Es la noticia del día. Este miércoles no se ha hablado tanto de la vacuna, o de los contagios, sino que todo el foco mediático se lo ha llevado ella, la Princesa Leonor. La Casa Real ha comunicado que la heredera al trono estudiaría su bachillerato fuera de España. Exactamente en Gales (Reino Unido), en la prestigiosa UWC Atlantic College de Gales, Reino Unido. Se trata de un colegio privado internacional y miembro del movimiento UWC ubicado en el Valle de Glamorgan. Los Reyes han querido aclarar que serán ellos los que desembolsen los 76.500 euros que cuesta cada curso en esta institución.
Más allá de la polémica, lo curioso es que Leonor no es la primera heredera a un trono que a la que mandan a Gales a estudiar. Cualquiera que haya disfrutado de la estupenda serie de Netflix The Crown sabrá que el príncipe Carlos se fue a Gales en 1969 a cursar un trimestre de la universidad. Exactamente a Aberystwyth. No fue una decisión casual. La Reina lo manda en los meses previos a su investidura como Príncipe de Gales, con apenas 20 años, y con las relaciones institucionales con la nación británica más tensas que nunca. Se trata del sexto capítulo de la tercera temporada, de nombre Tywysog Cymru, que no quiere decir otra cosa que Príncipe de Gales en lengua gaélica.
En aquel tiempo la labor de Carlos era más institucional que académica. No fue allí porque fuera la mejor universidad, sino porque debía familiarizarse con una zona cada vez más pobre y con un nacionalismo creciente. Su llegada desata una oleada de protestas. El heredero es persona non grata, y debe revertirlo. Es su prueba de fuego. Esta tercera temporada es en la que el espectador logra empatizar con Carlos para luego odiarle en la cuarta temporada con la llegada de Lady Di.
Aquí se muestra su labor conciliadora. Este capítulo, uno de los mejores de la temporada, es un canto a la plurinacionalidad del Reino Unido y cómo el heredero fue uno de los pocos en entenderlo. Para hacer el paralelismo más exacto, lo que pasó con Carlos es como si Leonor hubiera sido mandada a un pueblo de Girona a estudiar para limar relaciones con el creciente independentismo. Puede parecer algo exagerado, pero ese fue el movimiento que tomaron de forma estratégica por petición del Primer Ministro Harold Wilson. Aquella visita debía terminar con su discurso como Príncipe de Gales, un parlamento que dio en gaélico. De hecho, en una conexión extraña entre realidad y ficción, Leonor es Princesa de Girona igual que Carlos lo era de Gales.
No sólo debía aprender el idioma, sino también su cultura, tradiciones y su gente. The Crown muestra cómo para conseguirlo se le asignó al profesor Edward Millward, republicano, nacionalista e independentista galés. Dos opuestos que parecían destinados a odiarse. Pero la serie creada por Peter Morgan siempre encuentra el equilibrio, y muestra cómo ambos se entendieron y vieron todo desde el punto de vista del otro.
En abril del año pasado el profesor Millward fallecía y Carlos envió un comunicado público en el que afirmaba encontrarse "profundamente apenado con la noticia" y que "guardaba muy buenos recuerdos del tiempo que pasé en Aberystwyth con el Dr. Millward, aunque me temo que no fui el mejor estudiante, aprendí mucho de él sobre la lengua galesa y sobre la historia de Gales". Una muestra más del vínculo que se formó entre ellos, tal como relata la ficción de la plataforma.
Como siempre en The Crown, hay un final épico para el episodio, y no es otro que el discurso en gaélico en el que destacaba el "gran honor de ser recibido en Gales" y haber "abierto los ojos a la perspectiva galesa". "Gales tiene una historia de la que estar orgullosos, y es completamente comprensible que los galeses deseen conservar su herencia, su cultura, su identidad, su disposición y su personalidad como nación. Es importante que respetemos eso. Gales tiene su propia identidad, su propio carácter, su propia voluntad. Su propia voz ". Un momento que no agrada a la reina, que durante tres temporadas nos ha recordado cuál es la misión más difícil de la monarca: nunca mostrar una opinión política.
El resultado de aquel momento histórico fue un récord de audiencia. Más de 500 millones de personas sintonizaron la BBC en todo el mundo y fueron testigos del momento en el que el Príncipe Carlos, con sólo 20 años, se convertía oficialmente en el heredero al trono. Quién sabe si Leonor vuelve hablando gaélico cuando acabe su bachillerato en el extranjero.
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