No es ya que sea emocionalmente Malcolm y Marie sea mía, sino que de verdad sea mío. Tener una responsabilidad desde un punto de vista empresarial, aprender a hacer una película desde el otro lado. Esta película ha sido un sueño”.
Levinson, Washington y Zendaya pusieron en marcha la película con una idea en mente: crear una estructura empresarial que beneficiara a todos los que habían hecho la película, incluyendo al equipo técnico que la había sacado adelante en tiempos de crisis. “Normalmente”, explica el director, “quien financia una producción se queda directamente con el 50% de los ingresos. Nosotros queríamos que si la película iba bien, todo el mundo saliera beneficiado. También pactamos un porcentaje de los beneficios a la organización Feeding America, que estaba ayudando a miles de estadounidenses en una de las mayores crisis económicas y sociales en la historia de Occidente. La película salió bien. Después de una subasta en la que participaron todas las grandes plataformas de streaming, Netflix se hizo con la película a cambio de 30 millones de dólares, mucho (mucho) más de lo que se habían gastado sus responsables en hacerla. Al final hubo final feliz para Malcolm y Marie.
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